Es verdad. Son un patrimonio de valor incalculable para la humanidad y siempre se han hecho verdaderos disparates con ellos. Deberían de endurecer las penas para pirómanos y especuladores de tantas maravillas que la naturaleza nos da y que no somos capaces de conservar y cuidar. Es una pena y un error gravísimo que a medio plazo pagaremos con todas sus consecuencias negativas (sequías, inundaciones, cambios climáticos, huracanes, hambres, enfermedades, plagas) y paro de contar para no alarmar más al personal.