A todo cerdo le llega su San Martín, dicen.
Es muy normal lo que te está ocurriendo, estás en un momento de transición entre el tú que no se esforzaba por nada y el tú que se esfuerza por algo. Te aviso, es jodido. Vas a sufrir, pero todo pasa.
Yo era más o menos como tú, no hacía ni el huevo y sacaba notazas, pero llegó bachillerato y... supuse que estudiar no era lo mío. Aprobaba sólo lo que me interesaba, porque no me costaba a penas esfuerzo. Sólo me gustaban las matemáticas cuando me salían bien al primer o segundo intento. Desesperada, me copié muchas veces, pero incluso me daba pereza copiarme. Bueno vamos con los consejos.
Poco a poco fui cambiando el chip, hacía como que me interesaba la asignatura y lo leía como un libro, hacía garabatos mientras estudiaba y asociaba estos garabatos a lo que debía memorizar. Me engañaba a mi misma: "qué interesante", decía sobre historia de España. Leía por internet sobre el tema, o veia vídeos.
Básicamente, fuerza de voluntad.