Humedezco mis labios
para
humedecer tus labios.
Borrasca
en las antípodas
de tu cuerpo,
navego, feliz,
entregado al
dulzor
de tus muslos.
Humedezco mis labios
para
besar tus labios;
y me derrito
pronto
en la calidez
de tus manos.
Es el vértigo
que me lleva
dentro,
lejos,
a ciegas,
indefenso ante
el poder de
tus fuerzas ocultas,
esperando salir
para contárselo al mundo.
Humedezco mis labios
para enredarme
en tu pelo,
que huele
a sol
a cielo
y a nube
y me hace sentir
frágil y obsceno.