Tienes que "cultivar" más los deseos. El deseo y la fuerza de voluntad se relacionan íntimamente pero si falla alguno de los dos elementos, la cosa no va bien.
Por ejemplo: una persona dice: quiero ser Guardia Civil. Pero no pone ningún esfuerzo. No piensa en preparar la oposición, ni se cuida físicamente, ni siquiera pide información sobre las oposiciones. Evidentemente, si aceptamos que tiene un deseo sincero de ser GC, es un deseo muy débil, tan débil que no le motiva a hacer nada. Así conozco personas, que llevan años diciendo "quiero ser esto" o "quiero hacer tal cosa" pero jamás mueven un dedo.
Por otro lado tenemos la fuerza de voluntad. Una idea simple, a la que se aplica voluntad, puede resultar en grandes cosas.
Tienes que "cultivar" el deseo, permitir que se desarrolle, que tome entidad, que te suscite pasión. Y en el momento en el que surja la fuerza, la voluntad, la energía, entonces ejecutarlo. Pero no antes. Porque si sacias tu "hambre" antes de estar verdaderamente hambriento, te decepcionarás.
Como explica la psicología, las altas satisfacciones están en relación con grandes esfuerzos. Nada que se consiga fácilmente proporciona una felicidad muy duradera.
Y como reflexión final, te dejo este poema clásico:
ÍTACA
de Konstantino Kavafis
Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.
Fuente