Mis impresiones tras ver la película:
A un nivel personal se retrata la relación tóxica y desigual entre Napoleón y Josefina. En esa pareja él era el que realmente tenía unos sentimientos sólidos. Ella le aceptó por cálculo, y nunca le quiso, como lo demuestra que tuviese amantes durante la ausencia del marido.
Josefina era una cortesana de manual de aquella época y la actriz Vanessa Kirby, con total certeza, es mucho más atractiva que la original, porque Josefina tenía mal la dentadura y por eso no sonreía con dientes, aunque según las fuentes era muy agradable de presencia y su voz era encantadora. Pero como cortesana, primero desdeña a Napoleón, y luego se lo piensa mejor al enterarse de que es un sujeto con cierto poder. Es una mujer tóxica.
No sólo era infiel a Napoleón sino que se había quedado estéril (seguramente debido a su paso por la cárcel durante el "Terror") por lo que no tenía valor como esposa oficial. Napoleón, que en la película se jacta de no cometer errores, comete uno y grave al vincularse con esta mujer, que nunca le querría a él tanto como él a ella. Ni le correspondería del mismo modo. Se conocen muchas cartas de Napoleón a Josefina, pero apenas hay de ella hacia él.
Josefina (nacida el 23 de junio de 1763) era seis años mayor que Napoleón (nacido 15 de agosto de 1769) mientras que en la película una actriz de 34 años la representa y un actor de 48 da vida al Corso. Durante toda la película vemos a Napoleón con la misma edad, obviando que alguna vez, también él, fue adolescente y joven adulto.
La película no lo muestra pero la segunda mujer de Napoleón tampoco le querría demasiado puesto que le abandonó a su suerte tras su exilio definitivo a la isla de Santa Elena. Algo lógico en una aristócrata que no iba a renunciar a todas sus propiedades y privilegios por acompañar a su marido. SIn embargo, no quiso el divorcio. Nuevamente, cálculos e intereses, y no afecto ni sentimiento por ninguna parte.
Tampoco se muestran las relaciones de Napoleón con los hijos de Josefina, salvo breves escenas. No aparece su hermanos José (que el Corso nombró Rey de España) ni su otro hermano que sería brevemente rey de Holanda, aunque sí aparece su madre.
En la película no se menciona en ningún momento el Code napoleónico de 1804, un código civil del que Napoleón se sentía especialmente orgulloso, y que España copió casi cien años después. Se le atribuye haber dicho: "Waterloo borrará el recuerdo de mis cuarenta victorias; pero lo que nada puede borrar es mi Código Civil. Eso vivirá para siempre".
La captura de Napoleón tras Waterloo no fue tan fácil como muestra la película. Sí refleja bien la popularidad, el carisma y ese magnetismo especial del Emperador, capaz de hacerse obedecer por las buenas, con un estilo de mando muy adelantado a su época, no basado en el principio de jerarquía sino en su autoridad personal como Emperador.
Por lo demás es una buena película, recomendable, y que recuerda que la guerra es un horror, una forma terrible y estúpida de morir. Por si alguien tiene la curiosidad, sugiero investigar qué pasó con los cadáveres de los numerosos soldados fallecidos en la batalla de Waterloo, porque la realidad supera a la ficción.