Me ha llegado al alma...anarquía pura vs inflexibilidad. El resultado de coger a Dios, dividirlo en dos y llamar a cada una de esas partes Jin y Mugen. Los secundarios, en ocasiones, se hacen entrañables al intentar acercarte a esa cultura del honor en la que estaba basado Japón antiguamente. Las peleas son espectaculares y merece destacar los dos capitulos de la asesina ciega (cuyo nombre no recuerdo), que son obras maestras. A destacar también la actitud de los protagonistas ante la adversidad, que no se achican ante nada. Y lo que caracteriza a la serie, a mi parecer, es el estilo libre de lucha de Mugen. Mezclando break-dance con capoeira acompañado de su katana de 20 estrellas. Un 10