Entiendo lo que dices. Hay Profesores que dan clase dictando apuntes y asistir a clase se convierte en un tedio insoportable, en una heroicidad...
La única forma de superar esto es buscando la motivación por ti mismo. Te apunto una técnica:
Juega a pillar al Profesor. Este es un juego que consiste en averiguar de dónde saca el Profesor los apuntes que dicta. Normalmente, un Profesor no se inventa nada, sino que lo copia de algún manual o de varios. Ve a la biblioteca, revisa los libros de la materia (vienen en la bibliografía) e identifica el tesoro del Profesor. Su fuente. Y luego, una vez hecho esto, lee todo lo que el Profesor omite en sus apuntes.
Comprenderás una cosa: en la Universidad, diez folios de apuntes pueden ser peor que treinta. A veces cuando se dictan apuntes con el afán de eliminar páginas se quitan explicaciones y ejemplos valiosos. En los libros está todo, pero el Profesor que dicta, omite lo que le parece prescindible. Esas omisiones se llevan también parte de tu interés y de tu motivación. Es algo parecido a lo que le hacen a los ingenieros cuando les enseñan ciertos temas de matemáticas omitiendo otros a propósito. El pobre estudiante no entiende algunas cosas y se bloquea. Eso es porque no le explican cosas, pero todo está en los libros.
Si los apuntes que te están dando te parecen infumables y las clases tediosas, pilla al Profesor, y luego amplía por tu cuenta. Ilumínate por tu cuenta. Hazte un especialista en esa materia por tu cuenta. Esa es la forma de encontrar la motivación. La culpa de que las clases sean aburridas no es del Derecho civil, del Derecho penal o de la Historia del Derecho, sino de que quien imparte las materias es un burócrata, y no un auténtico Profesor. Aprende de los mejores: ve a la biblioteca. Sumérgete en los manuales y libros, sí, esos mismos que tus compañeros no miran. ¿para qué? ¡si ya nos dan apuntes en clase!. Haz tus propios apuntes y utiliza los de clase para tener una guía, un esquema, pero no permitas a un burócrata que te haga creer que tu carrera es un muermo, porque no es cierto