11 de Diciembre del 2003. Estamos en clase discutiendo un posible lugar al que viajar. Después de estar deliberando durante un rato les consigo convencer para que vayamos a Madrid.
En este momento se nos plantea un serio problema: el medio de transporte.
Tenemos dos alternativas. Una de ellas sería el uso del tren, el cual rechazamos por ser bastante caro y lento. La segunda alternativa, y la cual elegimos, es el viaje en taza. El único inconveniente que tiene, es el hecho de tener que subir hasta lo alto de una montaña desde la cual coger empuje.
Nos subimos a lo alto de la montaña, y es tal la fuerza con la que nos deslizamos hacia abajo, que conseguimos llegar a nuestro destino de una sola vez...
El camino lo hacemos
deslizándonos dando vueltas a través de una carretera.
Cuando llegamos, la taza se da un golpe contra un edificio, al lado del cual había un encargado de cobrar el peaje correspondiente al paso de tazas. También tenía al lado una especie de contenedor en el que apilonar tazas. Sin duda se trataba de una estación de tazas...
Comenzamos a ir por Madrid. De repente me encuentro a una persona que parece ser conocía... Me acerco a ella para decirle quien soy, pero me acabo arrepintiendo y le pregunto si sabe donde hay un Cash Converters. Me apunto la dirección y me dirijo a él. Vendo la taza con la que llegamos mis compañeros de clase y yo y, con el dinero que me dan, me compro un billete de tren con el cual vuelvo a casa.