Después de reflexionar, meditar y de considerar todas las anteriores aportaciones, he comprendido, al fin, que la pareja de muñecos son una representación ideal de las dos esencias contrarias que han regido el devenir existencial a lo largo del pensamiento humano.
Para Blas la realidad es producto de la interacción de elementos empíricos, reales y deducibles. Entiende que las cosa interactúan desde la complejidad de las ideas que plasman aquello que nuestros sentidos perciben. De ahí, que Blas sea el experimentado, el individuo que sabe que las cosas no son una mera abstracción mental y que las construcciones de nuestro entorno son fruto de la experiencia sensorial; luego el papel que desempeña en la relación con su compañera se basa en el adoctrinamiento práctico de su entorno, donde la casuística (el caso particular) es el punto de inflexión de todo conocimiento.
En cambio, Epi representa al individuo “racional”, al ser que posee y entiende como fundamento de todo la razón. Ella es la fuente de todo conocimiento humano, sin la cual la realidad carece de sentido. La razón, como bien expone en sus disertaciones de Barrio Sésamo, es la suprema capacidad de comprensión de la existencia, y en donde las ideas innatas rigen el devenir absoluto de toda lo que rodea al individuo. La certeza es la garantia de conocimiento y de legitimidad de todo cuanto el hombre entiende y asume, dando a todo cuanto nos rodea una validez universal.
Por todo ello, el racionalista Epi es capaz de comprender las cosas más allá de las percepciones que adormecen el intelecto del empirista Blas (a quien los sentidos juegan continuamente malas y desdichadas experiencias sensibles). Éste siempre cae en la ignomia de sus sentidos, y queda en evidencia frente al verdadero conocimiento del docto Epi . Blas nunca alcanza a comprender cómo la razón desde su abstracta inmediatez puede alcanzar las ideas plenas, la comprensión última de las causa primeras. En consecuencia, cae en la desesperación del ignorante y claudica ante aquello que le supera...
¿A quedado claro? Estas dos marionetas del intelecto son una de las más grandes aportaciones al pensamiento humano; son el germen de la luz natural que empezó a iluminarnos con la Ilustración... Luego no los reduzcáis a meras entidades corpóreas, llenos de bajas pasiones y decadentes momentos... Son mucho más.. Y si no, tiempo al tiempo... La historia los ubicará en el lugar que se merecen. Sin duda alguna.