Son las 11 de la noche, ninguno de mis amigos salen de parranda y mis padres no están en casa; asi que estoy aquí, completamente sólo delante del ordenador.
De repente siento como mis tripas hacían "Groaarrrg!!" y entonces me doy cuenta de que tengo hambre. Me levanto y busco infructuosamente algo de comer por toda la cocina. No me doy por vencido y abro la nevera de nuevo.
Coñó! si hay huevos!! que escondidos estaban los jodidos! Pos amos a hacernos una tortilla!!
Manos a la obra!!
No debe de ser tan difícil, mira que habré visto miles de veces como se hace una tortilla. Será mi bautismo de fuego como cocinero!
El interfecto:
Descalabramos el huevo contra el borde de un plato sopero y lo empezamos a batir (sin cáscara, obviamente):
Y no nos olvidemos de echarle una pizquita de Cloruro Sódico!
Le damos caña a la sartén,
, y le echamos la pócima que tenemos en el plato sopero. Después de un rato contemplando un espectáculo de trozos de tortilla saltarines mientras buscamos a tientas el mando de la vitrocerámica para apagar el fuego, este es el resultado:
No nos dejemos engañar! Bajo la apariencia de una tortilla quasi-comestible se esconde una sustancia tan sólida como la suela de un zapato!
Abrimos el Messenger
y preguntamos a un contacto femenino, el cual nos dice amablemente, no sin antes haberse carcajeado ([qmparto]) durante un buen rato, que debemos echarle aceite a la sartén.
2º intento:
... ¬¬ Nos pasamos con el aceite:
en fin... eliminamos un poco el exceso de aceite por el desagüe y tras batir otro huevo lo echamos a la sartén, esta vez con un fuego menos intenso.
Este es el resultado:
Por último, el toque maestro:
Y buen provecho!!