Tenemos en el horizonte un futuro muy esperanzador tras una generación de políticos del pacto de la transición, que han vertrebrado un modelo que se derrite por cualquier injerencia externa y una sociedad que es rehén de su propia decadencia. Se ha construído una necesidad de consumo bajo falsos postulados de felicidad y prosperidad que acaba por hacer que no conozcamos ni a nuestros vecinos y que prefiramos gatos a hijos. Se ha construído una necesidad de inmigración por encarecer y dificultar el nacimiento de hijos, carísimos y muy problemáticos además de protestones, mejor crear una sociedad Schengen y multicultural para que la competencia con China sea la que regule los salarios. Se ha construído un clientelismo laboral y precarizado trabajo que desencadena dificultades para crear una estabilidad familiar, donde muchos aspiran a ser funcionarios y los mejores se van a países más serios. Se ha construído una muy preocupante desigualdad que milagrosamente no hace que las tasas de criminalidad y conflictividad social crezcan, lo cual hace que algunos nos riamos de las estadísticas policiales sobre delitos y los estudios de conflictividad social. Tenemos dos modelos políticos que confrontan una misma decrepitud, resignación o subvencionar a los elegidos por privilegios y miseria, ese es nuestro glorioso futuro.