Ocho meses después del
anuncio de compra, Microsoft finalmente se ha hecho con el negocio de telefonía de Nokia. Microsoft pagará 3.790 millones de euros por la división móvil de Nokia más otros 1.650 millones de euros para licenciar su cartera de patentes. La factura final asciende a 5.440 millones de euros.
El acuerdo le concede a Microsoft la propiedad de Lumia, asumiendo así el control del 90% de los smartphones con Windows Phone. También se queda la marca de gama baja Ahsa, cuyos teléfonos se basan en Android. De esta forma Microsoft se transforma en un gigante del hardware, ya que será el responsable del envío de más de 200 millones de móviles al año. Además, los de Redmond se quedan con aproximadamente 25.000 empleados de Nokia y sus fábricas.
Microsoft gestionará su nuevo negocio de desarrollo, fabricación y distribución de teléfonos bajo la filial Microsoft Mobile Oy. Esta marca funcionará de forma independiente, y la gran mayoría de empleados de Nokia no deberán trasladarse físicamente hasta Redmond. A pesar de que finalmente el acuerdo se ha firmado hoy la unión de ambos equipos se espera que tarde en completarse entre 18 y 24 meses.
Nokia seguirá existiendo, pero evidentemente ya no fabricará móviles, su futuro pasa por tres áreas de tecnología: NSN (Nokia Solutions and Networks, su infraestructura de red),
HERE (su servicio de mapas basados en la localización, que licenciará a Microsoft) y Advanced Technologies (desarrollo y licencias). La marca Nokia se mantendrá como una propiedad de la compañía finlandesa, y solo podrá ser utilizada por Microsoft en teléfonos en virtud de un acuerdo de licencia por 10 años.
Nokia vendió el año pasado casi 251 millones de teléfonos. Los modelos Lumia con Windows Phone solo representaron 30 de estos 251 millones, así que ahora Microsoft tiene que planificar la gestión de estos dispositivos que produce Nokia y que no ejecutan Windows Phone. Son una mezcla de teléfonos Asha y Nokia X, ambos basados en Android.
Otro desafío que se plantea a Microsoft es gestionar su nueva posición. Domina la fabricación del hardware que equipa Windows Phone y desarrolla el sistema operativo, el mismo que desesperadamente intenta licenciar para que se expanda en el hardware de los ahora rivales como Samsung o HTC. La compañía deberá manejar este delicado equilibrio entre la fabricación de
smartphones y la licencia de software.
Nokia cierra como fabricante de móviles, la que fuera una marca omnipresente a inicios de siglo con míticos Nokia 1100 o 3310 que marcaron una generación dice adiós. Se termina así el milagro finlandés, que no supo reaccionar al tsunami que supuso iOS de Apple y Android de Google. Se va Nokia y aparece Microsoft, que se transforma en un gigante del hardware y en un nuevo jugador en el competitivo mercado de la fabricación de
smartphones.