Prueba con: "Un saco de huesos" de Stephen King. Siempre me dio la impresión de que el guionista de Alan Wake se había inspirado en gran parte en este libro. El protagonista es un escritor sin ideas al que se le ha muerto recientemente su esposa . Si lo lees no te vas a arrepentir, tiene más terror que Alan Wake y te va a recordar constántemente al videojuego, sobretodo al principio.
SADVCF escribió:Prueba con: "Un saco de huesos" de Stephen King. Siempre me dio la impresión de que el guionista de Alan Wake se había inspirado en gran parte en este libro. El protagonista es un escritor sin ideas al que se le ha muerto recientemente su esposa . Si lo lees no te vas a arrepentir, tiene más terror que Alan Wake y te va a recordar constántemente al videojuego, sobretodo al principio.
Gracias por la recomendación, nunca me he decidido a leer una obra de King porque siempre me han dicho que estaba algo loco y bueno, tendré que darle una oportunidad
Un saludo.
cash
V A P O R W A V E
7.593 mensajes desde ago 2009 en A e s t h e t i c s
Precisamente estoy leyendo el de un saco de huesos y en algun momento me vino a la cabeza el Alan Wake. Ademas como libro te lo recomiendo, lo poco que llevo engancha mucho.
Innegablemente Alan Wake bebe de un Saco de Huesos y de Stephen King en general.
Si el pueblo donde ocurre la trama se llamase Maine o (Castle Rock ) no pasaria nada!!!!!
Hay otra novela que se puede parecer un poco también.
La mitad oscura.
Evidentemente también de SK.
Mirar la sinopsis de la mitad oscura:
Cuando Thad Beaumont en pleno bloqueo creativo, después de que su novela Las súbitas bailarinas optara al Premio Nacional de Literatura y lo perdiera, decidió seguir los consejos de su mujer y publicar una serie de thrillers retorcidos y sangrientos bajo el seudónimo de George Stark, no pensó, ni por asomo, que le sería tan difícil «deshacerse» de ese otro yo que, no se explicaba cómo, había dejado de ser ficticio. Cuando el comisario Alan Pangborn apareció en su casa acusándole de un brutal asesinato, Thad quería afirmar su inocencia, asegurar que nada tenía que ver con todos esos monstruosos asesinatos cometidos tan cerca de su casa, ni con la retorcida mente que protagonizaba sus novelas policíacas, ni con las llamadas de aquella voz que, obscena y susurrante, le pedía al teléfono que se rindiese. Pero ¿cómo podía explicar que sus huellas ensangrentadas aparecieran por todas partes en la escena del crimen?.