Fuiste esa persona que logró crear un cajoncito en mi corazón nada más nacer. Dejaste huella en mí el primer día que me hiciste reír. Y siempre recordaré que gracias a ti escucho música sin cesar, cosa que nos unió aun más si cabe, porque compartimos cantante y corazón. A pesar de tu sonrisa y tus ganas de vivir, la enfermedad se apoderó de todo tu cuerpo sin poderlo detener. Todos sabíamos que se te acababa el tiempo pero intentábamos no pensar, disimular, hacer como si nada estuviera pasando. Cuando la verdad era que todos nos sentíamos morir solo con pensar que ese podía ser el ultimo día que te veríamos.
De pronto un día empezaste a empeorar y no pudiste seguir con tu normalidad. El final se iba acercando y el camino era cada vez más duro. Mi inmadurez me impidió pensar con claridad y no quise creer que al final nos dejarías. Sabía que nos querías con locura y era eso lo que te mantenía con vida. Pero un día, de repente, nuestro amor no bastó. Los medicamentos tampoco. Una noche, mientras la ciudad dormía, nos abandonaste. Amaneció una mañana gris, con una llamada telefónica. La llamada. No lloré. No pude.
Han pasado cinco años de aquello y aún lloro al recordarte. Fuiste muy importante en mi vida, y a pesar de que ya no estés en este mundo de locos, donde los malos viven y los buenos mueren, siempre estarás vivo en ese cajoncito de mi corazón. Porque te lo ganaste, te lo ganaste a pulso con tu simpatía, con tu amor y con tus ganas de vivir la vida.
No pude despedirme, no nos dejaste. Tu “repentina” marcha nos dejó a todos con la palabra en la boca. Pero ahora, después de tantos años y un poco más de madurez, me gustaría hacerlo. Te quiero, siempre te querré. Jamás olvidaré los buenos momentos que me hiciste pasar, tus sonrisas, tus abrazos... Esas pequeñas cosas que son las que finalmente perduran y son las que yo quiero guardar. Nunca te olvidaré. Estés donde estés confío en que estés bien y no te preocupes por nosotros, todos llevamos un pedacito de ti en nuestro interior y eso es lo que nos hace seguir adelante.
Finalmente, como dice la canción que tantas veces te he dedicado:
I know eventually we’ll be together. One sweet day.
Gracias por haber entrado en mi vida.
Te quiero
I miss you, miss you so much..28/04/00