Bueno Bueno, Aqui teneis un nuevo capitulo, a peticion popular la historia vuelve al cauce original. Espero que disfruteis.
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Habían pasado ya dos meses desde que ayudamos a Maria, se había convertido en lo que había soñado, una chica deseada y admirada. Carmen y yo seguíamos con nuestra relación secreta. Y este fue el motivo de nuestros problemas.
-Juan no podemos seguir asi –me comentaba carmen mientras me abrazada- estamos viviendo a espaldas del mundo.
-Carmen, sabes que arriesgamos mucho –le conteste- Sobre todo tu…
-lo se Juan – me susurro mientras acariciaba mi cabello- pero ya es hora, si queremos continuar esta relación… ¿Por qué quieres que sigamos verdad?
-Carmen sabes que no hace falta que me lo preguntes –Dije mientras la besaba- Te quiero,
-Entonces Juan –pareció meditar lo que iba a decir- Creo que deberíamos contárselo a tu madre.
- ¿A mi madre? – Conteste pero tras pensarlo me di cuenta que era la mejor opción- Creo que tienes razón, ya empieza a sospechar que mis salidas no son solo a la biblioteca…
-Entonces esta decidido, iremos a hablar con tu madre – Dijo mientras se levantaba y se dirigia a su cuarto-
-¿Ahora? – Conteste un poco turbado-
-¿Que momento va a hacer mejor? –Dijo Carmen con una sonrisa-
Así que tras llamar a mi madre y decirle que iba a llegar acompañado de una amiga. Salimos hacia mi casa. Durante el trayecto no deje de pensar como se lo iba a tomar mi madre, cierto que era una mujer muy liberal pero… ¿Lo aceptaría?
El viaje se me hizo muy corto y antes de darme cuenta ya estábamos subiendo las escaleras de mi edificio y abriendo la puerta de la casa. Nada mas abrir la puerta nos golpeo el olor del café recién hecho. Entramos en la casa y nos dirigimos al salon donde nos esperaba mi madre con varias tazas de café.
-Hola madre –dije mientras le daba un beso- te presento a Carmen.
-Encantada señora –dijo carmen mientras le daba dos besos a mi madre- es un placer.
-Lo mismo digo –contesto mi madre- Ya era hora que trajieses a tu novia a casa, por favor, servios vosotros mismos el cafe.
Me quede petrificado… así que mi madre lo sospechaba… Nos servimos el café en silencio.
-e..- conteste dubitativo mientras apuraba mi taza- ¿Cómo lo has sabido?
-Pero niño, ¿te crees que tu madre es tonta? –Contesto mirándome a los ojos- Esas salidas casi diarias, ese cambio de aspecto, esa sonrisa con la que volvías por las tardes… vamos tenia que estar ciega para no darme cuenta.
Tras esta parrafada de mi madre se me saltaron los colores y Carmen se cogia las manos nerviosamente.
-Aunque admito que has elegido a una joven muy Hermosa –Dijo mi madre- ¿pero que edad tienes muchacha?
-Veinticinco años señora –conteste Carmen- Espero que esto no sea ningún problema.
-Mm. –mi madre se quedo pensativa unos instantes- no, es evidente que mi hijo seguirá la costumbre de la Familia.
-¿De que costumbre hablas? –pregunte consternado-
-Quizás te lo debía de haber contado hace años… -Dijo mi madre bajando la mirada- en mi familia siempre ha existido cierta tendencia a casarse con personas mayores,
-Pero… ¿y mi padre? –me atreví a preguntar, aunque sabia que quizas no me diria nada... Mi madre nunca hablaba de mi padre-
- Yo tenia 18 años y el 35 –Comenzó a contar- Estaba embarcado en la marina y nos caso un capellán. Me enamore de el nada mas verle en aquel baile vestido con su uniforme de gala. Pero murió en combate… ni siquiera recuperamos su cuerpo, pero antes de morir me dio el mayor de los regalos, tu.- por las mejillas de mi madre corrian unas pequeñas lagrimas aunque su rostro era tranquilo y sereno-
- No sabía nada… -Conteste en un susurro-
-Bueno ya lo sabes, merecias saberlo ya – Dijo mi madre limpiándose las lagrimas- Bueno volvamos a lo vuestro. ¿Cómo os conocisteis?
-Bueno… - Dije aun consternado-
-Soy su profesora de Ingles – Dijo Carmen con una voz decidida-
-¿Tu profesora? – Comento mi madre- Bueno eso explica muchas cosas. ¿Os queréis?
-Claro… claro que si –dije un poco impulsivo pues la pregunta me había tomado por sorpresa- Amo a Carmen como no he amado nadie en mi vida –tome la mano de carmen y me lleve a los labios- y se que ella me corresponde.
-Entonces no hay nada más de que hablar –Dijo mi madre- ¿Cuándo te vas?
-¿Irme? – pregunte extrañado-
-Claro… Juan… -contesto mi madre- Irte a vivir con Carmen
-Por mi parte no hay ningún problema –dijo Carmen- ¿tu que dices Juan?
Dios mío… como había terminado la conversación, de presentar a Carmen a mi madre habíamos pasado a decidir que me iba a casa de Carmen. Habrá que ver como termina esto, pero la sola idea de vivir con Carmen me alboroza la sangre.