Es mi segundo año. Mi segundo año de ingeniería informática. Veo que se me echa encima la próxima entrega de un proyecto. Tengo que preparar unas presentaciones. Se avecina otra tarde perdida haciendo tests online que más que otra cosa sirven para tirarte la nota o darte el visto bueno para acceder a los parciales... Y eso que en el segundo intento no hay ninguna asignatura nueva y son menos que el año anterior.
Odio programar. Me gusta la física pero soy un negado con las integrales, tres cuartos de lo mismo con la electrónica. Soy el típico despistado que en cálculos numéricos olvida un signo negativo, un punto, un símbolo periódico o cualquier gilipollez más que suficiente para arruinarte un examen... Pero lo sigo intentando. Empiezo a pensar en cambiar de carrera, pero... En esta ciudad la única carrera que me llama es la historia del arte... Porque antes pensaba en ADE y similares, y aunque no sean el jodido puto calvario de esta carrera, si no consigo triunfar al final de este curso, no sé si tendría motivación suficiente para meterme en una carrera tan "plana", porque aunque siempre había querido estudiar algo de números, lo mío es el arte, la literatura, la filosofía, la música...
Pero la carrera de música más cercana está a setecientos kilómetros. La carrera de filosofía más cercana a unos trescientos. La psicología me atrae pero supone igualmente ir a esa ciudad a trescientos kilómetros. La comunicación audiovisual parece atractiva, pero es más para periodistas que para cinéfilos, e igualmente es viajar a una nueva ciudad que además ya conozco y me resulta espantosa. La filología no es algo que me llame, porque ni le veo la salida atractiva ni creo que sea una buena idea partir de cero en latín y griego...
Y... Aunque me digáis que es una gilipollez... Me tiene angustiado. No me quiero imaginar que el curso termine de nuevo mal... Y empezar otra carrera con dos años más que los recién llegados... Lo que dirían mis padres si les digo que quiero entrar en una carrera tan radicalmente diferente... Mil cosas.
En fin, no sé ni qué cojones es lo que quiero decir. Sencillamente desahogarme un poco.