Pensamientos en color: historia de los duendes picudos y el acomodador julandrón

En las tierras medias del norte, en un campo floreado con extasiados unicornios situado en una bahía dentro de un hoyo de golf, había un diminuto poblado de duendes, que marcaban su territorio con una bandera de color caqui mezclado con rayitas intermitentes de tonos malva y beige, que ponía con letras brillantes: “Si puedes leer esto es que robaron a la puta”. Un buen día de tormentas y huracanes, llegó al poblado un acomodador que era mitad hormiga, mitad mariquita (esto último en doble sentido) y como era un julandrón con menos de dos dedos de frente, con una goma de borrar borró todo lo que ponía en la bandera, incluidos sus paradisíacos colores superfluos. Los pequeños duendecillos, muy enfadados, encargaron a una empresa de raíles de tranvía abandonados una motosierra para así darle su merecido al acomodador julandrón. Pero después lo pensaron mejor y decidieron aplicar una solución menos drástica, por lo que se pregonó al pueblo mediante orejas de jirafa que al día siguiente harían una reunión todos los habitantes para ver como podían vengarse de la hormiga-mariquita, que a la vez era acomodador julandrón. Al oír el pregón, el acomodador dio un graznido típico de homosexual depravado porque ya se temía que los duendes picudos estaban tramando algo contra él. Así que, ni corto ni perezoso, envenenó todo el agua del poblado con pegamento de almendras y arkocápsulas de Chirimoya, y así hizo que todos los habitantes padecieran tal dolor de barriga que ya no podían comerse los repelos de las uñas de los pies ni cantar el paquito el chocolatero alrededor de una camioneta oxidada con lombrices en las ruedas como cada jueves solían hacer. Así que todos los habitantes muy asustados, metieron al acomodador julandrón hormiga y mariquita en una sala muy grande en la que solo había cientos y cientos de váteres llenos de mierda reseca y tropezones rojos de verdes mariposas que allí habían muerto de asco. Los duendecillos al día siguiente ya no tenían dolor de barriga, pero les aparecieron a todos unas asquerosas hemorroides con pus que les duraron varias semanas, pero luego se curaron. El acomodador julandrón, que estaba encerrado en la sala, no tuvo otra faena que asomarse por uno de los váteres, con tal mala suerte que tropezó y se cayó por el desguace y muuucho tiempo después se lo encontraron tirado en la playa unos indios de Hawai que formaban parte de la tribu “Dermo-vagisil” y que entonaban cánticos en honor a su dios Ovario, mientras azotaban con esmero al acomodador julandrón hormiga y mariquita, para luego celebrar un banquete y comérselo con salsa de salamandra y licor de hierbabuena ya que creían que era un regalo de los Santos Óvulos y del Dios Ovario. ;)


TACHAAAAN
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joooder, ¿no te da vergüenza? XD
hyrulen escribió:Imagen


Este tio me recuerda al del mediamarkt, yo no soy tonto
WTF?

O le han robado la cuenta, o lleva una cogorza encima de aúpa...
6 respuestas