P5R
- Peón dama, me oyes.
Tan sólo el silencio respondió a la susurrante voz de peón rey que tras breves instantes de espera volvió a intentarlo.
- Peón dama, me escuchas.
Peón dama se giró para poder mirar a su amigo y le dirigió una hastiada mirada de reproche por haberlo molestado.
- ¿Qué quieres?
- Peón dama, creo que eres el único amigo en quien puedo confiar dentro del tablero y quiero, que si me pasa algo te hagas cargo de mi mujer y de mis hijos.
Peón dama contuvo una dura mueca de desprecio y trató de buscar las palabras apropiadas para contestar las estupideces que su camarada había dicho.
- Peón rey, no digas tonterías, no estás siendo amenazado por nadie - Tras una breve pausa para reconsiderar las posiciones del tablero continuó- además sabes que nuestro rey nunca daría una orden que pudiese perjudicarnos.
- Ya, pero creo que sé cual va a ser el siguiente movimiento, creo que me van a desplazar a p5r para que el alfil enemigo me asesine y así obtener una ventaja estratégica para nuestro propio alfil.
Peón dama se dedicó a analizar tranquilamente la aterrorizada cara de su compañero en busca de algún rasgo que le explicase por qué le quería tanto a pesar de lo estúpido que era.
-Acaso no recuerdas todo lo que nos dijo el alfil al principio de la batalla, acaso no...
Peón rey interrumpió a su compañero con un gesto de disgusto.
-Si, recuerdo todas esas charlas para levantarnos la moral, todas esas historias sobre que los designios del rey eran inescrutables, pero aún así creo que sé cuál va a ser el siguiente movimiento.
-No digas…- las palabras se vieron interrumpidas por un repentino silencio sobre el tablero, durante varios latidos de corazón ninguna de las piezas se atrevió a decir nada, la emoción era demasiado intensa, todo el mundo sabe que se avecina una nueva jugada…
-P5R- Las órdenes llegan desde retaguardia, del mismísimo rey y el peón se mueve en busca de su ominoso destino, todos le miran sabiendo que será la última vez que le vean, y efectivamente el movimiento de las tropas enemigas no se demora, el alfil negro carga sin darle la más mínima oportunidad a Peón Rey.
Peón dama se queda mirando atónito el tablero como si observase un cuadro surrealista, y cómo única respuesta se oye la letanía de su propio alfil.
Ha muerto como un valiente, irá directo a un lugar mejor, en la caja de las fichas se reunirá con todos sus compañeros caídos…
La siguiente jugada tardó más, pero al final los enlaces volvieron al campo de batalla con las órdenes.
P5Reina.
En el frente todos se quedaron mirando fijamente a Peón-reina, todos suponían que correría el mismo destino que su amigo, una baja necesaria, todos sabían que era un honor morir defendiendo a su rey pero aún así ninguno envidiaba su destino.
Durante algunos latidos de corazón todas las piezas se mantuvieron expectantes, hasta que sucedió algo que no había sucedido nunca en la historia de ese ejército, que demonios en la historia del reino…
NO
Todos se miraron sorprendidos, nadie sabía qué hacer ni qué decir… tras unos breves instantes, los enlaces volvieron a llegar de palacio:
P5Reina.
Y como la otra vez, la única respuesta que dio peón reina fue
NO
Entonces sucedió lo inconcebible, lo inaudito, lo imposible, Peón Reina se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia atrás, aquello desafiaba a todas las leyes de la física, desde que el mundo era mundo, los peones sólo podían avanzar, nunca retroceder, aquel privilegio sólo estaba reservado a los mejores guerreros, aquellos de mayor linaje.
Lentamente y sin mirar a nadie, peón rey se acercó al límite del tablero y dirigiendo su vista a algún punto desconocido dijo.
Quiero hablar con el líder- todos se sorprendieron y el rey tomó la palabra.
-Qué deseas de mí y cómo osas a desafiar mi suprema autoridad concedida por decreto divino-
No, no quiero hablar con un simple subordinado- peón le aguantó la mirada sin inmutarse y volvió a dirigir su mirada hacia algún punto en el infinito.
- quiero hablar con aquel que está incluso por encima de ti aquel cuyas órdenes cumplimos todos, aquel en cuyo nombre ha muerto mi mejor amigo, aquel por el que voy a morir en breves instantes.
Sin previo aviso se abrieron los cielos, y descendió la más horrible criatura que jamás hubiesen visto en el tablero atrapó a peón reina y volvió a ascender a los cielos ante la perpleja mirada de todas las tropas.
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Creo que no te he entendido bien- dije arrepintiéndome de que mi vida social fuese tan triste cómo para pasar las tardes de los sábados hablando con las piezas de mi ajedrez- tú no te puedes negar a seguir mis órdenes.
-En eso tienes razón- dijo el peón (estoy convencido de que mi psicoanalista no aprobará que mantenga conversaciones imaginarias con los objetos inanimados)- yo no puedo negarme, esa es mi naturaleza, es mi destino o mi sino, cómo lo prefieras pero eso no significa que no tenga mi orgullo, que no tenga mi autoestima y que no merezca un respeto por el sacrificio que voy a hacer- sus ojos clavados en los mismos me impresionaron, me asombró su fuerza y su determinación.
En ese momento lo vi todo claro, volví a dejar al peón sobre el tablero y me preparé para hacer mi movimiento.
PEÓN REINA5… POR FAVOR
Sin decir nada más, peón reina se lanzó hacia una muerte segura, con la conciencia tranquila de cumplir su deber, de estar luchando por todo aquello en lo que creía.
De estar muriendo por su rey…
Por su lado del tablero…
Y POR SUPUESTO POR MÍ…