Mike.
Salimos de fiesta. A vernos a nosotros mismos. En esas ocasiones de verdad. Salir para mostrar que el juego sólo ocupaba una efímera porción de miseria en todo lo que se movía y no paraba de ocurrir. Y aún así lo haciamos. Era un ejercicio más que se incluía en las normas. Realmente, no tengo la más mínima idea de si es así, pero al menos lo asumíamos como tal. Saliamos únicamente con el objetivo de satisfacer sádicamente la noche.
Estábamos Rustie, Sam, Ross y yo. Rustie tenía una pinta ambigua, ni presente ni allí. Bah, qué cojones importaba eso, Rustie había venido y eso era lo importante. Sam parecía excesivamente eufórico, lo cual me asustaba y jodía. Sam y la noche no se llevaron nunca bien, y tampoco ahora lo hacían. Era un cóctel de excitación patética y exacerbante mezclado con capullos, alcohol y lucidez espontánea cuando se daba cuenta de que había fracaso otra noche. Mezclado listo para quemar la garganta. Oh, claro que sí. Aunque si había que analizarlo objetivamente, nosotros eramos causa principal situada en un extremo difuso entre capullos y lucidez. Sam podría haber triunfado ¿ alguna? noche. Qué cojones, no habría triunfado, y aunque lo hubiera hecho, se lo hubiéramos impedido. Siempre se lo hubiéramos impedido. Además, para eso salíamos, ¿no?.
Ross era un punto aparte. El cabrón elegía los días equivocados para caerse. Que no se me malentienda, era mi mejor colega. O quizás un colega por descarte. La cuestión es que era un tío brillante, brillante e indiferente.Quizás ese era su problema. Era tan indiferente que se empañaba a si mismo. Sabía destruir pero sin duda sobresalía en su propia autodestrucción. Y entonces era mejor dejarle. Que se matara a si mismo no salvaba que su mente pervertida se volviera aún más jodidamente macabra. Si Sam me asustaba en un estado de entusiasmo desmedido, Ross me perturbaba en su oscuridad planificada. ¿ Y eso qué tiene que ver? Todo. Es puramente indispensable. Ross-fiesta-inmundicia. Era suficiente para asimilar que el juego se iba a deleitar esta noche. Iba a ser frenético y psicópata. Debía actuar si no quería desperdiciar otra noche.
Entramos a un pub para alcohólicos sin prejuicios. Esos pubs mugrientos tenían su jodido encanto en el fondo. Como nosotros, muy al fondo. No te miraban por encima del hombro, y si lo hacían, lo disimulaban bien. Era convertir en espacio el maldito desengaño. Se llamaba Mogwai. Oh amigos de la noche, reuníos. Pedimos pintas y nos sentamos entre cadáveres mentales. Era un puto funeral y empecé pronto a pillarle asco a la situación. Decidí comenzar una amena charla entre candidatos a suicidio:
- Ey Ross, quita esa maldita cara de asco. Ya sé que es genético, pero inténtalo- Había sonado ridículo y forzado.
Ross me miró con repugnancia durante un destello de “Hoy acabas en el suelo” y siguió mirando a su pinta. Había establecido una relación de amor platónico preciosa. No bebía, simplemente aguardaba a que aquella rubia se le acercara a la boca pidiendo placer: “Ven aquí, venga, sé que me necesitas”. Estuvieron así un rato hasta que cayó bajo sus encantos de demacrado juvenil encantador. Parece que le pilló gusto y al poco tiempo ya se encontraba, dentro de sus limitaciones, en la barra. Qué deprimente parecía.
Rustie había comenzado a contar mierdas que nadie entendía. Debe ser complejo de cojones ser Rustie. Para una vez que te dignas a abrir la boca y únicamente consigues balbucear contigo mismo. Sam estaba intentando acercarse a un grupo de tías situado justo en una barra que se aproximaba sospechosamente a la salida. Sin duda sabían lo que se iban a encontrar allí, y eso parecía divertirles y avergonzarles. Sinceramente me interesaba más Rustie y su alcoholizado diálogo interno. Sam tenía claro que iba a propiciar la salida más que evidente del grupo femenino, y Rustie hasta parecía tener un profundo interes filosófico. Había comenzado a gesticular como un mandril furioso y eso le aportaba cierto dinamismo al balbuceo. Si ya parecía ser un ser hecho trozos psicológicamente, ahora esa teoría se extrapolaba al apartado físico. Estaba llorando de risa, o eso creo, y Rustie empezaba a atraer público. Sin duda estaba pasándoselo en grande. Consciente o inconscientemente, es imposible saberlo.
Pero qué…mi expresión había cambiado a una ira simpatizada por las pintas de más. Estaba pasando un jodido buen rato con Rustie y todo se acaba de truncar. Una tía había dejado tirado al grupo de Sam y estaba hablando con Ross…Espera ¿ Sam? ¿¡ Dónde cojones se ha metido!? Oh, se me está yendo de las manos. ¡ Rustie, actúa! ¡ACTÚA!. Recibo el silencio como única respuesta. Dios, tendré que ocuparme de todo yo mismo. Primero, ¿ Y Sam?. Calma, calma. Lo más seguro es que esté abochornando a otra tía o que esté con ella fuera…OH NO. Salgo tambaleándome hacia afuera. Giro la cabeza y me gira el mundo. Consigo enderezarme y voy dando vueltas por los alrededores. Esto no puede ser así. Sigo dando vueltas y al final vuelvo al punto inicial. Consigo ver a Sam tirado justo al lado de la puerta. Soy gilipollas, no se me había ocurrido agachar la cabeza. Punto dos. ROSS, ÉSTA TAMPOCO PUEDE SER TU NOCHE.
Entro al local y Ross no es Ross. ¿ Quién es ese tío que sonríe?. He visto a Ross sonreir antes, pero no así. ¿ He llegado tarde? No, me niego a pensar eso. Consigo llegar hasta Rustie, el cual está durmiendo. Buen espectáculo Rustie, te mereces un descanso. Intento pasar desapercibido y consigo situarme cerca de ellos:
- No te esperaba ver por aqu…- Ross está siendo amable. Mierda, mierda.
- ¡Ya ves! Estoy con unas compañeras y les gusta este local. Tampoco está tan mal.
Hasta ahora sólo me había preocupado por joder a Ross. Ahora me doy cuenta de que la tía está realmente buena. No salgo de la impresión y de la incredulidad preguntándome qué hace perdiendo su tiempo con Ross.
- ¿ Y qué tal…anda…y eso?
Quizás no va a hacer falta que actúe.
- ¡ Muy bien! Estudiando para Derecho, te acuerdas que te lo dije, ¿ no?- Le mira con ojos de falso enfado.
¿”¿Te acuerdas”?, ¿”Bien”?. Estoy mareado y me quema el estómago.
- Ah, sí, es verdad, es verdad…Hacía mucho tiempo que no hablaba contigo…¿ Qué tal con Edward?- Ross suena cansado de si mismo.
- Ah…Hace 2 meses que lo dejamos.
PELIGRO
- Oh…vaya…lo…lo…ya sabes…es una…putada…sí…bueno…si estás bien…¿ no? – Ross perdió la empatía hace tiempo. Largo tiempo…
- Sí, bueno, creo que era lo mejor.
- ¿ Entonces ahora…?
- Con las amigas.
Los sentimientos nunca mueren del todo. Siempre corres detrás de ellos para propiciarles el golpe final . Siempre, siempre. Yo corrí mucho y al final me quedé parado dejando que huyeran. Mirándolos a la lejanía, como corrían agitados. Y yo sentado…Ross sigue corriendo, aunque no lo reconozca. Es hora de frenarle.
Continúan dialogando y al final me llega el momento.
- Me voy…al baño…sí, en un momento vuelvo. – Ross se levanta y se va arrastrando las piernas.
Actúo rápido. Es experiencia. Puro placer. Un chute de miseria en vena.
- Tú. – La miró desafiante con cólera imitada y se me queda observando perpleja.
- ¿ Qué pasa?.
- Deja a mi chico. Veo cómo le miras. Déjalo o tendremos problemas. – Un papel perfecto Sr. Mike.
- Sólo estábamos hablando…Soy, soy una amiga suya. – Está nerviosa y eso me proyecta una sensación de omnipotencia. El juego es puro éxtasis.
- Aléjate. Ya.- Ha pasado a cólera efervescente.
- Tranquilo…tranquilo…
Coge sus cosas y se marcha con sus amigas hacia el desconocimiento. Ha huido. HA HUIDO. Me siento de puta madre. JODIDAMENTE GRANDE. Me entran ganas de gritar y festejar con Rustie. Qué cojones, vamos a hacerlo.
- ¡¡RUSTIE, RUSTIE!! ¡ DESPIERTA JODER!- Empiezo a zarandearle.
- Eh…eh…eh…
Me empiezo a reir descontroladamente en la mesa, en el suelo…No puedo parar.
Ross sale y al contemplar la mesa vacía despierta del letargo.
- Qué…
No puedo parar.
Ross mira a la mesa, segundos, minutos…No sé, no puedo respirar. Rustie se ha caído también.
- Angela…
De repente me atiza la memoria. Eso me suena. Ese maldito nombre me suena. ¿ Quién era…quién era…?
Ross comienza a beber. Yo le miro desde el suelo, esperando. Yo continúo riendo y él bebe de manera precipitada y suicida. Al final se levanta y se acerca a mí. Me levanto.
- Reconoce que…- La sonrisa me aflora.
Ross me mira homicida. Ahora me encuentro en el suelo, sangrando por la boca sin parar de reir.
- ¡¡HAS INCUMPLIDAS LAS NORMAS!! HAS INCUM…- Me duele el pecho de tanta carcajada.
Ross ya no está.