Mateo

Estoy escribiendo un ensayo-relato-novela o como lo querais llamar. Lo cierto es q un amigo me dijo que lo publicase aqui para que la gente pueda opinar del realto y ver que os parece. Pues Eso, aquí viene, su título es

MATEO

“La venganza es el manjar más sabroso condimentado en el infierno.”
Sir Walter Scott

Capítulo 1: La vida antes

Mateo era un joven muy feliz aquel verano del 1339. Trabajaba en el campo tal y como lo hacía su padre, lo hizo su abuelo y toda su familia, pero eso no le importaba. Él estaba contento de haber conseguido lo que desde niño quería, casarse con Julia. Julia era muy guapa, todos lo decían, y era, desde hacia poca más de una semana, su mujer.

No le importaba trabajar en el campo para su señor, el Conde Alonso. Sabia que el conde era despiadado, algunos decían que era peor que el diablo, pero Mateo aceptaba la situación, si dios había querido que el conde fuese ese hombre y que Mateo fuese un simple campesino sus motivos tendría. De hecho si no fuera un campesino no habría conocido a Julia así que no tenía de que quejarse.

Aquella mañana era muy calurosa, el sudor caía por el rostro de mateo haciéndole parar cada diez minutos para secárselo de los ojos y así continuar con su labor. No oyó los caballos hasta tenerlos a su lado. Eran tres soldados que preguntaban por él:

- ¿Eres tú Mateo? – preguntó uno de ellos
- Si, ¿en que puedo ayudaros? – mateo fue muy amable puesto que reconoció el escudo del conde en las ropas de esos soldados.
- Venimos a llevarnos a tu esposa, el conde ha descubierto que se casó y aun no ha ejercido el derecho de pernada. – El derecho de pernada le daba al noble de las tierras a pasar la primera noche con toda mujer que se casase y le perteneciese, como era el caso de Julia.
- Pero, la noche de bodas ya paso, el conde no tiene derecho... – una patada le hizo callar de golpe.

Miro sorprendido al soldado que le golpeo, no lo entendía. ¿A que venia esto? Solo defendía lo que era justo. Mientras intentaba asimilar lo que iba a ocurrir se dio cuenta de que estaba sangrando. Julia era demasiado pura para ser entregada al conde, él, por más noble que fuera, no la iba a apreciar. Eso no era para nada justo. Un grito de los soldados le sacó de sus pensamientos:

- Maldito campesino, ¿como te atreves a decir a que tiene derecho y a que no tiene derecho tu señor? ¿Acaso te crees mejor que él, escoria?
- No pretendía… - Mateo se defendía sin entender aún porque, él no había hecho nada malo.
- El Conde se ha enterado de la boda, hacia tiempo que le tenía el ojo echado a tu mujerzuela y ahora solo pide lo que es justo ¿te parece eso malo? ¿no quieres contentar a tu señor?
- Yo no pretendía ofenderle, perdone mi ignorancia – Sus propias palabras le causaron más daño que la patada que le había dado el soldado, acepto su papel, el de escoria, el de alguien que no vale nada.
- Así me gusta campesino. ¿Dónde esta tu mujer? – Dijo el soldado, complacido de que Mateo se hubiese rendido.
- En la casa, preparando la comida – Dijo mientras señalaba una choza a escasos cien metros. Mateo no se percató de que Julia estaba fuera de la casa, mirando sorprendida todo lo ocurrido hasta ese momento. – Esta allí señor. – Se sorprendió de lo fácil que le resulto.

Los soldados miraron hacia donde el dedo de mateo señalaba. Complacidos se lanzaron al trote hacía la choza sin mediar más palabra con Mateo. Llegaron a la casa y empezaron a hablar con Julia, Mateo corrió hacia el lugar lo más rápido que sus piernas cansadas podían. Todo un día en el campo no ayudaba a ir deprisa. Al llegar a la altura de estos los soldados ya se iban, y no lo hacían solos, se llevaron a Julia. Mientras se alejaban solo dijeron:

- Mañana te la devolveremos campesino, mañana.

Mateo no pudo contener las lágrimas. No sabía que hacer, ¿esperar? ¿Esperar que esos malditos soldados regresaran con Julia? No era para nada justo. Odiaba eso. No le gustaba nada. Necesitaba hablar con alguien.

El cura del pueblo, Don Ramiro, era un tipo gordo y pervertido que sólo pensaba en como poder meterse en la cama con alguna viuda despistada del pueblo o, mejor aún, con alguna jovencita que buscase consejo “divino”. Estaba apagando algunas velas en su iglesia cuando le vio entrar. No se sorprendió al ver a Mateo entrar por la puerta “ese maldito campesino otra vez, ¿que querrá ahora?”, pensó para si, puesto que Mateo era un creyente ferviente que aceptaba su papel, el que dios le había dado.

- Hola Mateo, ¿Qué tal, como estás? ¿y Julia? – preguntó el párroco
- Se la han llevado padre, ellos, los soldados del conde se la han llevado – La voz de Mateo sonaba tan desesperada, tan llena de tristeza, de rabia contenida y de desconcierto que Don Ramiro no sabía que decir, cabe decir que tampoco sabía de que le estaba hablando.
- ¿Que dices? ¿Quién y porque Mateo? Habla claro por el amor de Dios.
- Los soldados del Conde. Se la han llevado. A Julia. El Conde exige su derecho de pernada, ¡y ha pasado una semana! – la voz de Mateo se alteraba por momentos.
- Bueno, las leyes dicen…
- ¡¡Al cuerno con las leyes!! – La respuesta agresiva de Mateo sorprendió tanto al cura como al propio Mateo, que nunca había mostrado ira en público.
- Mateo, estas es la casa de Dios, contente.

Mateo se derrumbó. Cayó al suelo de rodillas, llorando como un chiquillo. Solo repetía una frase “No es justo padre, no es justo”. Don Ramiro hizo mil esfuerzos para hacerle ver a Mateo que eso era normal, que el conde tenía ese derecho. Que no tenía razón de sentirse así, que debería sentirse… honrado.

- ¿Honrado? Será mejor que me marche padre, usted no lo entiende – Mateo contuvo las ganas de lanzarle un puñetazo a Don Ramiro. Se mordió la lengua para reprimir cualquier otra palabra y se retiró.

En un pueblo pequeño las noticias vuelan rápido. Todos, al paso vieron de Mateo, le vieron triste, destrozado. Hecho polvo. Nadie le dijo nada, todos lo sabían. También sabían que Mateo era un hombre bondadoso. Nunca hizo daño a nadie. Aceptó la muerte de sus padres y dijo a todos que ese era el deseo divino, que el incendio era la voluntad de Dios. Pobre Mateo. Su orgullo de esposo se torno su tristeza.

Paso el resto de la tarde tirado en su cama, bueno cama es ser muy generoso. No durmió nada aquella noche, solo pensaba en volver a ver a Julia. En que todo pasase. Ojala fuese una maldita pesadilla. Ojala.

Llegó la mañana y con ellos la desgracia. Los soldados llegaron contentos. Julia llego…muerta. Dejaron su cuerpo inerte, lleno de cicatrices y moratones, delante de Mateo. Solo dijeron:

- Al principio se resistió pero luego el Conde dice que disfrutó. Por eso nos la entregó a nosotros, sus hombres. Algunos estaban muy necesitados y ella no estuvo mucho por la labor. – Aquel soldado, parecía que no le importaba, no había ningún sentimiento. Estaba tan tranquilo.
- Malditos, que habéis…- Grito y se lanzó contra los soldados. La rabia le dominó

El mismo soldado que le había dado la noticia recibió el primer puñetazo. Cayó al suelo más por la sorpresa que por el propio golpe. No fue necesaria ni una palabra más. Otro soldado le golpeó tan rápido que Mateo ni lo vio. Cayó al suelo. Recibió más golpes. La luz se fue apagando, ¿estaba anocheciendo? Mateo quedo inconsciente, al lado del cuerpo muerto de Julia. Morir, si morir. Eso deseaba, así se reuniría con Julia.
Hola a quien lo lea.

MaFDeS escribió:Estoy escribiendo un ensayo-relato-novela o como lo querais llamar. Lo cierto es q un amigo me dijo que lo publicase aqui para que la gente pueda opinar del realto y ver que os parece. Pues Eso, aquí viene, su título es


¿¿Amigo?? ¿Como que amigo? Soy tu mentor, tu mecenas, tu productor ¡la de centimos sueltos que te he dado para la máquina de café!!

Aish...ten apalabrados para esto...

¡¡El texto os gustará, ya vereis litEOLianos!!

Un saludo.
Capítulo 2: Luna teñida de rojo

La luz regresa lentamente. Mateo apenas se mueve. ¿Ha sido todo un sueño? ¿Estará Julia a mi lado? Todo vino a la mente de Mateo lentamente. Los soldados, el cuerpo de Julia, la paliza….pero, ¿Dónde estaba? Miró y miro y pronto se dio cuenta. En casa de su hermano Damián.

Damián era el hermano menor de Mateo. Era muy listo y bondadoso, como Mateo. Además, era su vecino más cercano, también era campesino. Fue él quien descubrió el cadáver de Julia y el cuerpo maltrecho de su hermano. Él fue quien le recogió. Quien le cuido. Quien le curó. Quien debería que explicarle lo que pasó después.

Mateo se atrevió a hablar, le costaba, notaba dolor en cada poro de su piel:

- ¿Damián? – preguntó puesto que no estaba muy seguro de estar donde creía.
- Mateo, al fin despertaste, que alegría… - dijo Damián al entrar en la habitación.
- Que paso, dímelo hermano, ¡y no me mientas! – Mateo no quería adornos, sabía lo que había pasado pero necesitaba confirmarlo, quería la verdad.
- Solo se lo que pude ver hermano. Tu estabas tirado en el suelo, sangrando. Los soldados se alejaban a caballo. Reían como locos. También descubrí el cuerpo de Julia. Estaba... – Damián no sabía como seguir con la frase.
- Muerta, si lo se, ellos la mataron – La rabia de mateo se notaba en cada palabra
- Así que estaba muerta antes – dijo Damián claramente sorprendido -. Menos mal, quiero decir…. Hermano, quemaron tu casa. Julia estaba dentro, la pude ver a través de la puerta. Cuando intente acercarme una viga en llamas le cayó encima, no pude hacer nada, de verdad. Lo siento. – Damián sentía realmente no haber podido ayudar más a su hermano y estalló en lágrimas.
- No te preocupes. Tú no tienes la culpa. Me salvaste de la muerte hermano. A Julia la perdí yo.
- Que pasó Mateo, cuéntamelo.

Mateo le explico todo a Damián. Damián, como medio pueblo, había oído que el Conde reclamó a Julia por el derecho de pernada pero no esperaba un final tan trágico. Después de oírlo todo no supo que decir. No supo que hacer. ¿Quién podría saberlo? Ni el mismo diablo sabría como actuar, ni el mismo diablo.

Pasaron dos días. Mateo se recuperó de sus heridas y se dirigió al pueblo. Quería y necesitaba preparar el entierro de Julia. Solo quería que su dolor quedase enterrado con ella.

Don Ramiro le vio entrar. Sabía a lo que venía, o eso creía:

- Querido Mateo, ¿Cómo estas? Oí de tu desgracia.
- Eso no importa ahora padre, vengo a prepararle el entierro que se merece a Julia.
- No se como decírtelo Mateo….
- ¿Decirme que? – Sorpresa sonaba en la voz de Mateo
- Julia no puede ser enterrada. Tú golpeaste a un soldado y el Conde me ha dado órdenes…
- Padre, usted sólo debe obedecer a Dios - Mateo estaba frustrado, enfadado.
- En estas tierras la voz del conde es también muy importante. – El cura intentaba quitarle importancia.
- El Conde, el Conde. ¡Todo es su culpa! – Mateo estaba muy enojado
- No. Es la voluntad de Dios.
- ¡Es solo la voluntad de un hombre! – Sentía la ira, intento calmarse. Intento razonar con el párroco. – Don Ramiro, yo siempre he sido un hombre de fe.
- Lo se, pero no puedo hacer nada.
- Si Julia no es enterrada, no podrá descansar en paz. Ella lo merece – La voz de Mateo se volvía súplica – Por favor padre, por favor.
- No puedo hacer nada Mateo.
- Algo podrá hacer.
- Si, si tú tuvieras un par de monedas de oro yo podría…
- ¡Como! ¿Que clase de padre es usted? – Mateo estaba tan irritado, tan fuera de sí. Pedirle dinero, un dinero que ni siquiera tenía, para darle el descanso que Julia se merecía.
- Uno que intenta sobrevivir. – Don Ramiro estaba tan calmada ante tal información que enojó aun más a Mateo.

Mateo se fue, sin mediar una palabra más con el párroco. No quería hablar con él. Ni con él ni con nadie. Sólo quería desaparecer. El Conde, el cura, todo lo que había creído de niño, todo, era corrupto, egoísta. Sabía que tocaba hacer ahora. Regreso a lo que quedaba de su casa y recogió lo que quedaba de Julia. Luego se dirigió a casa de Damián y cogió una pala. Su siguiente destino, el bosque.

Acabó de enterrar a Julia. Leyó una oración. Miró al cielo. Luna llena. Luna llena con un extraño color rojizo. Le extraño mucho. Un escalofrío le recorrió todo su cuerpo. Las lágrimas de mateo cesaron al notar que no estaba solo.

- Una luna teñida de rojo. A mi me parece bañada en sangre, ¿No te parece Mateo? – dijo el extraño.
- ¿Quién eres? ¿Nos conocemos? – Dijo Mateo, girándose y mirando al extraño. Cuando lo vio, pareció no entender mucho.

Mateo se dirigió de nuevo al único lugar en el que podía intentar volver a ser feliz, la casa de su hermano Damián. Aún no entendía bien la propuesta que instantes antes le había hecho aquel personaje cerca de la tumba de Julia. Si lo que le había dicho era cierto o no Mateo no lo sabía, solo sabía que todo aquello le superaba.

Al irse acercando deseaba que sus ojos le engañaran, no podía ser cierto lo que veía, no debía serlo, la casa de Damián… en llamas y su cuerpo tirado enfrente, sangrando, moribundo.

- ¡Hermano! – Gritó Mateo, - ¿que te ha pasado?, contéstame por favor.
- Los soldados del Conde…. el conde… duele hermano, duele – Damián hacía esfuerzos por conservar la voz, por no morir sin contarle a Mateo todo lo ocurrido.
- Tranquilo, estoy aquí, cuéntamelo todo despacio – Mateo quería calmar a su hermano.
- El Conde vino con sus soldados. Dijo que pegaste al cura por no enterrar a Julia.
- ¡Eso es mentira! ¡Maldito cura!
- Escúchame Mateo, no me queda mucho, quiero que me... oigas – Damián se estaba apagando.
- Dime hermano, ¿Qué más hay?
- El Conde me dijo que nuestra familia era… basura. Él… violó a nuestra… madre. Padre les… sorprendió. Trato de impedirlo. El Conde y sus soldados… los mataron. Pegaron… fuego a la casa ¿Recuerdas aquella noche? Yo… no. –Damián se estaba muriendo pero consiguió contarlo todo.
- Tú eras muy pequeño, fuimos a cazar con padre. Él fue a buscar algo a casa, ya no recuerdo que. Tardó mucho y volvimos a casa, la encontramos en llamas. Todos dijeron que habría sido alguna vela que volcó o algo así. Damián, si el Conde es el responsable… ¿Damián? No, no, no. ¡¡NOOOOOOOOOO!!

Damián murió aquella noche, revelando a su hermano una verdad que le condujo a la muerte. El párroco causó aquello. El Conde lo ejecutó. Todos culpables. Mateo, el último superviviente de su familia era el responsable de buscar venganza. Eso no era nada católico ni religioso ni bondadoso pero era lo que le quedaba. La venganza. Sabía que era hora de aceptar el trato que hacía apenas unas horas le ofrecieron en la tumba de Julia.

Enterrar a su hermano fue demasiado fácil. El segundo ser querido que aquella noche Mateo se vio obligado a enterrar. La última piedra fue la más difícil. Le dolía demasiado el alma. Repitió la misma oración que le dijo a Julia. Se alejó de la casa, aún ardía. El manto de la noche aún lo cubría todo. Se dirigió a una cita que no sabía como acabaría. Estaba dispuesto a aceptar el trato solo para vengarse.
He disfrutado con la lectura. Realmente puede salir una buena novela corta a partir de aqui, has plasmado muy bien el contexto y al personaje.

Quizas lo he sentido muy resumido en algunas partes, como en la presentación del cura o en la muerte del hermano... el texto demasiado resumido.... creo que deberias alargar mas el relato y no ser tan críptico.
Gracias por tus opiniones. Las tendre en cuenta en futuros escritos. Además este escrito puede modificarse, probablemente en un futuro asi lo haga. Seguimos con el tercer capítulo:

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Capítulo 3: El pacto

Con el paso firme Mateo se dirigió a su cita. No sabía si de verdad quería reunirse con aquel ser. Aún recordaba la primera vez que le vio.

- Una luna teñida de rojo. A mi me parece bañada en sangre, ¿No te parece Mateo? – dijo el extraño.
- ¿Quién eres? ¿Nos conocemos? – Dijo Mateo, girándose y mirando al extraño. Cuando lo vio, pareció no entender mucho.

Un muchacho joven, con el torso desnudo, tan hermoso que era imposible mantener la mirada. Lo más impactante era su espalda, lucía… un par de alas negras. El miedo que embargaba a Mateo era más que evidente.

- ¿Qué… quien eres? – pregunto Mateo al fin.
- Sabes quien soy. Mi nombre es temido por todos. Soy Satanás, Lucifer, el Diablo. – Su voz era dulce, no era propia de Satanás.
- Estas bromeando verdad, eso no es posible. No te burles de mí, no estoy de humor.
- Y menos que lo estarás.
- ¿Qué quieres decir?
- Pronto lo sabrás, pero antes, tengo algo que ofrecerte.
- ¿Qué? – Mateo estaba intrigado - ¿Qué puedes ofrecerme?
- Venganza.
- ¿Matarás tú al Conde?
- Lo harás tú.
- No podría acercarme a él. Tiene muchos y buenos soldados. ¿Crees que no lo había pensado?
- Se que lo pensaste. Por eso estoy aquí. ¿Acaso olvidas quien soy? – Sus palabras eran aterradoras pero sonaban tan tranquilas que era difícil saber si debías salir corriendo u obedecerle en todo.
- Suponiendo que lo hago yo, ¿Cómo?
- Yo te daría el poder.
- ¿Por qué? ¿Qué gana el Diablo ayudándome?
- Tu alma. – Esa frase sonó como dicha por otro ser, otro más aterrador. Mateo sintió un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo.
- ¿Cómo?
- Ya me has oído. Si aceptas ven aquí antes del amanecer. Te estaré esperando Mateo, te estaré esperando.

Antes de que Mateo pudiese reaccionar una nube de humo negro apareció ante él. El chico, Satanás, ya no estaba.

Mateo Salió de su recuerdo. Aún no entendía exactamente que obtendría a cambio de su alma. No sabía si era una broma de algún chico del pueblo o era verdad. Quería que fuera verdad. Lo deseaba. Una voz conocida le saco de sus pensamientos.

- Hola Mateo, ¿aceptas mi oferta? – Satanás estaba allí, donde dijo, esperando.
- Antes, quiero que me digas que poder me darás y como me afectará quedarme sin alma. Deseo conocer los riesgos antes.
- Vaya, veo que aún desesperado eres listo, eso me gusta. Por eso te ofrezco a ti el trato.
- Habla por favor.
- Te convertiré en uno de mis Malditos. Hombres sin alma, fruto del odio que vagan por el mundo violando, matando y exterminando a todo aquel que me desafié a mí. Tendrás libertad para matar a quien quieras, así podrás matar al Conde o a quien quieras.
- Teniendo tantos diablos, no entiendo una cosa. ¿Por qué hombres?
- Fácil. Hace poco El de arriba – señalando hacía el cielo – quiso ser mejor con vosotros, el muy hipócrita –La ira sonaba en sus palabras -. Creó una orden Celestial que impide a los Ángeles matar a ningún ser humano.
- No lo entiendo.
- Espera querido Mateo, no seas impaciente. Tú, si aceptas mi trato, te convertirás en un Maldito. Serás más fuerte, más ágil, más listo, más feroz, en resumen, un humano perfecto a la par que una criatura del infierno. – Paró un segundo para darle tiempo a Mateo a asimilar toda esa información. Satanás comprobó gustoso como Mateo tragaba saliva. - Existe una profecía más antigua aún. Dice que si una criatura del infierno vive 666 años en la tierra, entre los humanos, hallará la manera de abrir las puertas del infierno y liberar el mal sobre los humanos.
- ¿Y quieres que yo sea tu maldito? ¿tu criatura? ¿El que abrirá las puertas? – Mateo estaba sorprendido.
- Si. ¿Aceptas?

El dilema se le planteo a Mateo de manera fugaz, vengarse y destruir la humanidad o proteger a la humanidad y morir como un buen cristiano. ¿Qué era lo correcto? Mateo no tardo en decidirse, miro fijamente a Satanás antes de hablar.

Al fin Mateo habló:

- Yo…acepto
- Bien Mateo, bien.

No dijo nada más. Se acerco a mateo y le beso en la mejilla. Mateo estaba sorprendido, era esa la manera de transmitir el poder, de convertirle, de… maldecirle. La mano de Mateo estaba en su mejilla. No se sentía diferente. ¿Era una broma de aquel ser? ¿Dónde había ido? Ya no estaba. Desapareció y Mateo ni lo vio.

El poder del que le habían hablado parecía no aparecer. Habían pasado unos minutos y seguía allí, de pie, sin saber que hacer. De repente notó como si le golpeasen en la mejilla con una piedra. El dolor era grande. Se extendió muy rápido. Todo el cuerpo le ardía. Cada hueso de su cuerpo, cada centímetro de su piel y cada pelo eran motivo de dolor para él. Quería arrancárselo todo para no sentir dolor, era insoportable. Duró horas, horas que a Mateo le parecieron días. Vio amanecer envuelto en dolor. Vio la mañana pasar envuelto en dolor. El dolor. Solo sentía el dolor. Pensaba en Julia, en Damián, en sus padres y eso le daba fuerzas para soportarlo. Ese dolor. Al fin cayó inconsciente, después de muchas horas de intensa agonía.

Mateo abrió los ojos. Estaba tirado en el bosque. Era de noche. Le dolía el cuerpo pero nada comparable a la transformación, por así llamarlo. Estaba empapado en su propio sudor. En su mente sonó una voz familiar, Satanás le habló desde su interior:

- Ya tienes el poder, cumple tu venganza

Mateo sonrió como nunca lo había hecho, con maldad. Sentía el poder por cada poro de su piel. Sentía la ausencia de su alma, cosa que no le agradaba, pero sabía que era por “una buena causa”. Miró a su alrededor, quería probarse. Un árbol fue su víctima, Mateo lanzo un… zarpazo. El árbol se derrumbó enseguida. Mateo se asustó. Miró sus manos, eran igual que antes pero… diferentes. Se toco la cara, no había cambios pero era… diferente. Notó que era capaz de sacar sus uñas unos centímetros y que estas eran duras como cuchillas. Notó que en su boca había unos colmillos afilados que antes no estaban. Noto el olor a hierba, a madera recién cortada. También olió un guiso y se sorprendió puesto que la casa más cercana estaba a casi 1 kilómetro de allí. Notó también que veía perfectamente, a pesar de que era negra noche.

Al fin se dio cuenta, era verdad. Era un Maldito y tenía algo que hacer. Se dirigió corriendo el castillo del Conde. Se dio cuenta que corría como un animal y que lo hacía a una velocidad enorme. Sabía que esa noche se percataría de gran parte de sus nuevas habilidades. También sabía que los soldados del Conde y el propio Conde no las apreciarían como él. No sintió lástima. Solo ansias de llegar a cumplir su objetivo. Antes de darse cuenta se encontró delante del castillo del Conde. Antes de empezar a hacer nada Mateo se relamió. Ese era el inicio de algo, el fin de alguien.
Buenas

me esta gustando. Sobre todo el capítulo 3. La trasnformacion, a partir del simple beso en la mejilla, me ha parecido muy buena y la sensacion del personaje al ir descubriendo sus nuevas habilidades.

Asi que esperaremos a la resolución.

A seguir escribiendo

Salu2
Hola a quien lo lea.

¡Queremos más! ¡Queremos más! [jaja]

Un saludo.
gracias por los comentarios de ánimo. Mañana intentare estrujar mi neurona para completar el cuarto capítulo. Sera el último? si? no? No lo se, todo se vera. Agradezco todos los comentarios, de momento son buenos pero si el texto te parece una bazofia no dudes en decirlo. Críticas y más críticas, preferiblemente constructivas, es lo que busco yo.

Saludos desde aki y desde alli.
Hola MaFDeS

No tengo palabras para describir lo que acabo de leer. Se me han puesto los pelos de punta y se me han saltado las lágrimas.

Tu relato es muy bueno, de verdad te lo digo.

El Conde es un c... y al cura, ya le vale. Pobre Mateo, lo que está pasando.

Queremos más, queremos más [tadoramo] [tadoramo]
Hola a quien lo lea.

Como comentario típico de spam, adoro al grupo de tu firma Aline.

Un saludo.
Hola Kefalegereta

Me alegro de que te guste. Queen es el mejor grupo que hay en la faz de la tierra. [amor]

Un saludo.
Capítulo 4: Sangre y más sangre

Mateo avanzó lentamente hacia los soldados que custodiaban la entrada. Quería ser visto, quería que le dijeran algo, cualquier cosa.

- Alto ahí, ¿Quién va? – dijo el soldado con voz firme
- ¡Tu verdugo! – la noche se desgarró con el grito de Mateo

Salto encima de él, desde más de tres metros, y le golpeó con los puños. El otro soldado, perplejo, reunió el suficiente coraje para acercarse por detrás e intentar clavarle la espada. El pobre no llegó a desenvainarla, Mateo le atravesó el pecho de un puñetazo y le saco el corazón. Lo miro fijamente antes de… comérselo.

Acabado el aperitivo miró los cuerpos destrozados de los dos soldados. Tenía más hambre y sabía que había más soldados dentro. Solo deseaba saciar su apetito, esa ansia que le dominaba casi más que las ganas de venganza. Noto que su cuerpo le ardía de nuevo, conocía de sobras ese dolor. ¿Estaba cambiando de nuevo? ¿Como era posible? No lo comprendió hasta que se miró las manos. Ahora sus uñas parecían más garras que lo que eran. Se sintió arropado por algo de pelo en su cara y sus colmillos sobresalían algo más. Eso no importaba ahora, era el momento de continuar la caza.

Abrió los portones de la entrada y vio a varios soldados, sorprendidos al verle. Notaba todo el terror en sus pobres ojos. Contemplo a su alrededor y pronto reconoció a tres de ellos, los tres que se llevaron a Julia, los tres que la devolvieron muerta. Serían los últimos, primero deberían ver lo que les deparaba el futuro, la muerte más horrible que seguro habían visto.

Se lanzó hacia un soldado cualquiera, sin retirar la vista de sus tres “favoritos”. Lanzó un grito animal y le mordió en el cuello, arrancándole parte de carne en un bocado sangriento que le supo mejor que cualquier comida de las que había probado en toda su vida humana. El soldado ni siquiera pudo gritar. Mateo notó de nuevo el calor. En seguida se dio cuenta, cuanto más comía carne humana más se tornaba un monstruo. ¿Tendría eso un fin? Ahora no importaba. Ahora solo quería comer y vengarse.

Flechas noto pasar cerca de su cuerpo, no le importo, no le asustó. Siguió saltando de soldado en soldado, mordiendo, desgarrando, arrancando, golpeando, mutilando y matando. En cada salto probaba algo distinto. Los soldados corrían asustados, los que intentaban huir eran los que primero eran golpeados por Mateo. Mateo notó algo en su espalda, con su mano retiró de ella una flecha. No vio sangre en la punta, no le dolió. La tiró lejos como si no le importase.

Pronto sólo quedaban cinco soldados. Un salto, un mordisco. Solo quedaban cuatro. Otro salto, otro mordisco, solo quedaron tres. Esos tres que él ya conocía. Mateo se los quedó mirando. No dijo nada por unos instantes. Luego miro a su alrededor, a la carnicería del patio interior. A los muros donde colgaban algunos cadáveres, o parte de ellos. Les volvió a mirar. Estuvo esperando a que el calor de su cuerpo pasara. Aprendió que cuanto más monstruo era, más fuerte se volvía. Quería toda la fuerza posible para acabar con ellos. No quería tener piedad. Quería que sufrieran.

- ¿Quién eres? – se atrevió a preguntar uno de ellos - ¿Qué quieres?
- ¿No me recuerdas? – Preguntó al fin Mateo
- No – dijo tembloroso el soldado.
- Soy Mateo y he venido a vengarme

Mateo se dio unos instantes para apreciar las caras de sus víctimas, sus reacciones. No deseaba otra cosa que descuartizarlos en ese mismo momento pero prefirió hacerles esperar, sabedores de su futuro. Le divertía ver sus reacciones, bien diferentes cabe decir. El primer soldado sacó su espada y esperó a Mateo desafiándole. El segundo, cuya cara estaba empapada de lágrimas, estaba sentado en el suelo, llorando como un bebe, balanceándose rítmicamente de adelante a atrás. Se había orinado encima y solo repetía que era una pesadilla una y otra vez. El tercero estaba de rodillas y parecía no decir nada. El calor de su cuerpo paró, había acabado de cambiar.

Se acercó al primero de ellos, el desafiante, y sonrió. El soldado se lanzó contra él con la espada por delante, como un ariete. El hierro entró en la carne de Mateo clavándose hasta la empuñadura, atravesando el cuerpo, ahora monstruoso, de Mateo. Mateo ni se inmutó, solo miró al soldado con una mirada que parecía decir “¿ya esta?”. El soldado se alejó, tan tembloroso y asustado como un chiquillo. Mateo se arrancó la espada, limpia de sangre, y la blandió delante de sí un segundo, mirándola fijamente. Luego se miró la herida, que se cerró en instantes para alegría de Mateo y terror del soldado, cuyo rostro se desencajo aún más, si eso era posible, por el miedo. Mateo volvió a mirar al soldado antes de cortarle la cabeza de un solo gesto con la espada. Dejó caer la espada al suelo, prefirió continuar con los siguientes de maneras más “naturales”.

El soldado estaba tirado en el suelo, llorando, diciendo en voz alta que era una pesadilla, que era mentira, que despertaría enseguida. La cabeza recién cortada de su compañero cayó en su regazo, no pudo decir nada. Las lágrimas le impedían hablar, moqueaba como un niño. Pobre soldado, no se dio cuenta de que Mateo había bebido algo de sangre de la cabeza antes de lanzársela expresamente, aprovechando que el soldado estaba ensimismado en sus pensamientos, aquellos que le mentían y le decían que era una pesadilla. Mateo supo, al ver la cara del soldado, que poco más podría hacer para torturarle puesto que el soldado parecía ya no estar en si. Se acercó a él y de un zarpazo acabó con su sufrimiento, le cortó el cuello. La sangre salió de golpe, saltando al rostro de Mateo que se relamió con gusto. Luego limpió sus zarpas con su propia lengua, dejándolas exentas de sangre. Le extrañó no sentir más el calor pero sabía que obtendría las respuestas después de acabar con el último soldado, el que estaba de rodillas.

Se acercó a un soldado que creyó que imploraría por su vida. El soldado estaba rezando, pidiéndole a Dios perdón por los pecados cometidos. Eso sorprendió enormemente a Mateo, ¿Cómo ese maldito soldado, el responsable de la muerte de su amada, era capaz de rezar? ¿Acaso era una broma? Mateo había rezado todos los días de su vida hasta hacía solo unos días. Exactamente cuando se la llevaron, cuando él se la llevo, ese mismo soldado que ahora rezaba. Mateo estaba bastante desconcertado y oyó la voz de su señor, de nuevo, en su cabeza:

- Mátale, te lo ordeno – dijo Satanás
- Esta…rezando…yo
- Mátale, mátale. Si, reza, y se llevo a Julia. El cura, un hombre de Dios, hizo que mataran a Damián. ¿Aún crees en Dios? ¿En su bondad? Por eso Julia esta muerta. ¡¡Mátale!!
- Si mi señor.

Mateo lo comprendió, si Dios no había hecho nada por él porque él debía hacer algo por un soldado que pedía compasión a Dios. Ni siquiera pedía compasión a Mateo. Le saco el corazón de un golpe, como ya había hecho antes en la entrada, pero no se lo comió, lo aplasto en su mano y dejó caer los restos al suelo.

- Muy bien – dijo Satanás desde el interior de la cabeza de Mateo – así me gusta.
- Mi señor – dijo Mateo - ¿Puedo preguntaros algo?
- Pregunta Mateo.
- ¿Me he convertido aún más en un monstruo?
- Verás Mateo, lo que ha pasado es que has cerrado el trato. Si no hubieses matado a ningún soldado no te habría dado los poderes al completo, ahora eres de verdad un maldito.
- ¿Pero… esta forma?
- No te preocupes, cuando quieras serás monstruo para luchar y cuando quieras hombre para ocultarte entre los demás.
- Y… que soy.
- Un hombre-lobo Mateo, un hombre-lobo maldito.

Mateo se miró a si mismo. Miró sus manos con garras. Miró su cuerpo recubierto de pelo. Se tocó los dientes, afilados. Notó que su boca sobresalía, que era un morro. Sus orejas eran puntiagudas y peludas. Se dio cuenta que veía las cosas de otra manera, su percepción visual era mucho mejor. Se dio el tiempo suficiente para encontrar su cola, para aprender a encoger sus garras, para… asimilarlo. Le gustó su nuevo aspecto, le encantó ser lo que era, un monstruo, un hombre-lobo. ¿Le gustaría este aspecto al Conde? Era hora de hacerle una pequeña visita.
Hola a quien lo lea.

Acerté entonces...

¡ Queremos más !

Un saludo.
Buenas

Chulo el capítulo de la sangre. Muy visual y muy buenos los momentos de relamerse Mateo con la sangre.

Todos esperamos ver la cara del señor Conde ante la nueva compañia de "su reino".

a seguir asi

Salu2
Buena narrativa... la historia me ha gustado pero tanto el capitulo 4 y 5 me ha dejado un sabor agridulce... muchas frases no quedan tan bien como deberiam... da la impresión de ser borradores preliminares.

Otra cosa que me ha dejado raro es el lenguaje de los personajes y su pensamientos... ¿no son hombres del medievo?... yo lo veria mas conmo analfabetos ignorantes y beotos... no se... no da la impresion de que esos pensamientos sean de un vulgar campesino.
Gracias por las opiniones. La verdad es q si, es casi un borrador. Lo ire corrigiendo con el tiempo y la experiencia, es la primera cosa larga que escribo.

En cuanto a lo de hombres del medievo la verdad, intento hacerlo bien pero para que sea de lectura más fácil me salto muchas cosas. Por cierto, la inteligencia que questionas es la de MAteo? Es el prota y no lo queria pintar como un garrula, además, ahora es un maldito y es más listo, fuerte, rápido....

En fin. Gracias por vuestros comentarios, pronto más. Ahora falta la resolución de esta parte del escrito. No adelanto nada de lo que falta, imaginaroslo vosotros. Si lo digo luego pierde la gracia no?

Si quereis que ponga spoilers no los pondre jajaja.

P.D.: Que creeis que pasara ahora y despues? A quine lo acierte Felicidades, no tengo más premio que dar jaja.
Capítulo 5: Consumar la venganza


Mateo miró a su alrededor. Toda la matanza. La sangre. La muerte. Restos de cadáveres le rodeaban. La sangre teñía las paredes del castillo. El silencio era sepulcral. Oyó una respiración que no era la suya. Percibió el calor de un cuerpo. Había alguien vivo. Olió el miedo y buscó hasta encontrar el origen. Un soldado escondido bajo las escaleras de piedra que llevaban a habitaciones del castillo. Se le acercó, le cogió por el cuello con una sola mano y le alzó dos palmos del suelo:

- ¿Dónde esta el Conde? – preguntó Mateo
- Jamás te lo diré – dijo el soldado, haciendo alarde de la poca valentía que podía quedarle en su tembloroso cuerpo
- Insensato.

Si ningún esfuerzo lanzó al soldado por los aires, haciendo que se golpeará con una pared de piedra que se hallaba a cinco metros. El soldado quedo tirado en el suelo, dolorido, destrozado, casi inmóvil, pero vivo. Miró a Mateo y hablo:

- Nunca hablaré… monstruo – dijo entre suspiros de dolor
- Ya no hace falta – dijo Mateo acercándose.

Mateo le pisó la cabeza de forma rápida. El soldado murió. Mateo se limpió el pie de sangre. El cráneo del soldado había quedado completamente destrozado. Tubo una idea.
Se convirtió en humano. Sabía de sobras que en forma animal no tendría manera de encontrar al conde. Se quito la ropa rasgada y se puso la del soldado y se dispuso a buscar al conde haciéndose pasar por uno de sus, ahora inexistentes, soldados.

Una vez cambiado se dirigió a las escaleras, las subió y empezó a buscar, habitación por habitación, pasillo tras pasillo algún superviviente o al propio Conde. Si le veían vestido de soldado le darían la suficiente confianza para salir de sus escondites y, si lo sabían, desvelar el del conde.

Entro en una estancia grande y vio, mal escondida bajo una mesa, a una muchacha joven, de unos quince años, vestida con ropas que denotaban su pertenencia a la nobleza. Recordó que el Conde tenía una hija de más o menos esa edad.

- ¿Donde esta su padre mi señora? Hemos derrotado al intruso – sonó creíble la mentira que dijo Mateo.
- Allí dentro – dijo señalando un gran portón
- Gracias pequeña – Dijo con una voz tan tenebrosa que heló la sangre de la chiquilla.

La pequeña empezó a llorar al escuchar esas palabras. Estaba claro que no era ningún soldado fiel a su padre. No pudo gritar, no pudo avisar a su padre. No le dio tiempo a correr. Mateo saltó sobre ella y le rompió el cuello, como aquel que rompe la rama seca de un árbol joven. La muchacha murió. Se llamaba Maria pero eso a Mateo no le importó. Le importaba la venganza y no desperdició aquel regalo. La joven hija del Conde muerta, a sus manos. Aprovechó para sacarle el corazón y comérselo, un corazón joven sería tierno y muy sabroso. No se equivocó. Una vez degustado el manjar cogió la espada que llevaba en el cinturón. La alzó lentamente y corto de un golpe la cabeza al cuerpo sin vida de la joven Maria.

La puerta se abrió con facilidad, ni siquiera estaba cerrada. La habitación estaba a oscuras. Mateo regresó a la anterior sala, cogió una antorcha y entro de nuevo en la habitación. El conde, al ver a un soldado, salió rápido a hablar con él:

- ¿Qué ha pasado? Infórmame – dijo en tono autoritario

Mateo no le contestó. Le miró a los ojos y tiró la cabeza de la pequeña Maria a los pies de su padre, el Conde. Este, al ver a su pequeña, se horrorizó. Buscaba algo de humanidad en los ojos de aquel soldado. Quería una explicación. Mateo no pensaba dársela. Delante de él se transformó. El Conde no supo que hacer. Una bestia peluda, con dientes afilados y garras apareció ante él. Una bestia sedienta de venganza. Un monstruo que sólo le miraba. Mateo no hizo nada, solo esperó. El conde empezó a correr. Eso era lo que Mateo quería, hacerlo emocionante, hacerle sufrir. Que creyera que tenía alguna posibilidad. Cazarle.

El conde salió corriendo de la sala y se dirigió a las escaleras. La bestia no le seguía, o al menos eso parecía. Bajo las escaleras tan rápido como sus temblorosas piernas se lo permitieron. Al llegar al patio interior paró de golpe. Lo que vio le horrorizó. Los cuerpos mutilados de sus soldados. Se percató de que no podría escapar. Se odio por no poder hacer nada. Su hija había muerto y él solo pudo intentar huir. Solo lo pudo intentar.

Mateo salto delante de él. Apareció de golpe. El conde no se lo esperaba. Intento ordenar todos sus pensamientos. Mateo solo se reprimía, quería hacerle sufrir cada minuto. Que desease morir. Que pidiese perdón por todo el mal causado. El conde abrió la boca al fin:

- Te… te daré todo lo que me pidas pero… por favor… perdóname la vida – dijo llorando
- ¿Sabes quien soy? – dijo Mateo
- No. Y si te hice algo…lo siento. No quería…por favor. Haré lo que sea. – Resultaba bastante triste verle suplicar con sus ropas de Conde
- Resucita a Julia – dijo Mateo, sabedor que el Conde no podía
- ¿Quién? – La respuesta de Mateo confundió al Conde. – Espera… ¿Julia? Aquella campesina que mis hombres y yo…. Dios – El conde se dio cuenta de todo. - ¿Mateo?
- Si

El Conde se dio cuenta que no tendría ninguna posibilidad. Como un hombre podría perdonarle por lo que hizo. Si ningún hombre podría menos lo haría una bestia del infierno. Sus minutos estaban contados.

- Sabes una cosa Conde – dijo Mateo – el corazón de tu hija fue muy sabroso
- ¡Maldito seas monstruo! – gritó el Conde cogiendo una espada del suelo.

Mateo solo sonrió cuando vio que el Conde se lanzó a atacarle. No se defendió. La espada se clavó en su cuerpo, penetrando en su cuerpo, separando su carne. No sangró, como no lo había hecho en ningún momento desde su transformación. El Conde se quedó petrificado. Mateo le empujó y se sacó la espada él mismo. La cogió con las dos manos y la partió sin aparente esfuerzo. Dejó caer los pedazos resultantes mientras su cuerpo se curaba solo. El Conde intentó huir de nuevo. No lo logró. Mateo le saltó delante en sólo un segundo, le agarró por el cuello y lo lanzó a varios metros de distancia. El Conde cayó sobre algunos cadáveres. No murió, no quedó inconsciente pero si quedo maltrecho.

El Conde cogió otra espada, pareció no entender que a Mateo lo le podría dañar. Corrió hacia él, con la espada de frente, para clavársela. Mateo ahora no le dejó clavársela, giró sobre si mismo, evitando el inútil ataque del Conde, y le arañó la espalda. El Conde cayó al suelo, pero intentó levantarse de nuevo. Sólo lo intentó. El pie de Mateo se situó en su espalda, en la herida, impidiéndole al Conde moverse. Mateo se agachó y le quito la espada. Con ella le cortó al Conde las dos manos. Acto seguido lanzó la espada lejos y se alejó del Conde. Éste, al verse imposible de vencer dijo lo que Mateo quería oír:

- ¡Mátame, mátame de una vez! – gritó desesperado – Te lo suplico.

Mateo no le respondió. Simplemente se marchó. El Conde se quedó tirado en el suelo, sangrando por la espalda y por los muñones donde instantes había sus manos. Empezó a llorar implorándole a Dios, pidiendo que fuera una pesadilla. Lloró por su pequeña. Lloró por sus soldados. Lloró por su vida.

Pasaron los minutos. Al Conde le parecieron horas. Se incorporó sobre sus muñecas sangrientas. Aún lloraba. Toda la desolación que le rodeaba le amargaba tanto como recordar que ya no tenía hija. Recordó cuando ella nació. Su esposa murió en el parto. Le entristeció pero no le importó. No le tomó mucho cariño a la niña hasta hacía unos meses, cuando entró en su habitación para hacerla suya. Así era el Conde y por eso estaba como estaba. Se dio cuenta que aquel monstruo creía que su hija le importaba. Creía que dejarle vivo era el peor castigo. Pobre ignorante. El Conde se vengaría, sería fácil contratar más soldados, mejor preparados. Sería fácil encontrar otro castillo, otro pueblo. Alguien sabría como matar a ese monstruo.

Mateo no se había ido, sólo estaba escondido, esperando a que el Conde se levantase. Cuando le vio sonreír fue cuando decidió actuar. Se convirtió en humano y se plantó ante él. El Conde se quedo quieto, no supo que hacer. Mateo le atravesó el corazón con una espada. La cara del Conde denotaba sorpresa. Realmente creía que podría seguir con vida. La de Mateo felicidad, la misma que el día que se casó con Julia. El Conde cayó, muerto al fin, a los pies de Mateo. Mateo lo miró unos instantes. Después se alejó del Castillo. La noche aún no había terminado…
Hola a quien lo lea.

Bien, bien, continúa, que de "gore" es este relato... XD

¿Y si no hubiera matado al conde? Es decir, ¿si le hubiera dejado así, con su tortura en vida para siempre? Quizás el diablo le podría haber hecho otra oferta al conde y volverse también maldito, de esta manera Mateo y el conde pertenecerían a la misma extirpe de malditos, odiándose pero no pudiendo (o sí) enfrentarse.

MaFDeS escribió:sangrando por la espalda y por los muñones donde instantes había sus manos.

Para que lo enmiendes, supongo que es "instantes antes" o "instantes atrás" o ¡vete a saber tu que querías poner con esa mente demente!

Un saludo.
Queremos más, queremos más....

La verdad es que el 5º capítulo es "gore" a más no poder. Esa sed de venganza, esas ganas de matar. Me imagino a Mateo, con esos ojos inyectados en sangre y mirando al Conde sin piedad.

Espero que pronto podamos leer el 6º capítulo.

Un saludo.
Buenas

Tras unos dias de inactividad y poco tiempo vuelvo para leer el capítulo mas sanguinario de todos. Pero seguimos queriendo mas¡¡¡¡¡¡¡¡.

Me ha gustado mucho la conversación con el conde cuando éste dice a mateo que le dará lo que le pida y Mateo responde, entonces resucita a Julia. Me gusta eso y tambien la ejecución final que la realice en su forma humana

A continuar escribiendo.

Salu2
Capítulo 6: El fin del principio

Don Ramiro dormía plácidamente en su cama. Ajeno a todo lo que aquella noche había pasado en el castillo. Ajeno a la brutal venganza de Mateo. Dormía tranquilo en su habitación, situada en la propia iglesia. Su sueño se vio interrumpido, la puerta de la iglesia era aporreada de manera incesante. Quería dormir, continuar con su sueño, pero el aporreo incesante de las puertas era tal que le fue imposible. Se vistió y luego se dirigió a la puerta para abrirla. Tardó unos minutos. El aporreo no ceso. Cuando abrió la puerta se extraño de verle. Tenía la ropa rasgada y estaba lleno de sangre. Era Mateo.

- Hijo mío, ¿Qué quieres a estas horas que no pueda esperar a mañana? – dijo con un tono claramente enfadado
- Confesarme. He pecado. – Dijo Mateo con un tono seco
- ¿Y no puedes esperarte a mañana? – Don Ramiro no estaba dispuesto a confesar a nadie a tales horas
- Es importante

Al fin aceptó. Le dejó pasar. Quería confesarle rápido y volver a la cama. Que querría ese campesino a esas horas. Seguro que nada bueno. Llegaron al confesionario.

- Ave María Purísima – dijo Mateo. Esta vez decirlo le dolió. Sabía que era por su condición de maldito. Estar en la iglesia le costaba.
- Sin pecado concebida
- He pecado Ramiro. He matado. Con estas manos.

La cara del cura fue cambiando al escuchar la historia. Mateo se lo explico todo. Le explicó el encuentro con Satanás. Su conversión a ser maldito. La batalla con los soldados, como los mutiló. Como les mordió. Como se los comió. Como los mató. Como los despedazó. Ramiro vomitó con tales descripciones. Estaba tan asustado que no sabía que hacer. Mateo le relató todo lo ocurrida con la hija del conde. La persecución que le dio a este. Como le mató. Y por último le dijo:

- Y ahora es tu turno Ramiro. Tú no quisiste enterrar a Julia. Tú causaste la muerte de Damián. Todo lo malo que has hecho se vuelve contra ti. Esta noche pagarás por… tus pecados.

Don Ramiro salió corriendo del confesionario. Intento correr hacía la entrada de la iglesia. Hacia una salida de esa pesadilla. Algo se plantó delante de él. Choco con un ser. Con un monstruo. Cayó al suelo y lo miró. Era un monstruo horrible. Lleno de pelo por todas partes, con enormes garras, afilados dientes, ojos de demonio. Era Mateo. El cura se alejaba, retrocedió desde el suelo. Temía levantarse. No quería provocar a esa bestia, que solo le miraba sin ni siquiera acercarse. Se giró sobre si mismo. Corrió hacia la parte de atrás de la iglesia.

Mateo le vio correr. Ni se inmutó. Le hizo gracia verle huir. Le gustaba sentirse temido. Esa noche aprendió mucho de si mismo. El poder era tan grande. Cuando el cura se alejó suficiente Mateo corrió hacia él y dio un salto. Le cayó encima. El cura cayó al suelo aquejándose del dolor producido por le impacto. Mateo le seguía mirando.

- ¿Por… que? – dijo Don Ramiro. – Tú eras bueno.
- Por amor
- ¿Amor? ¿Crees que Julia se sentiría orgullosa de lo que haces Mateo? ¿De verdad lo crees?
- Crees que sabes la verdad pero no sabes nada. Mi alma la echaba de menos, estaba torturándome por no haber hecho nada. Yo la amaba y no hice nada – Mateo paró un segundo. Parecía que iba a llorar pero no lo hizo. Los malditos no pueden llorar. -. La gente no esperaba que hiciese nada. Querían que fuera el vecino perfecto, el campesino perfecto, el sumiso perfecto. Quería a Julia y me odié por no hacer nada por salvarla. Quise intentar aceptarlo y tú, maldito cura, me impediste enterrarla. Darle un final justo a su injusta historia.
- El conde…- Le interrumpió Don Ramiro
- ¡El conde ya esta muerto! – gritó enojado -. Yo le he matado con estas manos. Y tú no hiciste lo justo en vida.
- Por favor… - intentó decir Don Ramiro.
- No me exijas nada. No tienes derecho. Ni tú, ni el de arriba. Dios no se preocupa por su rebaño. Solo por si mismo.
- Dios nos quiere a todos. Esta vida es una prueba. Es sufrimiento. – Don Ramiro intentaba convencer a Mateo de que le dejase vivir.
- ¿Una prueba? Yo le enseñare una prueba.

Mateo golpeó a Don Ramiro. Éste quedó inconsciente. Mateo sabía lo que quería hacerle. Sufrir. Miró la cruz que adornaba la iglesia. Era del tamaño perfecto. Se acercó a ella y arrancó la figura de Jesús. La lanzó por los aires. Ya no significaba nada para él.

Don Ramiro despertó. Tenía las extremidades dormidas. Le dolían mucho. Pronto se dio cuenta que estaba colgado en la cruz, completamente desnudo. Sus ropas habían servido para atarle. Sus brazos y piernas estaban amoratados. Las ataduras eran muy fuertes. ¿Dónde estaba Mateo? Buscó con la mirada y no le vio. Eso pareció alegrarle. Alguien vendría por la mañana y le vería así, lo liberaría y todo habría acabado. Si Mateo no le había matado entonces no lo haría nunca. Se equivoco. Vio entrar a Mateo, en forma humana, por la puerta, llevaba una antorcha en la mano:

- Vaya, despertaste. Como no lo hacías fui al pueblo. Tenía hambre. – dijo Mateo.
- ¡Maldito seas Mateo! ¡Arderás en el infierno! – gritó Don Ramiro -
- ¿Yo? Lo harás tú.
- ¿Cómo?

Mateo se acercó lentamente a él. El cura miró entonces, horrorizado, al suelo. No lo vio antes pero había un montón de madera a sus pies. Reconoció los bancos despedazados de su iglesia. Reconoció algunas figuras. Reconoció la cabeza de Jesús. El terror le embargó.

- Por favor, ten piedad Mateo. Soy un hombre de Dios – dijo en un llanto desesperado.
- Y yo de Satanás.

Mateo arrojó la antorcha a los pies del cura. El fuego empezó a crecer. La madera ardía. El calor era insoportable. Pronto los pies del párroco empezaron a arder. El dolor era insoportable. Mateo se fue alejando de la iglesia. En pocos minutos el fuego era grande y los gritos habían cesado. Oyó gritos en el pueblo. La gente corría por todas partes. Fueron a apagar el incendio. Encontraron el cadáver calcinado de Don Ramiro. La mañana estaba apunto de llegar. El alba despuntaba tímidamente. Mateo se adentró en el bosque. Buscó la tumba que él mismo había hecho. Aquella donde enterró a su amada. Donde enterró a Julia. Una lágrima desfila por su mejilla:

- Lo siento Julia. Tenía que haber actuado antes. Ahora ha sido solo venganza. Espero que puedas perdóname

Mateo se quedo ahí. De pie. Solo. Pronto oye una voz en su cabeza. No era la de Julia. Conocía esa voz perfectamente. Satanás hablaba con él, otra vez:

- Mateo, tú ya te has vengado. Ahora tengo una misión para ti – dijo la voz en su cabeza.
- Si, mi señor.

FIN?

Se acabó de momento. Puede que en un futuro escriba la continuación. Ahora, de momento, quiero centrarme en otras cosas jeje. Que tal? Ha gustado?
Hola a quien lo lea.

MaFDeS escribió:- Por favor, ten piedad Mateo. Soy un hombre de Dios – dijo en un llanto desesperado.
- Y yo de Satanás.


Para mi este es el mejor de los párrafos.

El relato está bien, la considero una creación de antihéroe, como ya he dicho en otras ocasiones y este final era por otra parte el esperado. La canversación entre Mateo y Don Ramiro no ha sido lo que a mi me hubiera gustado, una confrontación teológica en toda regla, en la que imaginaba a Mateo venciendo dialécticamente a Don Ramiro para después asesinarle. Creo que en ese sentido has pasado un poco de puntillas.
Por otro lado está bien siendo el primer relato escrito y ahora que has comenzado con esto de escribir...el gusano jamás deja el cuerpo querido amigo, acabas de ser infectado por la Literatura.

Recuerda, para escribir bien has de leer bien.

EDITO: Se me ha ocurrido ahora que incluso habría estado bien que Mateo convenciera a Don Ramiro de la inexistencia de Dios.

Un saludo.
Kerido K mis conocimientos teologicos son bastante reducidos. Además cree en Satanás ergo cree en Dios. No se puede concebir bien sin mal, luz sin oscuridad. Mateo no es teologo, es un campesino maldito con mala leche. Además, las frases son del palo de pelis de acción, lo se, pero molan. Esta por pulir y algún dia pondre la continuación. De momento, si kereis, adjunto el *pdf del archivo final. Para más comodidad de leerlo o poderlo imprimir en casa. Total, nadie lo hará pero la opción os la dejo igual.

Besos desde otros mundos keridos lectores.

Adjuntos

Hola a quien lo lea.

MaFDeS escribió:Mateo no es teologo, es un campesino maldito con mala leche.

Pues también es verdad.

Un saludo.
MaFDeS escribió:De momento, si kereis, adjunto el *pdf del archivo final. Para más comodidad de leerlo o poderlo imprimir en casa. Total, nadie lo hará pero la opción os la dejo igual.


¿Cómo que nadie lo hará? Pues que sepas que yo me he bajado el fichero y lo voy a imprimir. Así me lo leo todo seguido [oki]

Un saludo.
Buenas

La verdad qeu globalmente ha resultado una lectura muy agradable. Quizas no sea la palabra idones por la sangre jejeje, pero ha estado bien

Con este último capítulo me quedo con la escene de Don Ramiro en la cruz cual cristo y los bancos destrozados sirviendo como leña.

Lo del Pdf, es una buena idea para leerlo mas pausadamente.

Así que nada, esperemos seguir leyendote mas cosas por aqui.

P.d. como es tu texto, tu creación, eres el único que decide si continuará o no. Aunque yo personalmente soy partidario de que las cosas no se prolongue en varias secuelas, aunque estos textos "cortos" si pueden ser la excepcion. Asíq ue tu decidiras, dejarlo así, ampliar lo escrito o continuarlo

Salu2

Salu2
Hola a quien lo lea.

Se informa a todos los lectores del foro de Literatura de "elotrolado.net" y seguidores del relato "Mateo" que hoy a las 18:00 de la tarde MaFDeS y Kefalegereta pondrán en este hilo el link para bajar el cortometraje "Mateo, el corto".

Esperamos que os guste, tras días de rodaje y días de edición, poco falta para colgarlo.

Un saludo.
bueno bueno bueno

me e descargado el rar para leerlo con calma porque por el ordenador da palo...

vaya pareja el mafdes i el kafelegearasrasdas xD

nunca se me dio bien tu nick...

ya dire q ma parecido aunque hace 10 años q no leo asi q mi opinion es 0 util
Queridos lectores os dejo el link para ver la obra de arte basada en Mateo. La idea pertenece a una llamada entre Kefalegereta y yo. Os lo dejo para que lo contempleis:

Imagen

Enlace1 - Desde www.estagrabando.com
o
Enlace 2 - Desde MundoHabsurdo: el trastero con entrada en MundoHabsurdo
¡Buenas a todo@s!

Pués yo aré como de costumbre (costumbre mia, claro está! jeje) miraré primero el corto y luego leeré la novela, y a ver que nos depara nuestro amigo Marcos y sus nuevas inquietudes literarias!!!

¡Saludos!
El orden de las cosas no se debe alterar. Una vez visto el corto, querras leer el relato? No lo se. Kizas si kizas no. Animaros a decir que opinais de tal obra keridos amigos, Animaros!!!
Hola a quien lo lea.

Yo creo que mejor que no opinen...no vaya a ser que existan las tomatadas virtuales, nos pondrán perdidos.

Un saludo.
Kefalegereta escribió:Hola a quien lo lea.

Yo creo que mejor que no opinen...no vaya a ser que existan las tomatadas virtuales, nos pondrán perdidos.

Un saludo.


Acabo de ver el corto y me he quedado así :-O

No tengo palabras para describir lo que he visto.

Un saludo.
Joder tio eres un genio, el relato a pesar de ser corto está pero que muy bien.

Enhorabuena porque te lo has currado.

Saludos.
Buenas

Acabo de ver el corto y... el diseñador de produccion de aqui a las americas ejejejej.

Lo mejor sin duda el tachon en las audiencias recomendadas y el curricullom de los hacedores

p.d. la obra literaria supera a la obra visual

Salu2
gracias gracias por confiar en mi obra y en la conjunción de las obras de K con las mias en un corto. He llegado a convertirlo a formato 3gp para verlo en el movil jejeje.

Si de verdad os ha gustado mateo, pq ha sido? Estoy escribiendo una nueva obra, texto, relato y me gustaria saber que es lo q más os ha gustado para poder así enfocarla hacía esos lados.

El misterio, la trama, el ciencia ficción, el drama, la ambientación, el corto?
Hola a quien lo lea.

MaFDeS escribió:El misterio, la trama, el ciencia ficci�n, el drama, la ambientaci�n, el corto?


El corto, por supuesto, a ver si te vas a creer que ese Mateo tiene algún tipo de personalidad o interés...¡bah!...¡¡Yo te he dado vida Mateo!! ¡¡No era nada sin mi!! ¡¡Yo lo creé!!

¡¡Levántate y anda!!

¡¡Levántate y anda!!

¡¡Levántate y anda!!

Mmmmm...

Parece que Mateo comunica ahora mismo...

Un saludo.
MaFDeS escribió:Si de verdad os ha gustado mateo, pq ha sido? Estoy escribiendo una nueva obra, texto, relato y me gustaria saber que es lo q más os ha gustado para poder así enfocarla hacía esos lados.

El misterio, la trama, el ciencia ficción, el drama, la ambientación, el corto?


A mi en conjunto me ha gustado todo. Enfocas muy bien la ira que siente Mateo por haber perdido a su mujer. Cuando el Diablo habla con él y lo lleva a su terreno, etc...

Sigue escribiendo que lo haces muy bien. Ojalá yo pudiera escribir así.

Estoy escribiendo una historia, pero tengo que perfilarla y hacer bastantes cambios. Es que no he enfocado bien lo que quiero contar y me faltan detalles. Cunando lo tenga acabado lo pondre para que lo leais.

Un saludo.
Hola MaFDeS

¿Vas a seguir escribiendo más capítulos de Mateo? Es por curiosdiad y porque me gustaria seguir leyendo.....

Un saludo.
Sólo un apunte... yo creo que sería mejor que escribieses un capítulo en hilos nuevos, es decir, que para cada capítulo hicieses un hilo nuevo y así no se mezclarían opiniones del primer capítulo cuando ya has escrito el 3º. Además, después puedes hacer un hilo recopilatorio donde nadie escriba nada y queden todos tus capítulos ordenados sin mensajes entre medias. Si no sabes cómo hacerlo coméntamelo a mí o a Kefa, que con el tiempo que lleva por aquí ya debería saber hacerlo XD

¡Ojo!, te lo digo para comodidad del lector, ya que con el recopilatorio podría leer todos los capítulos del tirón sin tener que pasar por mensajes de otras personas y con un hilo por capitulo se centrarían más los comentarios sobre los capítulos sueltos además de sobre la obra en general.

A ver si tengo tiempo y me pongo a leermelo que veo que mucha gente la sigue y tiene ganas de que la continues.
Hola a quien lo lea.

Yo si hay que enseñar a alguien se le enseña. MaFDeS, tu pregunta que yo respondo. Te puedes mirar el hilo de recopilatorios y ver los ejemplos que hay, es la mar de sencillo.

¿¿Como vadin?? ¿¿Que no te has leído el fantástico Mateo?? Un moderador que no lee los grandes éxitos del subforo que modera...¡¡no merece nuestro respeto!! ¡¡A las armas!! ¡¡Revolución!! [sati]

XD

Un saludo.
Pues... tarde o temprano siempre termino leyendo todo lo que se postea, aunque sea por encima, y ahora que ya estoy de vacaciones me lo leeré, pero hasta ahora, no he tenido mucho tiempo este verano. Pero como ya he escrito, lo tengo en mi lista de próximas lecturas ;)


PD: Para revolución mucho esperar has, joven padawan.
Hola a quien lo lea.

Propongo crear una comisión que verifique que vadin se lee todos los posts y otra que verifique que la comisión verifica que vadin se lee todos los posts. Por si acaso, propongo también que se cree una comisión paralela que verifique que vadin existe y no es un programa de inteligencia artificial creado por un centro de computación como investigación de las relaciones máquina-hombre y sus consecuencias.

[carcajad]

EDITO: Por cierto vadin, esperamos ansiosos una crítica de "Mateo, el corto" una vez leído "Mateo, el relato".

Un saludo.
No me puedo despistar. Vale lo reconozco, hace tiempo que no escribo. No he tenido tiempo para nada. Más capítulos de Mateo? Ordenarlos? estoy perezoso pero vista la insistencia no me queda más remedio jeje. Intentare reescribirlo (la gente me ha criticado muchas cositas) y tb intentare escribir otro relato. No se que hare primero, el tiempo lo decidira.

Esperar y ser pacientes y sereis recompensados.

He posteado.
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