El morbo puede llegar donde tú le permitas, si le abres la puerta a la gente curiosa.
Creo que como ciudadanos y vecinos debemos ejercer nuestro derecho a "no saber", ya que no nos interesa ni nos va aportar nada bueno, conocer las desgracias ajenas, ni nos va a aportar nada tampoco enterarnos de supuestos logros o supuestos éxitos ("de lo que oigas, la mitad creas").
Oir, ver y callar, y mantenerse al margen salvo que sea absolutamente imprescindible, y si te toca tratar con alguien que te cuenta su vida y te resulta molesto, porque se trata de una persona negativa que sólo cuenta las cosas malas, se puede salir del paso con algún comentario neutro y educado, del tipo "Espero que se mejore" y punto.
En el caso de los ancianos es incluso beneficioso para ellos no enterarse de las desgracias ajenas ya que si cada poco tiempo fallece un conocido o amigo, es otro disgusto más que se llevan, otro funeral más al que acudir (con sus respectivas misas y entierros) y por ello defiendo que es mejor no enterarse. Si ya pasados cinco años te enteras del fallecimiento de un antiguo compañero, duele menos, que vivirlo en el momento.