Estoy escribiendo como un loco, ya lo se.... tengo que mejorar y mucho, pero creo que lo estoy haciendo ¿no?
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Aun estaba confuso con la declaración de Maria. ¿Qué hacer? Ella me eludía en clase y no me había podido acercar a ella. Pero otras preocupaciones ocupaban mi mente… la mudanza.
Mi ropa, aunque para mi abundante, ocupaba una pequeña parte del gran armario de Carmen. El estudio lo preparamos para que Carmen pudiese trabajar tranquila y en una esquina colocamos mi ordenador cuya mesa usaría para estudiar. El salón lo decoramos con algunos cuadros que tenía guardados desde que los había heredado. Uno era una mariposa de vivaces colores que colocamos en la entrada, otro era un precioso bodegón que colgamos en la cocina.
Tras un fin de semana agotador la casa ya parecía un hogar y lo mejor era que nuestro hogar. Carmen se acostó en el salón exhausta y tras un suave masaje en los pies se quedo dormida. Observándola dormida, con sus cabellos en cascada sobre su hombro, y sus suaves curvas palpitando de vida no puede evitar exhalar un suspiro y acariciarle sus labios.
En ese momento unas suaves toques en la puerta me llamaron la atención, me acerque y abrí la puerta. Allí me encontré con una señorita muy bien vestida y arreglada, vestía un traje de arman y de su brazo colgaba una cartera de excelente piel negra, la joven rezumaba simpatía y en sus ojos pude ver el reflejo de los ojos de Carmen.
-Tu debes ser Juan- comento la hermosa señorita mientras me daba dos húmedos besos en las mejillas- Soy la hermana de Carmen. Me llamo Vanesa.
-Es un placer Vanesa –Conteste intentado no fijarme su bella figura- Pasa por favor, Carmen esta tomando un pequeño descanso.
-No, por favor –se excuso- No la despiertes… ¿Podríamos ir a tomar un café?, lamentablemente no tengo mucho tiempo.
-Claro, -Comente sospechando que deseaba hablar conmigo- En seguida vuelvo.
Entre en el dormitorio y cogi una chaqueta pues ya refrescaba, cuando salía, pase al lado de la durmiente Carmen y le deje un nota con el mensaje de que había salido.
Vanesa caminaba muy segura por la calle con ese aire que solo da la experiencia de haber vivido por todo el mundo, pero desconocía la ciudad asi que la guié hacia un discreto café irlandés completamente revestido por maderas nobles que perfumaban el locas con un sutil olor, donde además te atendían muy bien.
Nos sentamos en una mesa apartada e hicimos el pedido. Cuando teníamos las tazas humeantes en la mesa, ella corto el silencio.
-Quería conocerte –comento danesa- estoy de viaje de negocios en esta ciudad y quería descubrir al famoso chico de Carmen, aunque veo que eres un chico simpático y pareces serio y responsable, me alegra de que Carmen haya conocido a un chico como tu.
-Gracias –dije algo cortado- yo también debo estar muy agradecido.
-Para la familia fue un duro golpe que se escapase de casa –comento Vanesa mientras tomaba un sorbo del café- pero veo que es feliz.
- ¿Se escapo de casa? –Pregunte extrañado- Ella me contó que no había tenido mas remedio que venir a esta ciudad, por el puesto de profesora…
-Eso no es del todo cierto…-Contesto Vanesa mirándome muy fijamente- Ella podía haber conseguido el puesto que quisiese, nuestro padre es un hombre muy influyente, pero después de lo de Marcos… decidió alejarse lo mas posible de todo. –Apuro su taza con un suave sorbo- aunque no me extraña nada que escapase así… no supo afrontarlo.
-Pero no lo entiendo ¿Quién es ese Marcos? –Pregunte consternado mientras tomaba mi café de un solo trago- ¿y que le ha hecho?
-Ya veo que carmen no te lo ha contado…. –Vanesa pareció meditarlo unos instantes- Marcos era un compañero de universidad de Carmen, los dos se enamoraron y se juraron casarse al acabar la carera, pero el muy…. La dejo plantada en el altar…
-Nunca me lo había imaginado… -dije absorto- Ahora comprendo muchas cosas….
-Ahora ya sabes por que Carmen es tan especial –hizo un gesto para mirar su reloj- ¡Dios santo mi avión sale en 40 minutos!, por favor promete que harás feliz a Carmen y que esta visita será un secreto.
-Te lo prometo – dije mientras me levantaba y la besaba- Buen viaje.
Salude con la mano mientras su taxi se alejaba de mí y me encamine hacia mi nueva casa. Carmen aun dormía cuando llegue. Me senté a su lado y acariciaba su cabello. En aquel mismo instante me prometí que nunca te haría sufrir y que haría todo lo que estuviese en mi mano para hacerte feliz… mi ángel.