Andrés corrió a casa. Seguramente faltaran un par de horas para el amanecer y el cielo se presentaba denso como el humo. Cuando estró su madre aún trabajaba. Se sentó en la silla cerca del fuego y esperó mientras los gemidos de la habitación le interrumpían los pensamientos. Se acordaba de la casa, de la sangre que saltó de la nuca de aquel hombre, de los ojos de Paul clavados en la cara de aquel hombre.
Echó una ojeada a la casa. Todo como siempre, tres sillas, un silloncito, la chimenea, la puerta de la habitación, los marcos con las fotos de su padre y el horroroso papel marrón de las paredes. Nadie se había acordado de que era su cumpleaños.
Se acordó de su padre. Recordó como iba vestido el día que se apuntó a las milicias. Sus cartas desde el frente, las penosas semanas hacia el exilio. No tardó ni tres días en apuntarse a la Resistencia. Al principio a los españoles se les trató con indiferencia, pero el respeto vino de la mano de la experiencia. Los españoles habían estado ya en una guerra, y venían con la sangre del frente hirviéndo en sus venas. Luchaban con valor. Así luchó su padre, hasta que murió. Recordó el día en que se lo dijeron y como le había prometido que él también lucharía por la libertad.
La puerta de la habitación se abrió. Primero salió la madre, que como de costumbre saludó a su hijo y también como de costumbre no obtuvo respuesta alguna. Después salió el oficial alemán terminándo de abrocharse el uniforme. Saludó a Andrés. Ninguna respuesta
-¿Es que en tu país no os enseñan a tratar a los oficiales?
Andrés callaba.
-Maldita mierda de rojo español- Restalló el oficial, y le agarró por el pelo y por el cuello- Da gracias que tu madre es buena, sino tu muerto hace tiempo
Y le golpeó fuerte en el cuello con la mano, y sacó la pistola y le golpeó con la culata en la cara.
-Eres mierda de niño malnacido-Escupió- Vete infierno
Salió disparado mientras daba órdenes a una patrulla de alemanes que pasaba por la calle.
-Ese hombre nos da de comer.
-Ese, y otros muchos.
-El teniente Hüber viene casi todas las noches. Él paga esa cena.
-A padre le debe de sentir muy bien en su tumba saber que te follas al enemigo- La madre le dió una bofetada
-Nuestro enemigos se quedaron en España, él no es tu enemigo, ésta no es tu guerra
-Hoy he comenzado con los hombres del bar, hoy he tenido mi primer trabajo
-Pues acabarás como el hombre que hoy ha matado Hüber. Un partisano en casa de un teniente. El otro escapó por los pelos. Dime ¿quieres acabar así? ¿Quieres acabar así?
Cuando escuchó eso Andrés se acordó de Paul y odió más a aquel sucio alemán.
-Seguiré yendo allí
-Él seguirá viniendo aquí