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Capítulo 1 - EnemistadEra un día especialmente caluroso. Aunque estábamos en una época del año en la que no correspondía ese intenso calor, el cielo y las nubes se habían puesto de acuerdo para dejar visible al sol y este proporcionar todo su calor. Markus, llevaba camiseta de manga larga y lo estaba pasando realmente mal. El sudor resbalaba y por su cuerpo, y éste intentaba abanicarse moviendo la camiseta. Estaba sentado en un banco del parque Mathew, esperando a alguien. Miraba constantemente el reloj, supongo que con la esperanza de que ese alguien llegara, pero los minutos pasaban y allí no se veía a nadie más. El parque no era un sitio muy frecuentado por la gente últimamente aunque hubo una época en la que los niños jugaban tranquilamente en él. Ahora se había convertido en la sede de peleas callejeras y delitos. Markus seguía esperando inmóvil en el banco aunque parecía nervioso. Juntaba el puño derecho con la palma de su mano izquierda en numerosas ocasiones. Los músculos de sus brazos parecían esperar algo. Pasaron los minutos y consecuentemente las horas, hasta que empezó a oscurecer. Llegó un momento en el que Markus se levantó y empezó a caminar hacia la puerta. Yo no sabía a quien estaba esperando pero, desde luego, ese alguien no tenía intención de venir o de acudir a la cita. Cuando estaba casi en la puerta Markus oyó algo. Yo también lo oí. Se giró y en ese mismo segundo en el que su cabeza dio media vuelta para mirar hacia donde había escuchado el ruido algo le golpeó en un lado de la cabeza, la cual empezó a sangrar.
La última vez te nos escapaste, pero esta vez no tendrás tanta suerte –dijo el que parecía el líder de la pandilla-.
Había un grupo de cuatro hombres, a quienes yo conocía muy bien. Eran Brian, Joseph, Killian y Kabuto, este último era el que había golpeado a Markus. Los cuatro se quedaron mirando a Markus fijamente, su cabeza seguía sangrando aunque parecía no importarle. Estaba de cara a ellos, Kabuto estaba adelantado a los demás y sostenía lo que parecía una rama, bastante gruesa en su mano. Al parecer con eso era con lo que había golpeado a Markus.
No os penséis que os voy a perdonar lo que pasó hace cinco días – dijo Markus, mirándolos fijamente-.
El grupo de cuatro rió levemente, aunque las risas de Kabuto destacaban entre las demás.
¿Y que vas a hacer si se puede saber? – Preguntó Kabuto, esbozando una gran sonrisa-.
Os voy a hacer lo mismo que le hicisteis vosotros a Sergio –respondió Markus-. Os voy a matar.
Capítulo 2 - LuchaLos cuatro hombres se quedaron perplejos, aunque no se asustaron demasiado, más bien todo lo contrario.
¿Dices que nos vas a matar? -dijo Kabuto-. Por favor, no me hagas reír.
Los demás no decían nada, aunque en sus caras se dibujaba una pequeña sonrisa. Markus, permanecía todavía frente a ellos, mirando fijamente a Kabuto, quien todavía sostenía la rama en su mano derecha. Markus dio un paso hacía delante, sin dejar de mirar a Kabuto.
Cómo des un paso más, te mato –dijo Kabuto-.
Atrévete, no me das miedo –contestó Markus mientras seguía caminando hacia delante-.
Al final Markus se quedó a un palmo de Kabuto. Esté era bastante más alto que él, más bien era mas alto que la mayoría de chavales, así que Markus le miraba con la cabeza ligeramente levantada hacía arriba. Kabuto levantó su mano derecha con la que sostenía la rama y le golpeó de nuevo en la cabeza, exactamente en el mismo lugar por donde ya sangraba. Markus permaneció inmóvil unos segundos. Ni siquiera se movió un milímetro a pesar del fuerte golpe que había recibido. En seguida soltó un derechazo, que golpeó justo la barriga de Kabuto. Se estremeció, aunque en seguida se volvió a erguir. Los demás rodearon a Markus. Yo pensé que sería su fin. Entre los cuatro empezaron a golpearle, únicamente con los puños, menos Kabuto que aún llevaba la rama. Markus esquivaba los golpes hábilmente aunque había golpes que no era capaz de esquivar. Ignoraba a todos los demás y, cuando podía le soltaba puñetazos a Kabuto con toda su rabia. Empezó a llover. Kabuto se tambaleó y cayó al suelo después de un tremendo golpe en la mandíbula. Markus se mantenía en pie aunque ahora tenía el cuello y una mejilla roja, a consecuencia de los golpes. Seguramente tendría numerosos golpes también por su cuerpo, pero su ropa me impedía verlos. Ahora solamente quedaban tres. Killian era rubio y parecía el más habilidoso, Brian y Joseph se apartaron un poco y Killian empezó a golpear a Markus, que también hacía lo mismo. Un puñetazo de Markus llegó al abdomen de Killian, quien se estremeció ligeramente y Markus aprovechó para darle un codazo, levantando el brazo doblado hacia arriba y golpeándole con todas sus fuerzas, en la cabeza. Killian cayó y Markus le propició una patada en la parte más sensible del cuerpo masculino. Después de eso Brian y Joseph interfirieron empujando a Markus, pero este tuvo tiempo de darle una patada en la cabeza, que acabó con su vida. Brian sacó una navaja de su bolsillo y Joseph le imitó. Los dos empuñaron sus navajas respectivamente. Estaban en posición de ataque, dispuesto a clavárselas a Markus en cuanto este intentara algo. Markus se levantó la camiseta y saco de entre su pantalón un cuchillo de grandes dimensiones. Se abalanzó sobre Brian antes de que esté pudiera hacer nada y se lo clavó en el cuello. Ya era demasiado tarde para protegerse. Brian cayó, desangrado. Solo quedaba Joseph. Con navaja en mano, se dio media vuelta, era increíble. Intentaba huir. Markus corrió, no le costó pillarlo. Cuando estuvo cerca le propició una patada, y Joseph cayó al suelo. Soltó la navaja y pidió clemencia.
Yo no quería hacerlo –decía-. Fue cosa de Kabuto, nos metió a todos en el marrón ya que íbamos con él. Pero yo no quería hacerlo.
No querías, pero lo hiciste – dijo Markus-.
Y acto seguido, se agacho y le clavó el cuchillo en la cabeza. Perdió su vida.
Yo llevaba rato escuchando unos gritos, pero Markus parecía que no se había dado cuenta hasta ahora. Un vecino chillaba desde su balcón y parecía sostener un teléfono móvil en su mano. La policía no tardaría en llegar, y Markus lo sabía.
Capítulo 3 - VenganzaMal… Maldito… Hijo… de puta - dijo entrecortadamente Kabuto-.
Estaba tirado en el suelo y parecía no poder moverse. Markus se acercó a él y se agachó.
Ahora no eres tan chulito como el otro, eh? – se burló Markus-.
Hace cinco días, era un día soleado. Markus estaba con Sergio dando una vuelta por la ciudad, de casualidad pasaron cerca del parque dónde hoy había habido una matanza. Cuatro pandilleros salieron de la nada y se interpusieron en el camino de Markus y Sergio. Estaban todos armados con navajas. Les pidieron que les dieran todo lo que llevarán de valor, y el dinero. Markus no se opuso, era un chico pacífico y les dio la cartera y poco más, no llevaba mucho. Sergio se descolgó un colgante que llevaba, era de plata, nada más. Los pandilleros vaciaron la cartera de Markus, se guardaron el dinero y la tiraron al suelo.
Tú, danos también tu cartera –dijo el que parecía el líder del grupo-.
Sergio no hizo nada.
Que nos des la cartera; ¡AHORA! –dijo de nuevo-.
Sergio tampoco sacó la cartera, era un regalo de su difunto padre así que no estaba dispuesto a dársela. Era una cartera marrón, de piel, era cara pero para Sergio tenía un valor sentimental muy grande. Los cuatro pandilleros se la intentaron arrebatar pero Sergio opuso resistencia. No estaba dispuesto a perder ese recuerdo de su padre, y ahí fue donde empezó todo. Empezaron a zarandearle y a empujarle. Después vino lo peor. Empezaron a apuñalarle. Kabuto le dio una puñalada en el pecho y ahí fue cuando se desplomó. Kabuto fue quién lo mató, aunque los demás también colaboraron. Mientras lo empujaban y apuñalaban Markus había estado defendiendo a su amigo, pegando a los cuatro pandilleros pero fue inútil, los cuatro siguieron hasta que Sergio se desplomó. Llegado ese punto huyeron. Markus estuvo testificando después de ello, la policía dijo que los buscaría.
Llevo cuatro días viniendo aquí, al parque, por la tarde, desde que lo matasteis –dijo Markus, que aún estaba agachado de cara a Kabuto, quién estaba tirado en el suelo y no se podía levantar-. Sabía que algún día apareceríais.
Markus levantó el cuchillo y se lo clavó en la pierna. Kabuto chilló.
Duele, verdad? –se burló Markus, volviendo a clavarle el cuchillo, esta vez en la otra pierna-.
Sergio ya está muerto, no lo distéis opción de vivir –siguió-. Lo matasteis sin remordimientos, a sangre fría.
Vamos, mátame ya –dijo Kabuto, llorando-. Esto duele, ¿sabes?
Pues aún queda lo mejor –dijo Markus, acercando el cuchillo hacia el cuello de Kabuto-. Adiós, cabrón.
Le cortó el cuello y Kabuto se desangró. Se oía sirenas cerca. Parecía que Markus no iba a escapar de la escena del crimen. En seguida aparecieron policías, con sus pistolas en mano.
No te muevas –dijeron-.
Markus no tenía escapatoria, así que decidió correr. Los policías no se lo pensaron y dispararon. Una bala impactó en el brazo de Markus, aunque este siguió corriendo. Un segundo después una bala impactó en su espalda. Cayó al suelo y murió.
Yo creo que Markus sabía que su destino era morir si hacía lo que hizo. Y decidió hacerlo. Yo le estoy muy agradecido, me ha vengado y sé que pronto me reuniré con él.
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