Ojeando en una clase el libro de lengua aparece un documento que leía y es del todo cierto poruqe muchos lo hacemos. El texto lo escribió una mujer Carmen Rigalt que trabaja para el Mundo.
-Lo malo de Mariano no es que se llamara como un hombre sino que lo parecía demasiado. Pero maldita sea, no era un hombre sino un ordenador. Cuando tuve conciencia del dislate ya no había remedio. Estaba tan metido en mi que había adquirido la categoría de uno de esos órganos sin los cuales es imposible sobrevivir. Un hígado, por ejemplo.
Cuando llegó a casa no tenía nombre, pero yo lo bauticé como se bautiza a un cocker antes de que haga su primer pipí en la alfombre.
Todos los varones que en su día significaron algo en mi biografía llevan el nombre de Mariano, ya fuera un perro, un novio o un ordenador.
Nombrar es una forma de poseer.
Bautizamos a nuestros animales y nuestros objetos preferidos para diferenciarlos de los animales y los objetos de otros y, especialmente, para subrayar la relación de propiedad que nos unen a ellos. Hay muchos cockers de color canela por el mundo, pero sólo uno se llama Mariano y da volteretas al gritode ¡Calle!. También hay muchos ordenadores iguales, pero sólo el mío se llama Mariano el ordenata y representa el poder hegemónico de la masculinidad.
Mariano el ordenata era como uno de esos hombres que al principio resultan amorfos, grises, sin capacidad para atraer la atención de nadie. Pero luego inviertes en ellos dinero y mimos, osea, les vas echando encima camisas de Ermenegilgo Zegna y corbatas de Armani, y al final hasta parecen algo. Con Mariano el ordenata sucedió igual: le instalé cedés, programas, megawatio tras megawatio, y cuando estaba hasta arriba de embellecedores, se colgó.
Mierda.
El último hombre que pasó por mi vida también se colgó (de otra) y me dejó con un palmo de narices, pero Mariano el ordenata sigue aquí, y su presencia me hace más difícil la vida. Las parejas se separan para evitar el crimen pasional, pero con Mariano el ordenata ha llegado demasiado tarde. Ayer lo arrojé por la ventana y ahora yace en el jardín, despanzurrado y abierto como el cadáver de una vieja.
Un informe hecho por la empresa Sosmatic revela que un 43% de los usuarios de equipos informáticos reacciona con violencia o la emprende a golpes con se ordenador cuando éste presenta errores.
Los técnicos, ante el incremento de los malos tratos a los pc, sugieren el siguiente lema: "No pegues a tu ordenador, él nunca lo haría".