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Si hace unas semanas era una empleada la que denunciaba a la compañía por mobbing o acoso laboral, hoy es el mismísimo Yoshihiro Ono el que se queja en un amplio reportaje en Eurogamer. En él, el dueño del muñeco de Blanka más famoso del mundo habla extensamente de cómo se interesó por el mundo de los videojuegos y de los inicios de su carrera, pero quizás lo más interesante sean los detalles acerca de su desmayo hace un par de meses, que hizo que se temiera por su salud.
Ono habla con una sinceridad sorprendente para tratarse de un asalariado japonés. Cuenta cómo en Capcom no existe ninguna clase de enlace sindical que se preocupe por las condiciones de trabajo en la empresa, e incluso le pide al redactor que diga en su noticia que Capcom le hace trabajar demasiadas horas. Él atribuye su desmayo, sin duda, a los enormes niveles de estrés que soporta en el trabajo. También habla acerca de cómo nadie en su compañía reconoció su enfermedad, ni nadie le dijo o le recomendó que se tomase las cosas con más calma tras su reincorporación. En su lugar, relata, se encontró en su despacho un billete para Roma (para cumplir con algún compromiso de la empresa, es de suponer).
Finalmente, no sin amargura, cuenta que durante su estancia en el hospital pensó en cómo mucha gente ha ido desapareciendo de Capcom a lo largo de los años, y cómo al día siguiente de dar por finalizado un juego, se encontraba con al menos diez escritorios vacíos.
Aunque las problemáticas condiciones laborales de programadores y gente dedicada a los videojuegos no son ninguna novedad en ningún lugar del mundo, el problema parece más sangrante si cabe en Japón. Con el prestigio que Ono ha acumulado durante los últimos años, no sería de extrañar que emprendiera alguna aventura occidental como han hecho ya Shinji Mikami y Tomonobu Itagaki. Y tampoco son de extrañar los problemas de Street Fighter x Tekken si todo el mundo involucrado está en su misma situación.