psp-01 escribió:Ami me cuesta divertirme de verdad, para que algo me divierta tiene que ser algo especial, y para reirme igual, tengo un sentido del humor un tanto raro, me gustan las situaciones absurdas, estupidas, las cosas frikis, nose como lo explicaria.. la cosa es que si salgo un finde o si hago un plan no disfruto ni es ''para recordar'', hacer mil que no tengo un dia para recordar, todo me sabe igual.
os pasa a vosotros?
Yo no suelo tener días "para recordar". Tal vez porque para mí eso son ocasiones especiales y poco frecuentes (como ciertas vacaciones en casa de un eoliano... quedadas... reuniones con viejos amigos a los que no veo por estar en otra ciudad... ese tipo de cosas). Pero eso no implica que en aquello más rutinario no lo pase bien. De hecho creo que va más en la actitud de cada uno que en lo que haga o deje de hacer. Yo me divierto con poco... la cosa más tonta me hace ilusión, disfruto de cualquier detalle insignificante.
No sé, estos últimos meses he tenido que estar en otra ciudad, apenas tenía tiempo libre con el trabajo y mis amigos y pareja estaban lejos. Vamos, nada de salir por ahí ni planes maravillosos. Y ey, me entretenía. Ya me ocupo yo de buscar un modo de llenar mi tiempo, ya sea con charlas agradables a través de internet, con un buen libro, un juego... y sobre todo, con nuevos proyectos e ilusiones. Hay días que me pasaba el día contentísima solo por haber estado toda la mañana avanzando en mi pseudonovela, por haber conseguido encontrar páginas interesantes sobre algo que quiero aprender, por haber descubierto un nuevo grupo de música que me encanta, etc.
Y ahora que al fin soy libre y puedo quedar con gente, ya me lo paso estupendamente. Cualquier tarde tomando dulces se convierte en un momento de risas y diversión. Sí, respondiendo a tu pregunta, no me es nada difícil reír. Es algo que hago a diario, ya sea en casa chinchando a mis padres y hermano, con mi novio, con amigos... no sé, soy como una cría a la que le encanta jugar y hacer el tonto. Hubo una época en la que perdí la ilusión por muchas cosas y se me olvidó el sonido de mi propia risa. Fue muy triste... y casi no pude creerlo el día que volví a escucharme reír. Ahora vuelve a ser algo propio de mí, como el canturrear, danzar por la casa o ese tipo de cosas que hago cuando estoy de buen humor. No tiene que ser ningún día especial, puede que no salga a la calle y no tenga nada concreto que hacer. Pero ya me encargo yo de pasarlo bien...