¿Veis normal que me levante a las 11, me ponga las gafas de sol y sin desayunar ni ducharme ni nada me dirija a la catedral y al barrio de Santa Cruz a escribirle poemas a mi amada? El sutil viento de la mañana acariciaba mi pelo, las gafas ocultaban las ojeras del mal sueño y los viejos paseaban sin saber en que pensar. Yo me perdía en mis fantasías escribiéndole a mi amor, imaginándomela danzando entre los olivos. Aunque ella a esa hora aun estaba durmiendo, claro.
Creo que algo está cambiando dentro de Kasfruit3. No sé que pensar.