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Prólogo: Es deprimente que una mente demente os diga lo evidente..
Es la mágica sensación que se tiene al estar entre los pechos de los dos mejores cuerpos femeninos que hayas visto. Sentir el tacto suave, blando pero a la vez bien colocado, sentir como te van comiendo el cuello a besos, ver como poco a poco va desapareciendo, como por arte de magia, esa ropa tan provocativa para acabar al desnudo con únicamente el tacto sedoso de la piel de aquellas dos impresionantemente bien formadas chicas de 15 años. Sentir como sus lenguas se van deslizando, una bajando tu cuerpo y la otra fundiéndose con la tuya, notar como recorren cada milímetro de tu cuerpo hasta que llegan a..
- ¡Señor Zalameda! Puede repetirme los últimos versos de Lorca que ha recitado su compañera Cristina, ¿por favor?
Llegan a tocarte las narices por el hecho de volver a estar fantaseando en clase de literatura, con un odioso profesor sabelotodo de 53 años que no decide jubilarse aun, el que dice que aun tiene mucha sabiduría que ofrecer a sus “queridos alumnos” cuando a las chicas las mira descaradamente cuando van escotadas o con falda.. Un maldito viejo verde que no te deja soñar despierto. Aunque pensándolo bien.. Yo puedo acabar como el si me descuido..
-Señor Zalameda, no me obligue a repetírselo.
-Disculpe, señor Ramírez, -y ver como su cara de odio se intensifica ante mi tono despectivo- los versos de Lorca son: Veinticuatro bofetadas, Veinticinco bofetadas; despues mi madre a la noche, me pondrá en papel de plata. Guardia civil caminera, dadme unos sorbitos de agua. Agua con peces y barcos. Agua, agua, agua, agua. ¡ Ay mandor de los civiles que estas arriba en tu sala ! ¡ No habrá pañuelos de seda para limpiarme la cara !
Y en ese justo momento se le descompuso la cara a aquel viejo verde e hizo proseguir leyendo mi compañera Cristina, la cual no había terminado de leer el poema entero. Si, el peoma que terminé de recitar de memoria para demostrarle, una vez mas, que no hay nada que me pueda enseñar él a mi. Razón por la cual me tiene tanta manía, además del hecho de no atender nunca en sus clases y aun así no bajar de una media de 9.. Al fin sonó el timbre, terminó la hora mas larga del día.. Podría distraerme aunque fuesen solo cinco minutos tranquilo.
-Oye Leo, esta vez te has superado a ti mismo. ¿Has visto la cara de odio que te ha puesto?
-Sí, la he visto y la he gozado, Álex..
Alejandro Grande, Álex era “mi mejor amigo” por así decirlo. Era grande como el solo. Para tener simplemente 17 años, era un puñetero monstruo. Un metro y ochenta y ocho centímetros de altura, moreno con la piel bien bronceada, guapo, con ojos castaños muy claros, el pelo corto y cuidado, un tatuaje tribal en la parte izquierda y posterior izquierda del cuello, y bien fibrado. Además tiene muy buen gusto para la ropa, suele ir con zapatos cómodos, pero bien vistos para la calle, con pantalones tejanos anchos, y camisetas de licra ajustadas, tapándose además con una camisa abierta muy callejera, y siempre con un collar con un aro de plata. Vamos, el sueño húmedo de toda chica de nuestro instituto. Para colmo, es atento, inteligente, buena persona, interesado en los demás, despreocupado.. Resumiendo, un buenazo total, con lo cual muchas chicas le iban detrás, y él pasaba de todas. Nunca entendí como pudiendo estar con quien quisiera, no estuviese con nadie.
-Jajajaja ¡Vaya personaje estás hecho! Oye Cristina, a ti que te ha parecido?
-Pues una vacilada en toda regla, que quieres que te diga..
Cristina Salazar, Cris para los amigos, una chica muy poco habitual, fuera de lo común. Físicamente está mas que bien, tiene complexión atlética y usa una talla 105 de pecho. Viste de manera muy callejera, con pantalones generalmente anchos y desgastados, con camisetas o muy sencillas o muy recargadas, pocas veces va con tops ajustados porqué dice que no le gusta sentirse el centro de atención por provocar tanto marcando pecho, sin saber que realmente ir con ropa ancha es prácticamente igual o mas provocativo en una chica como ella. El pelo largo, normalmente liso, aunque rizado le queda bien, y castaño oscuro, mezclado con trozos de castaño claro, como una explosión de colores de otoño en su pelo. Tiene el flequillo recto, pero se lo ha comenzado a poner hacia la derecha, con lo cual le hace una forma semicircular muy provocativa. Tiene una sonrisa dulce, de esas que realmente pagarías por ver, de las que te alegran el día, y los ojos de color marrón oscuro, grandes y muy brillantes, y para colmo, una mirada profunda. En parte, la misma que la mía, una mirada capaz de revolverte el alma para ver que guardas dentro con tan solo mirarte a los ojos. Solo que yo lo disimulo, pongo desinterés en mi mirada. A mi no me hace falta ni mirar a alguien fijamente para conocerlo, a ella si. Sin embargo, es muy lista, tiene mucha capacidad, se le da muy bien la psicología y el hecho de meterse en la mente de la gente, de conservar todos los puntos de vista posibles, como a mi. Tiene un gran interés en mostrar su opinión, que suele ser una versión incompleta de la mía, una opinión que nunca se equivoca. Pero en su caso, nunca termina de decirlo todo. Yo sin embargo, pese a poderlo decir todo sin equivocarme, me callo. Realmente me alegra haberla conocido, es la persona que mas interés me ha despertado en mucho tiempo.
-Es que lo ha sido, Cris. Ya sabes como soy, eso no cambiará.
-Puñetero Leo, si es que te pega el nombre..
-Yo no tengo los cojones pegados al culo,¿sabes?
-Idiota, no lo decía por eso. Lo digo porqué eres frío y calculador, las sueltas al vuelo siempre, y no hay ni una sola vez en que un profesor te haya podido recriminar nada.. Bueno,-y le cambió el tono a uno un poco excéntrico- excepto tu pasotismo habitual.
-Si, ya, bueno.. ¿Nos fumamos la siguiente clase, Álex?
-Por mi vale, solo toca gimnasia y después patio.
-Seréis.. no tendréis la intención de dejarme sola en educación física,¿verdad?
-Claro que no, Cris. Tu te vienes de cabeza.
Y cogimos las mochilas y nos fuimos al pasillo. Total, bachillerato no es obligatorio, podíamos salir cuando quisiéramos.. Hacíamos primero, bueno, Álex repite primero, así que nos abrieron las puertas de salida como si nada, después de pasar por aquellos pasillos tan sumamente repetitivos, llenos de toda esa gente que no saben que hacer cuando salgan de ahí, o impacientes para salir y hincharse a fumar porros como desesperados, creyéndose populares por tal gilipollez. Fuimos a la cafetería de la esquina. La de estudiantes. Hay una norma no escrita que dice que la cafetería es lugar privado de alumnos a todas horas, incluso para los que hacen campana, y el bar-restaurante es lugar privado de profesores, sea la hora que sea. No nos cruzamos entre nosotros mas allá de las puertas del instituto.
Entre el olor de tabaco y café recién hecho, pasamos la siguiente hora, entre risas. Nos conocemos bastante bien ya, estamos a gusto los 3. Pero hay algo que no encaja, como de costumbre. Yo. Mi ser. Mi imaginación vuelve a divagar esperando algún tipo de emoción nueva. Mi mente espera que mi corazón saque alas y empiece a volar, aunque sepa bastante bien que el corazón no me sirva nada mas que para bombear sangre. Algo vuelve a fallar. Vuelvo a estar como siempre. Vuelvo a estar completamente indiferente. Exhalando humo me evado de todo pensamiento camuflándome en la conversación con Álex y Cris sobre el próximo examen de latín. Finjo estar pendiente de ellos, pero me evado y me enclaustro en todos los rincones posibles de mi cabeza, en todos esos que me impiden sentir absolutamente nada, buscando una solución contra esta maldita condena que me hace ver las cosas de lejos, conocer a una persona sin mirarla, que me mata el interés en todo. Solo me evade el humo, solo me evade la necesidad de demostrar que me puedo equivocar, que no soy perfecto, que alguien me dará una sorpresa y sabrá conocerme a mi antes que yo a ella, pero no es así. Hoy no es así. Hoy es otro día mas, que pasa tan monótono como cualquier otro, hasta que llego a casa, a este asco de casa.
-Si que llegas temprano hoy,¿no?
-Sí, me he saltado las últimas clases.
-¿Y te parece bien? Mira niño, yo no te pago los estudios para que hagas lo que te da la gana
-¿Qué mas te da? No bajo del 9 en nada, no te quejes.
Y acto seguido, antes de seguir escuchando a mi padre, me encierro en mi cuarto, sin ganas de oír a un cocainómano agresivo-depresivo que se rebota cada vez que no le hago caso, cada vez que le recuerdo que su mujer murió por su culpa, cosa que intenta camuflar comprándome materialmente. Porque cuando eres un alto ejecutivo podrido de dinero, estás podrido de dinero. Cosa de la que me aprovecho. Todos mis gastos corren a su cuenta, obviamente. Para algo es mi padre, aunque por su culpa, para mi la palabra familia perdió el significado hace muchos años.
Pasé la tarde dibujando sin saber que dibujaba, escuchando música, mi única evasión completa del mundo, escuchando letras vivas entre bombo y caja, escuchando letras que le destrozarían el alma a cualquier poeta que las escuchara, imaginando que yo soy uno de esos poetas a los que se le puede destrozar el alma.
Y al llegar la noche, me vuelvo a mirar en el espejo, y vuelvo a ver algo de lo que nadie se da cuenta. Vuelvo a verme, normal, con un cuerpo sencillo, ni musculoso, ni gordo, algo moreno, con el pelo negro noche, y los ojos igual. La única diferencia que hay en mi es que ese brillo de esperanza que había en mis ojos desapareció hace mucho, dejando espacio solo al vacío. Un vacío sepulcral que no me permite decir que estoy vivo, porqué realmente estoy muerto en vida. Una noche mas, contando estrellas asomado en mi ventana, con un cigarro de buenas noches y una libreta para apuntar la frase que se me pasa en aquel entonces por la cabeza. Una noche mas, nada ha cambiado, una día mas, monótono como siempre.
Un día mas, otra noche mas.. Necesito dormir. No. Necesito soñar, conectar con lo que espero conseguir en mis sueños, puesto que ahora mismo no lo puedo conseguir en la vida real. No puedo sentir mas que indiferencia hacia todo, y no querría ser tan hipócrita como para tener que fingirlo. Por mucho que tenga que pagar con despertarme a la mitad de un sueño, es un precio muy alto, pero que estoy dispuesto a pagar.
Capítulo I: Quise volar y me cortaron las alas, quise soñar y..
Otra maldita noche igual.. No sé para qué narices quiero soñar, si siempre me desespero ante lo mismo, ante una realidad imposible de esperar. Sigo teniendo déjà vus, incluso mas fuertes que antes. Pero lo que realmente me desespera de mis sueños es esa chica que nunca aparece.. Recuerdo a la perfección una voz dulce, protectora, como la de una madre cuando acuna a su hijo recién nacido. Igual que una sonrisa perfecta.. Tan dulce y tan pícara al mismo tiempo.. Una sonrisa que te remueve por dentro, que intensifica todos tus sentidos y te enloquece por momentos, haciéndote incapaz de reprimir ningún impulso.. Una mirada brillante, penetrante, llena de interés y ganas de amar, pero con la necesidad de guardar espacio debido al miedo hacia el contacto con la gente. Una cara angelical, de la que nunca se sospecharía, pero que sería capaz de conseguir lo que quisiese. Esa voz que me pregunta “¿De que tienes miedo?” seguida de una sonrisa de complacimiento y una ternura en la mirada al decir “No será de mi, ¿verdad? Sé que me echabas de menos..” con su consiguiente mirada de despreocupación y satisfacción al tenerme completamente en sus manos. Recuerdo el tacto de sus labios al tocar los míos, y la sensación de revolver cada milímetro de mi cuerpo al sentir su aliento sobre el mío, al sentirme seguro, bien, vivo.. Simplemente al sentir. Esa maldita sensación que solo obtengo en sueños, igual que ella. Ese maldito intento frustrado de evasión que se tuerce al abrir los ojos y encontrarme otra vez frente al techo de mi habitación. “Me quieres, y yo te quiero. ¿Qué más se puede pedir?” Esa es la última frase que siempre escucho salir de su boca. Me desconcierta. Me siento demasiado bien al escucharla. Y nunca la veo mas allá de mis sueños. Nunca consigo saber su nombre..
Para variar, mi queridísimo padre se había ido a trabajar antes de que yo me despertara, y ésta vez me había dejado una nota diciendo: “Siento lo de ayer, ¿podemos comer juntos hoy? Llámame cuando termines las clases”. Claro, es tan fácil intentar redimirte de todo con un par de comidas, ropa cara y lujosos aparatos electrónicos.. Claro que yo no me iba a quejar para nada de ser un “niño pijo mimado”, pero eso no iba a cambiar la relación con mi padre.
Cigarro de buenos días fumado, mochila hecha, collar en el cuello.. Acaba de picarme Álex. Hora de ir a clase.
-Tío, vuelves a apestar a tabaco de buena mañana, – dijo en tono despectivo, ya que el era todo un atleta, y como tal, no fumaba – ¿has pensado alguna vez en fumar menos?
-Mentiría como un bellaco si te dijese que lo he pensado alguna vez. No veo por que tendría que fumar menos si me gusta el tabaco.
-Ya te vale.. ¿Has estudiado algo? Hoy es el examen de cultura latina
-No, me basta con atender en clase, no como a otros, – y mi tono cambió a uno realmente frívolo, pero no dirigido a Álex- ¿verdad Cris?
Y Cris apareció como por arte de magia de detrás de un árbol del parque al lado del instituto. No sé porqué, pero sabía que estaba allí esperándonos.
-Que estudie para tener buenas notas no significa que me tengas que matar con la mirada. De todos modos, ¿cómo sabías que estaba aquí? Bueno mira, da igual.. Me he enterado de algo mas interesante.
-¿Qué? Si se puede saber, claro – y mi tono volvió a ser el de siempre, calmado-
-Idiota..-dijo ella en un tono mas bien.. dulce, como si esperase que mi neutralidad fuese a cambiar por felicidad con su tono de voz – Hoy vienen dos chicas nuevas a clase. Noemí y Naiara Pujadas, son gemelas, pero muy diferentes. Tanto física como mentalmente.
-¿A qué te refieres? -preguntó Álex- Y..¿Cómo te enteras de esas cosas?
-Mira.. ventajas de que papi sea el mayor accionista del colegio.
-Pija empedernida..
-Habló el niño bien.
-Chicos, chicos, que se respira amor, tranquilos.
Curiosamente, Álex lo dijo en serio, con cara de asco incluida. Y realmente se respiraba.. Cariño si mas no.
-Bueno, a lo que iba.. Son de estatura media, ni muy bajitas ni muy altas. Una es rubia y la otra es peliroja. Por lo visto, son sus colores naturales. Las dos tienen ojos azules y tienen el moreno justo para no ser vasos de leche.
-Pero como puede ser que estés tan informada..
-Eso no es todo. Es que tengo acceso a las fichas de todos los estudiantes, incluyendo sus perfiles psicológicos. Por lo visto, la rubia, Naiara, es prepotente, creída, egocéntrica y muy manipuladora. A decir verdad, según tengo entendido, es del tipo de chica que consigue lo que quiere cuando quiere.
-¿Como tu, cielo mío?
-Si Leo, pero con la diferencia de que ella es mucho más frívola y calculadora que yo. Es una víbora, así que cuidado con ella, que te veo la mirada de interesado.
Hay que joderse, me ha pillado al momento, realmente estoy interesado en esa chica, y eso que ni la he visto. Pero supongo que tendré que verla directamente para ver si merece la pena llevar mi interés adelante, o mejor paso.
-Pasemos a Noemí, la peliroja.. Es sensata, amigable.. En general tiene las mismas capacidades que su hermana, solo que no es tan creída. Suele ser mas tranquila y reservada.
-¿Capacidades? -dijo Álex- ¿De qué hablas?
-Pues a que tienen.. Un talento especial, por así decirlo..
-Cual es.-dije yo en tono imperativo sin llegar a darme cuenta del interés que había puesto de golpe en ellas.
-No suelen bajar del 8 en las notas. Tienen la “habilidad” de conocer a la gente, por así decirlo. Con estar tan solo en una clase con un profesor, saben exactamente lo que éstos quieren que pongamos en un examen. Y por desgracia, no se aplica solo a los profesores. Son capaces de definir a una persona habiendo tenido apenas un roce con ésta.
¿Interés? ¿Yo? Por el amor de Dios.. Interés es poco. Realmente me moría de ganas de ver a ese par en acción. Tenía la ligera sensación de que las cosas iban a cambiar mucho en muy poco tiempo, y esa es una sensación que no tenía desde hace años. Siempre se cumple, ya sea para bien o para mal.
Antes de ir a clase, como teníamos un rato para que sonara el timbre, fuimos a tomarnos un café matutino, a ver si nos ayudaba a quitarnos las lagañas. La idea fue mía, necesitaba una dosis de cafeína en vena urgentemente. Cogí el diaro para ver si había alguna noticia decente, pero era lo de siempre.. Crisis, muertes por accidentes, asesinatos de exparejas.. Lo dejé rápido donde estaba. Y entraron dos chicas.
-Míralas, las gemelas. -dijo Cris- Por lo visto saben que esta es la cafetería de estudiantes
-Jajajajaja, pues si que están bien informadas para ser nuevas, ¿no?
-Álex.. Es barata, es buena, y prácticamente no hay ningún mayor de 25.. - Y salió mi tono sarcástico- Es algo obvio, aunque sean nuevas..
-Bueeeeno.. ¿Les decimos que vengan? Así por lo menos no se sentirán solas en un sitio nuevo.
-Tú y tu incansable espíritu complaciente..-Dijo Cris en tono humorístico- Por mi vale, ¿Tu que dices, Leo?
-Si no hay mas remedio..
-Venga ya, te mueres de ganas, se te nota en la cara.
Seguidamente Álex se levantó enseñándome su corazón, su dedo corazón, con una sonrisa de bonachón en la cara y se fue a hablar con ellas. Al cabo de menos de un minuto se sentaron con nosotros en la mesa. Noemí, la peliroja, a mi lado, y Naiara, la rubia, en frente mío, al lado de Cris y Álex.
-No me esperaba que incluso antes de entrar nos invitasen a tomar algo. – dijo Naiara con fingida voz de sorprendida – Soy Naiara, y ella es mi hermana Noemí, encantada. ¿Y vosotros? Bueno, tú eres Álex, eso ya lo sé -dijo en tono amigable, demasiado para habernos conocido ahora mismo-.
-Yo soy Cris, encantada, -y le dio dos besos a Naiara y otros dos a Noemí- y el es Leo.
-Buenas. Me perdonaréis, pero no soy de ir dando besos, no me lo tengáis en cuenta.
-Jajajaja, vale, es bueno de saber – Dijo Naiara-. Una pregunta..¿Cómo sabéis que somos nuevas?
-En versión resumida, Cris suele estar bien informada de todo, ¿verdad cariño mío?
-Claro que si, amor.
-¿Estáis juntos? -preguntó interesada Noemí – Parece que os lleváis demasiado bien, ¿eh?
-Si, efectivamente.. Lo parece, -dijo Cris- lo que pasa es que ya son muchos años juntos, y siempre estamos igual. O como el perro y el gato, o como un matrimonio de 40 años.
-Vaya, pues haríais buena pareja -dijeron las dos a la vez, lo cual me dejó perplejo-.
-Si bueno, -intervino Álex- eso lo decís porqué no habéis pasado mas de 3 horas seguidas con ellos.
Entre tonterías y tonterías, se nos pasó el rato que teníamos. Al final acabamos sabiendo que se mudaron a Barcelona por el trabajo de su padre, que ha abierto una empresa de construcción, y su madre aprovechó para pedir el traslado junto con el ascenso en la empresa de cosmética en la que trabajaba. Yo permanecí inquieto un buen rato, aunque lo supe disimular bastante bien. Al llegar a clase, se me pasaron las horas volando, abstracto en mis pensamientos. Incluso el dichoso examen lo entregué al poco de recibirlo, lo había terminado para poderme pasar la hora mirando sin mirar, observando la ventana, el movimiento de las hojas con el aire.. Triste, pero cierto.
Al llegar la hora del patio, Álex le dijo a Cris que le enseñara el edificio y las aulas a las gemelas, a lo que ella accedió extrañada. Solía ser el mismo Álex, con su buena fe, quien lo hacía. Quería hablar conmigo, me había visto demasiado ausente incluso para ser yo.
-¿En qué piensas?
-En nada.
-No te lo crees ni tu. Dímelo, va.
-En fin.. Supongo que te lo cuento porque eres tu. Mi padre quiere comer hoy conmigo.
-Ufff.. ¿Qué piensas hacer?
-Tendré que ir a comer con el, a ver que quiere.. Que remedio.
-No te veo con muchas ganas,¿eh?
-Ni las tengo, ya lo sabes. Pero da igual. Tengo cierto interés en saber qué me quiere decir.
-¿Has pensado que quizás solo quiera comer contigo? -Dijo en tono benevolente – Al fin y al cabo, es tu padre..
-Ya.. Eso está descartado
-Bueno.. Cambiando de tema,¿Qué te han parecido las gemelas?
La pregunta del millón. Me atraían mucho, demasiado para haberlas visto solo unas horas. Ambas.
-Son.. curiosas..
-Leo, que nos conocemos.. En un par de horas habrás conseguido averiguar mucho mas que esa tontería, y lo sabes.
-Vale, me interesan. ¿Estás contento ya? Las dos, cada una a su manera me parecen.. Interesantes, no hay mas.
-Bueno, a ver que haces..
Y llegaron Cris y las gemelas riendo. Por lo visto hacían buenas migas. O eso diría cualquiera, pero sabía perfectamente que Cris no se fiaba un pelo de ninguna, pero lo que no sabía es porqué. Tenía la sensación de que en cierta manera hacía bien al no fiarse de ellas, puesto que sería la única no absorvida por la capacidad de éstas para engatusar al personal.
-¿Y esa cara, Leo? - Dijo Cris en tono preocupado-
-Tiene que comer con su padre..-Dijo Álex con cierto humor- Como comprenderás, no le hace mucha gracia.
Vi un destello de interés en la mirada de ambas gemelas, demasiado para ser solo curiosidad, hasta que Noe preguntó:
-¿Porqué no te hace ilusión comer con tu padre? -Dijo con tono sincero, sin llegar a imaginarse nada de lo que podría decirle- Si no es mucho preguntar, claro..
-Es demasiado largo de explicar, Noe.. -dije yo en tono de desagrado, añadiendo un- Además, no me apetece hablar de él. Bueno, casi que me voy ya.
-Leo, -me interrumpió Álex- que quedan la mitad de clases. ¿Qué piensas hacer mientras tanto?
-Pegarme cabezazos contra la pared, supongo. Al menos me despejará un poco.
-Voy contigo -dijo Cris en un tono realmente decidido- te guste, o no te guste.
Y se hizo el silencio por mi parte. Le hice un gesto a Cris diciéndole que cogiera la mochila y me siguiese, cosa que hizo sin dudar ni un momento. No tenía ganas de ir ni al parque, ni a la cafetería, ni a la calle.. Acabamos yendo a su casa, que estaba bastante cerca y no había nadie. Allí lo primero que hizo fue sacarme un cenicero y sentarse a mi lado mirándome fijamente.
-Dame un cigarro.
-Tu no sueles fumar, Cris.
-Ya, pero tu sí. Además, me apetece.
-Toma anda...
Y se lo encendió con mucha clase y elegancia. Para ser mas concretos, se lo encendió con mi Zippo, abriéndolo como le enseñé, y encendiéndolo con el pantalón. Es muy atractiva... Hasta el tabaco le queda bien. Y sobre el silencio sepulcral bajo mis pocas ganas de hablar, ella rompió el hielo.
-Bueno...¿Qué crees que quiere tu padre?
-No lo sé.
-No cuela, habla. ¿Pasó algo ayer?
-Pasar pasó que pasé de él. Me fui a mi cuarto sin ganas de tenerlo que oír.
-Bueno, pero.. -y en su mirada vi un destello de tristeza, como si le supiera mal que no me llevase bien con mi padre, intentando hacer lo posible para que no fuese así- Da igual.
-No, di.
-Pensaba que... Podrías intentar solucionar las cosas, pero ya hemos discutido muchas veces esto, y tienes razón. No hay nada que solucionar.
-Entonces, ¿para qué querías venir conmigo?
-Porqué sé con certeza que por lo menos así te despejarás un poco. Bueno dime, ¿qué te han parecido las gemelas?
-Que cara tienes... Las veo fuera de lo común. Ya sabes como son de sencillas para mi todas las personas, sin embargo, ellas dos tienen algo especial. Es muy atrayente. Por una parte, Naiara va de dura y esas cosas, pero estoy seguro de que se rajaría mucho en según que cosas. Puede tener a quien quiera como quiera, pero realmente quiere que alguien la tenga a ella. Alguien que esté a su mismo nivel, que sea capaz de hacerla entrar en razón y también de admitir sus propios fallos ante ella. No es para nada simple, tiene una gran insistencia en sus principios y una mente que confirma que es capaz de poder sostener su propio ego. Es un ego que se puede permitir. Pero llegará el momento en que su ego le juegue malas pasadas. Por otra parte, Noemí... Es muy reservada, pero diría que incluso tiene mas mentalidad que su hermana. Es del tipo de chica que no llama la atención, pero si se lo propone puede conseguir cualquier cosa. Tiene la habilidad de meterse en los puntos de vista de la gente para conocerlos mejor. Puede llegar a adivinar muchas cosas de una persona con una simple mirada, y para colmo, su mirada engaña. Muestra dulzura, y puede que sea de verdad, pero también te revuelve entero con la mirada. Rebusca en todos los rincones posibles de tu cabeza para saber como eres. Tengo la ligera sensación de que ve a la gente bastante simple. Y no se fía de ti, igual que tu de ellas.
-Vaya... Y todo eso en solo unas horas. ¿Cómo sabes que no me fío de ellas?
-Se te nota muchísimo. Las chicas sois demasiado falsas.
-Bien, bien, como nos conoces... Pues a ver si me conoces tanto como crees. ¿Qué vamos a hacer ahora?
-No quiero follar ahora, Cris... -dije con mi tono sarcástico de costumbre-.
-¡Pero serás idiota! -dijo ella riéndose, con un tono dulce, como si ya se esperase esa respuesta- No decía eso. Pero no vas mal encaminado. Lo que tengo pensado incluye mi cama.
-Miedo me das... Dime.
-Vamos a dormir. No tienes pinta de haber descansado casi nada, y yo también tengo sueño.
-Bueno, un par de horas de sueño no creo que me sienten mal.
Y fuimos a su habitación, la que recordaba exactamente igual que como estaba ahora mismo. Una ventana al fondo, bien grande, con persianas y cortinas de color fucsia, y justo encima un aparato de aire acondicionado, tanto para frío como para caliente. Una cama ancha, no tanto como una de matrimonio, pero bastante mas que una individual, colocada en la parte izquierda del cuarto. Un armario empotrado a un par de metros de la cama, y en la otra parte de la habitación, un sofá grande, con un televisor plano de 32 pulgadas, una mesita y en la mesita un portátil. En la parte derecha, hacia el fondo, hay una puerta que da a un lavabo individual, con todo lo necesario, incluyendo una bañera. Cris entró al baño y dijo:
-Voy a ponerme el pijama. Hace bastante calor como para dormir con ropa, pero suficiente frío como para tener que dormir tapado, así que yo de ti me quedaría en calzoncillos.
Y se me quedó una cara de tonto feliz, pensando en la confianza que llegaba a tener con esta chica, que me hizo tardar en reaccionar y empezar a quitarme la ropa. Cuando salió sencillamente aluciné. Iba con un pijama muy corto, pero aparentemente cómodo. Mis hormonas me hicieron una mala pasada que supe controlar muy bien. ¿Cómo podía tener ese cuerpo? Da igual... Me dijo que yo dormiría en el sofá, y mientras estaba yendo se me quedó mirando con cara de extrañada y dijo:
-Eres tonto, ¿no? -y su tono cambió a uno dulce, sin ningún tipo de complejos- Ven a la cama anda..
Nos metimos en la cama los dos, y nos arropamos bajo las sábanas. Yo procuraba no acercarme a ella demasiado, por como pudiese acabar mi “hermano menor”, pero ella se abrazó a mi de tal manera que realmente parecíamos una pareja. Yo me abracé a ella también, y tuve que obrar un milagro para poder aguantarlo. El tacto sedoso de su piel, el contacto de su cuerpo con el mío, el rozamiento de sus pechos contra mi abdomen, su cabeza recostada sobre mi pecho, su olor... Todo se me hacía prácticamente irresistible. Pese a que simplemente fuésemos amigos, nuestra relación era muy rara. Había demasiada confianza.
-Sabes que puedes contar conmigo para lo que haga falta, ¿verdad?
-Si, Cris...
-Vale, así me gusta -y se volvió a acurrucar para acomodarse bien, de modo que terminé abrazándola-.
-Gracias.
-¿Hmm? -dijo medio dormida ya- ¿Has dicho algo?
-...No, nada.
Dar las gracias era algo que no solía hacer muy a menudo. Nunca había tenido motivos para darlas, y mucho menos había sentido que tenía que darlas. Pero esta vez algo me hizo decirlo de corazón, aunque luego no lo quisiera repetir.
Al final tardé poco en dormirme. Realmente estaba cansado y Cris lo supo ver muy bien. Tanto que realmente me preocupaba que me llegase a conocer tan bien.