... miradas furtivas que se escapan al pasado. Habiles palabras que en su boca embelesan. Decidme vos dama del lago si es el viento un susurro de su alma.
Heme aquí postrado a la orilla de vuestros dominios, clamando una respuesta, esperando vuestro auxilio.
Ya hace tiempo que tengo las palabras, más estas no son más que herramientas oxidadas y caidas en deshuso.
Traed a mi todos los vientos, descargad sobre mi lluvia de desesperanzas. Nada podrán contra mi que invulnerable me siento al encontrarla de nuevo... la musa que mi paz calma...