El exprimer ministro israelí Ariel Sharon ha fallecido este sábado a los 85 años, según informó su hijo Gilad, después de pasar ocho de ellos en estado vegetativo. A finales del año pasado los médicos que le tratan habían certificado un notable deterioro de su salud, con graves fallos renales e incluso una infección sanguínea. Sharon ha fallecido en el hospital de Tel Hashomer, donde estaba ingresado, en la zona metropolitana de Tel Aviv.
A su muerte ha recibido unánimes elogios por parte de la clase política israelí. El primer ministro y antiguo rival Benjamín Netanyahu dijo que el recuerdo de Sharon “está grabado en el corazón de Israel” y le calificó de “valiente luchador y gran militar”. Sharon tomó las riendas del partido conservador Likud de Netanyahu, y se las devolvió cuando fundó su propio partido centrista, Kadima. La retirada unánime de la franja de Gaza provocó notables desencuentros entre ambos líderes.
Entre los palestinos el recuerdo de Sharon es infausto. De “tirano” y “criminal” le ha tildado Sami Abu Zurhi, portavoz de Hamas, el grupo islámico que controla la franja de Gaza. Muchos le consideran responsable de la muerte del presidente Yasir Arafat, y aún a día de hoy le acusan de haber ordenado su envenenamiento con polonio, a pesar de que varios estudios no han podido ni siquiera ofrecer resultados unánimes y fehacientes de que ese material radioactivo fuera la causa de la muerte.
Antes de caer en coma, Sharon sufrió de graves problemas de salud agravados por su sobrepeso, elevado colesterol e hipertensión. En diciembre de 2005, mientras era primer ministro de Israel, padeció un leve infarto cerebral tras el que los médicos le aconsejaron un cambio radical de hábitos alimentarios, sin éxito.
Varias semanas después, en enero de 2006, sufrió el ataque definitivo, que le dejó en coma todos estos años y del que no se recuperó, a pesar de breves intervalos en los que los médicos detectaron leves incrementos de la actividad cerebral del paciente, sin que llegara a recobrar la conciencia. En 2010 el político fue trasladado del hospital Sheba de Tel Hashomer a su rancho de Havat Shikmin, en el desierto del Negev, donde ha pasado una buena parte de los últimos años.
El gasto de la atención médica a Sharon, según una estimación del Parlamento israelí de 2010, fue de 1,6 millones de shékels al año (335.000 euros). Su familia y allegados mantuvieron la esperanza de una recuperación hasta el final de sus días. De hecho, el Gobierno le siguió pagando a su chófer oficial el complemente de conducir para el primer ministro hasta noviembre del año pasado.
Sharon, nacido en Kfar Malal en 1928, cuando la Palestina histórica estaba bajo mandado británico, fue un fiero general con gran experiencia en la península del Sinaí y a quien se le atribuyen grandes éxitos estratégicos que permitieron a Israel ganar la guerra contra Egipto y Siria en 1973, la denominada guerra de Yom Kipur. Fue elegido primer ministro en representación del partido Likud en 2001. Ocupó el cargo hasta que sufrió el infarto cerebral en 2006, después de haber fundado el partido centrista Kadima, que, ausente él, ganó unas elecciones pero se debilitó notablemente con los años hasta caer en la mera testimonialidad.