Hola, os dejo por aquí lo que he escrito esta semana.
Aguantando una aguda y nerviosa risilla,
se descalzaba silenciosa la mañana,
antes de atravesar dulcemente
el marco de las ventanas.
Blancas, las paredes se hacían grises
al paso del blanco de sus delicadas manos,
mariposas nacidas en una tierna alborada,
que acariciaban la plácida mirada de aquellos
que en su lecho abrazan oníricas liras
y suspiran despechados, por la belleza
de algún amor anhelado.
Apacible y viejo, acompañaba el viento con su cante,
canciones centenarias, jamás cantadas.
Acuarelas, con las que ella
garabateaba sonrisas entre sábanas
y mejillas rosadas para que las oreara el solano
del mediodía cuando marchara.
Ese día, se tostaban de gozo
las pálidos trigales de las angustias pasadas
conforme se cubrían sueños
con anaranjados nubarrones llenos de flores,
conforme se endulzaban sonrisas
hasta en las más agrías camas.
Y ese día, vestida con dolores
y tristezas cosechadas; la más dulce ya se iba,
dando saltos y alegres risotadas,
cuando todos, sin saberlo,
despertaban con algo perdido
floreciendo nuevamente sobre sus caras.
¡Ay de mí, que sólo pude ver su sombra
reflejada un instante en la almohada!
Un saludo!