Hola, yo, como muchos otros, me he hecho un clon porque necesito exponer un problema y me da vergüenza.
Bien, empezaré desde el principio, nunca me he llevado bien con mis padres. No tomo drogas, saco notas decentes, y aun así siempre me están chillando y regañando por la cosa más mínima.
Lo que peor llevo es ver que todos tus amigos se van a partir de las 10 o las 11 a un pub a estar todos allí tomando algo hasta por lo menos las 3 olas 4 como es lo normal y yo me tngo k meter a las 12 y luchar y pelear para convencerlos de que me dejen hasta la 1, que asco de todo ¿qué he hecho yo? Solo quiero estar con mis amigos hasta que todos digan: "vámonos ya", y cada uno pa su casa, no ser siempre yo el k diga: "me voy, ¿alguien me acompaña aver si me dejan una horilla mas?" y encima con mi novia... joder...
Si, definitivamente, los odio. Lo he odiado tanto y durante tanto tiemo, q ya no me queda lo q se dice odio. Hace tiempo q me di cuenta q van de "mártires" y de "padres sacrificados" pero nada de eso, son unos egoistas q lo unico q quieren es cargar sus traumas no resueltos, sus miedos, y , en general todas sus mierdas, a espaldas de sus hijos.
Así que llegó un día que me cansé, y salí pensando en saltarme a la torera su toque de queda, les dije a mis amigos que había logrado imponerme y que me quedaría hasta que me diera la gana. A partir de las 11 ya empezaron a darme por saco con el móvil así que lo puse en modo silencio y así se quedó, estuvimos hasta las 4 bebiendo y riendo como nunca y después me fui con mi novia a su casa porque ese fin de semana no estaban sus padres y... ya os podeis imaginar el resto
A la mañana siguiente volví y por supuesto me cayó la grande, como 2 horas turnándose los dos poniendome como la mierda que si iban a llamar a la policía, que si soy una vergüenza por cómo los trato, la cosa es que me calenté y aproveché para soltar yo también todo lo que tenía que decir, hasta tal punto que expliqué todo lo que había hecho la noche anterior con mi novia con todo lujo de detalles y que era probablemente lo mejor que había pasado en mi vida. Aquí ya la cosa llegó a su punto final y mi madre soltó también algo que seguro que llevaba tiempo queriendo decir: "¡Con tu tío y con tu tía irás a Bel Air!" Llamé a un taxi, cuando se acercó su molonga matrícula me fascinó. Quería conocer a la clase de parientes que me espera en Bel Air con aire sonriente.
A las siete llegué a aquella casa y salí de aquel taxi que olía a cuadra, estaba en Bel Air y la cosa cambiaba. Mi trono me esperaba, el príncipe llegaba.