Es de esos inventores anónimos a los que debemos más de lo que él jamás llegó a imaginar.
Endulzó y seguirá endulzando los paladares de millones de niños.
Supo como llenar de ilusión las cabezas de los niños aún a sabiendas que lo que te esperaba dentro del huevo no iba a ser gran cosa.
Riposa In Pace