Menos mal que no era yo...

Tras el empolvado cristal de la ventana contemplaba la escena. A plena luz del día, en su hora de la siesta, tras escuchar la discusión fuera de tono.

Esas dos personas iban a acabar muy mal y lo sabía. Lo sabía de sobra. Y ahí seguía, totalmente impasible ante la imagen, esperando el desenlace, aunque ya lo supiera de sobra. Claro que no era la primera vez que ocurría… dada la zona en la que residía, era algo normal en el día a día.

Tampoco era la primera vez que sentía tal indiferencia ante la situación: 2 personas a punto de matarse a navajazos, y lo único que sentía era… era algo difícil de definir, pero podría dejarse en “morbo”. Si, eso era. Lo mismo que siente cualquiera cuando ve una sangrienta película. Se tapan los ojos con la mano para no ver la sangrienta escena, pero siempre dejando una estrecha rendija entre los dedos, porque en realidad, sienten deseos de verlo.

Y ahí seguía el, sin reflexionar de ninguna manera, sin pensar en llamar a la policía. Ningún tipo de pensamiento podía perturbar su indiferencia, y muchísimo menos, su espera y su deseo de ver el final. Ni que decir tiene que se le ocurriera dejar su cómoda plaza en primera fila para bajar a separarlos… JA.

Tras una interminable espera, el momento llegó. Un rápido navajazo en el costado izquierdo, y como tantas otras veces, el agresor corriendo calle abajo. Siempre era rápido. Un breve y fuerte movimiento del brazo que sostenía el arma blanca, y al instante siguiente, el perdedor no paraba de emanar sangre por su profunda herida.

Desde su punto de visión, y a pesar de la suciedad del cristal de su ventana, podía contemplar a los ciudadanos que estaban en la acera de enfrente tapándose los ojos con una mano, pero, por supuesto, dejando la típica rendija.

Y allí estaba el herido, tirado en el suelo, junto a unos cubos de basura, con nadie que se atreviera a acercarse a ayudarle, pero con mucha gente que “disfrutaba” viéndole desangrarse, mientras se tapaban la cara con la mano dejando el característico hueco entre los dedos.

Esa tarde, gracias a toda la gente del barrio, a los vecinos que miraban desde la ventana de su casa, a los que miraban desde la acera contraria, a los que disfrutaban de la escena desde sus comercios, a los que lo hacían desde su coche mientras pasaban por allí, un hombre se desangraba en medio de la calle sin que ninguna ambulancia llegara.

Desde el salón escuchó la voz de su hijo adolescente, quien otro día cualquiera volvería a contemplar una escena igual, que decía: Papa! Papa!!! Rápido, que empieza la F1, que hay que ver a Alonso!!!
Nuadito está baneado por "clon troll"
Quien otro día volvería a contemplarlo o a formar parte de ella...

Buena redacción, por lo menos la forma de transmitir la idea del morbo de una pelea callejera con un final trágico.

¿Crítica o historia?

Sea como sea, me gusta. Lo único que tal vez cambiaría sería el uso de sinónimos más rebuscados y de adjetivos que describieran mejor el hecho, aunque eso no siempre hace falta para imaginarse la escena.

Sigue escribiendo ^^
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