Como ya es vergonzoso lo que tardo en actualizar este hilo (y con él mi blog), he decidido no dejar pasar otro domingo sin comentar alguna rareza más. Y aprovechando que hace poco
mundoc*mbo (lo pongo así porque si no me aparece censurado, no lo entiendo) nos iluminó al enseñarnos una versión de este juego que muchos no conocíamos, paso a comentar esta obra china de autores desconocidos.
NO LICENCIADO de la semana - Yang Warrior FamilyAparecido seguramente a finales de los 90 para nuestra querida
16 bits,
Yang Warrior Family (Yáng Jia Jiàng en su idioma original) es un típico
beat'em up de corte medieval en la misma línea de Knights of the Round, Golden Axe o el mismo no licenciado
Shui Hu Feng Yun Zhuan, comentado con anterioridad. Todo un misterio, en principio nadie parece contar con datos sobre sus desarrolladores. El juego es por supuesto chino, o taiwanés como a veces pasa con los no licenciados de cierta calidad. Lo que está claro es que el título viene en mandarín, pero no hay ninguna otra muestra de su procedencia, autores o año de lanzamiento, ni siquiera en los créditos del final.
Tras una
intro que emula con acierto a los grandes
arcades de Capcom de los 90, presentando a cada personaje en un primer plano y luego en movimiento sobre el escenario, veremos una pantalla de título donde tan sólo podremos elegir entre 1 ó 2 jugadores, sin más posibles opciones. En cualquier caso, dispondremos de 4 personajes a escoger, cada uno con sus diferencias esperables de fuerza, velocidad, resistencia y salto. Sin embargo, dada la pobre implementación de los controles, lo que realmente nos interesará será la fuerza de nuestro elegido, ya que el resto de características acabarán por tener poca trascendencia en el desarrollo del juego. Y es que, por desgracia, ni la velocidad a la que caminan los personajes ni lo mucho o poco que salten parecen importar lo más mínimo, porque la mayoría de los enemigos son, al menos, igual de rápidos que nosotros, y los ataques en salto resultan poco prácticos: no es que hagan poco daño, que también, sino que los personajes rebotan en cierta medida después de acertar a un enemigo con una patada en el aire, lo que provoca una sensación extraña en el jugador sobre la física de estos saltos.
En el resto de aspectos, el control de los personajes no está del todo mal. Nos encontramos con la disposición de botones más clásica en Mega Drive:
A para ataque especial,
B para ataque normal y
C para salto. No existe magia como tal. En su lugar, el esquema de movimientos básicos parece copiado de la saga Streets of Rage (lo cual no es mala cosa), es decir, el ataque en salto es diferente si se realiza en el sitio o saltando hacia delante; golpeamos hacia atrás pulsando B+C; el ataque especial nos quita a varios enemigos de encima pero consume algo de vida y, por último, éste cuenta con dos variantes (una en el sitio y otra pulsando adelante). También agarramos a un enemigo al tocarlo, aunque sólo podemos lanzarlo en una dirección u otra sin más combinaciones, y esta llave quita muy poca vida para lo mucho que se suele utilizar dicho recurso en este tipo de juegos.
El repertorio de movimientos es muy aceptable, pero la escasa eficacia de las llaves y de los ataques en salto convierte en algo tedioso una serie de combates que podrían ser sencillos, al margen de que el juego en sí fuera más o menos difícil. Por otra parte, falta sensación de contundencia en los golpes, lo que puede provocar que no enganche tanto como cabría esperar.
Al margen de todo ello, hay que reconocerle otras bondades a este Yang Warrior Family. Para empezar, los enemigos son muy variados y parecen diseñados desde cero, y no ripeados ni basados en los de otros títulos. Además, aquí de verdad se aprecia que van cambiando conforme a los escenarios, en vez de encontrarnos únicamente con los mismos soldados con paletas cambiadas (eso sí, los maniquíes morados que explotan no tienen el menor sentido). Eso ya es algo que merece la pena en estos juegos no licenciados chinos. Los protagonistas también parecen originales, aunque sean auténticos tópicos del género y, más concretamente, guarden gran similitud con los de otros tantos clásicos ambientados en el mismo contexto histórico. Sin embargo, todos los juegos inspirados en
Romance de los Tres Reinos cumplen a rajatabla lo que parecen arquetipos de la China de la época, así que tampoco se les puede reprochar la falta de innovación.
Los escenarios, aunque decentes en su diseño, pueden resultar un poco largos antes de llegar al jefe final (aunque eso no será una pega para todo el mundo). Por otro lado, si bien algunos como la Gran Muralla o las salas de los guardias resultan interesantes y originales, otros sí acusan una inspiración bastante evidente en los de Tenchi Wo Kurau 2, el conocido clásico de Capcom, que goza de idéntica ambientación. Cierto es que no se trata de una mala fuente de inspiración, a pesar de todo.
Podríamos decir que el apartado gráfico resulta correcto. Tanto la
intro 100%
arcade como las
cutscenes son muy vistosas, aunque desgraciadamente no entenderemos nada de estas últimas, donde se nos pone al día de la historia en un perfecto mandarín. Los escenarios no están mal, incluyendo a veces
scroll parallax o detalles animados en forma de fuego o banderas, la pantalla se llena de
sprites sin sufrir ralentizaciones ni con uno ni con dos jugadores, hay variedad no sólo de enemigos sino también de recipientes que romper y objetos que recoger... Así pues, ¿cuál es el problema? Yo diría que la ausencia de una mayor fluidez en general, y me explico: las animaciones de protagonistas y enemigos son en realidad escasas, y algunos de éstos parecen andar demasiado rectos, o acartonados, o con pocas ganas de partirnos la cara, vamos. Es decir, aunque los sprites no gozan del nivel de Streets of Rage 2 y 3, eso se podría pasar perfectamente por alto si estuvieran bien animados, si se movieran con fluidez y hubiera una mayor sensación de dinamismo y, como dije antes, de contundencia en los golpes. Desgraciadamente, no ocurre así la mayor parte del tiempo. Además, las caídas tras ser golpeados se hacen algo lentas (rebotamos en el suelo), y en ocasiones nuestro personaje tarda en reaccionar una vez se levanta, lo que propicia que nos apaleen.
¿Cuál era uno de los factores clave para que Streets of Rage lograra transmitir esa sensación de contundencia? Sin duda los acertadísimos efectos de sonido, ¿verdad? Pues eso se demuestra en Yang Warrior Family, pero al revés. Los efectos de sonido son muy poquitos, se utilizan para todo y no transmiten "fuerza", además de oírse bajo (claro que no sé si sería peor que estuvieran más alto). Además, ni un solo personaje o enemigo pronuncia una sola palabra. ¡Qué silenciosos eran estos guerreros chinos!
La escasez de sonidos es frustrante, aunque la música cumple con mejor nota. No es Yuzo Koshiro ni de lejos, pero está creada para la ocasión y no robada de otro juego, ni repetida en distintos niveles. Se trata de temas de inspiración claramente oriental y llenos de melodías agudas, muy sencillos pero que que encajan a la perfección con la ambientación de la historia sin taladrarnos el cerebro.
Existen al menos dos ediciones de este no licenciado. La más fácil de encontrar, seguramente posterior, no incluye manual de instrucciones, código de barras ni aviso "legal" (por llamarlo de alguna forma). La más rara, que sí los incluye, parece ser la original y goza de un diseño más elegante, aclarando que es compatible con la consola pero no oficial y, muy acertadamente, mostrando capturas del juego. Por supuesto, ninguna de las dos carátulas es representativa de los personajes que lo protagonizan.