Otro año más, y como no, una navidad más. Las calles se llenan de niños ilusionados acompañados de sus padres, mientras admiran los adornos y regalos que pedirán a esos queridos Reyes Magos, la felicidad llega a los hogares de todo el mundo y más que nunca, las familias son realmente lo que engloba la palabra por sí misma, disfrutando de momentos envidiables y amenos en estas fiestas navideñas. Como es de costumbre, cada año empiezan a faltar personas importantes, pero por ello la existencia de la Navidad, para así olvidar todos los momentos fatídicos y poco agradables para la persona, y empezar a disfrutar de lo que realmente es la vida y saber apreciar las personas que se encuentran a nuestro alrededor.
Con el paso de los años y el cambio de la niñez a la juventud, esas ansías por el esperado Día de Reyes se aminora con el tiempo. En un principio todos los niños pequeños suelen enamorarse de esos coches radio controles, muñecos basados en sus superhéroes favoritos, las cocinas de juguete, accesorios de belleza o la conocida “pley stetion 2”. El concepto de Navidad se ha modificado mucho, en gran parte por la publicidad y la saciedad de las compañías de llenarse el bolsillo de dinero, convenciendo, sobre todo a los más “peques” de la casa, con ilimitados anuncios de sus productos. Algunas personas lo verán como algo normal o tradicional, pero realmente la sociedad no ha entendido el verdadero valor de la palabra, pues “La vida misma y el ver que está vivo, es el mejor regalo que uno puede pedir”.