¿Qué podría decir sobre ti?
No me sale más que...
una sonrisa.
Una sonrisa por todo este tiempo,
una sonrisa por todos estos recuerdos
y darte las gracias
con un abrazo.
No mires hacia el suelo;
mira hacia adelante, pequeña.
Si estuvieras aquí,
ante mis ojos,
ocupando el lugar de este estúpido monitor...
Te quiero, pequeña.
¿Quién sabe lo que nos deparará el futuro?
Por eso aprendiste a caminar
con pies de soldado.
¿Quién sabe que sorpresas te esperan?
Venga, ven conmigo
al paraíso del humo y el café.
Mírame con tus ojos de ilusión
y escúchame...
Eres un regalo.
Eres una ilusión.
Sonríe, pequeña dama,
porque el sol está sobre nosotros
y los trenes no se detienen
en la última estación de nuestro viaje.
Sonríe, pequeña dama,
pues los días de invierno pasan.
Te quiero, María.