[Modo Asqueroso: On]
Si miro, antes pongo papel para que haga de "paracaídas" y que mi obra se quede ahí para poder admirarla mejor, antes de limpiarme la observo, la huelo y me despido de ella. Al limpiarme, en cada pasada levanto el papel y admiro su composición: semillas de tomate, restos de piel de frutas, hilillos del jamón... así como observo el color, con lo cual puedo deducir de cuando es la mierda y cuánto tiempo ha estado en mi interior desde que comí. Cuando me peo, me gusta hacerlo solo, pero es un acto de egoísmo porque quiero mi hedor solo para mí, porque es mío. Cuando más me gusta es en la cama, y yendo solo en el coche, donde cada vez que me tiro un cuesco, paro hasta la música para que no haya nada que me distraiga mientras inhalo con vehemencia y avidez, dándome cuenta si dentro de poco mis heces serán más o menos líquidas. Mis mocos son una excepción. Me gusta manosearlos, sacarlos de su cueva uno a uno, mientras los despego con pulcritud y paciencia, para así tener un moco grande y esbelto, a ser posible sin pelo y viendo dónde está mi propio récord: ahora está en 1 cm por 0.3mm de moco duro, tras una noche entera de crianza. Lo llamo "moco gran reserva". Me gusta rascarme el culo, y entre los huevos, y admirar ese olor a macho que emana de mis glándulas sebáceas próximas a las gónadas, reducto de cuando éramos salvajes y nos reconocíamos por el olor. Para ello es imprescindible estar al menos 2-3 días sin ducharse que es el límite entre el olor natural y un hedor nauseabundo fruto de la putrefacción. Todo ello lo hago en soledad, en un acto egoísta y solo para mi, porque yo me lo merezco.
[Modo Asqueroso: Off]
Saludos!