Si, suena a coña y de las gordas, pero es la pura verdad, hoy a las 7:30 de la mañana mi nevera ha intenado matarme.
Resulta que, al parecer, el desague de la nevera se ha atascado y ha comenzado a tirar agua, esta se ha ido escurriendo hasta quedarse estancada en la puerta de la cocina, formando un charco bastante bueno.
Total, que al ir a hacerme el desayuno (con las luces apagadas, ya entra suficiente luz como para no matarte pero no para ver el charco de agua) ahí va Carlos todo confiado y zaaaaaaaaaaas, pisa el charco de agua.
Si unimos a ello que las zapatillas que uso no andan muy finas, resulta que la zapatilla izquierda ha avanzado más que el pié del mismo lado.
Carlos, que siente como el equilibrio se va a hacer puñetas, intenta desaforadamente extender los brazos para parar el desastre que se avecina pero, agil no estoy ultimamente, fallo al agarrarme al marco de la puerta y mi humanidad, o lo que queda de ella, va a parar al frío suelo con un golpe sordo y duro.
Bueno, el resultado de todo ello es:
* Pierna derecha jodida (entera por suerte
)
* Desollado sangrante en el brazo izquierdo (debido al roce con el marco de la puerta)
* Lado derecho dolorido
* Cabeza dolorida (golpe leve)
Y eso es todo, pero lo más curioso es que, estando en el suelo, me ha parecido oír una risita burlona que procedía de mi nevera...