Siento postear esto en literatura, sé que están todos los foros masificados por la atrocidad que ha sucedido...
Vengo de la manifestación de Alcalá de Henares. Podría decirse que ha sido mi primera manifestación. Ya fui a las de la guerra de Irak, pero aquello no fue nada comparado con esto... Hoy no hemos ido a clase, a pesar de impartirse, pues creímos todos más importante alzar nuestras voces. Alguien repartió pintura blanca para nuestras manos, yo la extendí por mis palmas, templada, como sangre descolorida. LLovía, pero cerré mi paraguas para poder mostrar mis manos y aplaudir. Compañeros, gente dolida, con nombres pintados temblorosos en la frente, en su memoria. Pancartas y banderas se agitaban sobre nosotros. La lluvia ya no tenía importancia. Presidiendo orgullosos a la multitud, portábamos los de mi insituto una pancarta, cogidos de la mano, cantábamos alrededor de las velas encendidas en el ayuntamiento. Hoy no importaban las diferencias entre nosotros, ni si quiera que no supieramos nuestros nombres... Poco a poco, la multitud nos empujaba hacia atrás, impidiéndonos ser protagonistas. Acabé unas cuantas filas atrás, pero no importaba; nuestras palmas miraban al cielo. Un amigo me subió a hombros. Al mirar a mi alrededor pude ver la multitud... La plaza de Cervantes, centro de Alcalá, estaba lleno como jamás lo había visto. No pude evitar sentir una tremenda sorpresa y alegría, al ver que la gente, a pesar del mal tiempo, había salido con nuestro mismo fín.
Quería dar las gracias a todos aquellos que han salido a gritar contra la violencia, y animar a todos los aquellos que no lo han hecho aún, que lo hagan. Es gratificante.
Un recuerdo, una memoria, un beso, un abrazo, todos los minutos de silencio del mundo, todas mis lágrimas a todos aquellos pasajeros que murieron y están heridos... Mucha gente venía de mi ciudad...
Nuestras manos blancas son nuestras armas, a los terroristas.
Cuidaos!