POEMARIO PARA CORAZONES SOLITARIOS

Soy nuevo aquí, y muy buenas rebosando de la canícula -fundamental para vivir cuando no vida misma- de la ilusión a ti te digo, quienquiera que seas, especialmente si el ancestral enigma de las musas del Parnaso a su fulgor te religa, haciéndote arcilla de absorta luna o flor novísima, como a uno mismo, además de su dichoso prisionero o no menos feliz presa; a ti que estas líneas casualmente, o no por mero azar, leas, con quien acaso, más allá de un contacto virtual puntual, se hayan de cruzar interesantes palabras, compartiéndose a cierto nivel, más tarde o más temprano, mensajes como curiosos lectores, sugeridores de obras de relicario, fabuladores de nosotros mismos capaces de ósmosis y complementariedad, vinculados quizás por el amor a la más noble y bella reina de fantasía y sentimiento sin riel que haya habido y merecedora sea de unción en el conjunto del universo: su majestad la POESÍA, -¿no ronda ella justamente, tan deliciosa, en esta hora en la que la muerte adopta al cielo por supremo nuncio suyo, con el gusanillo de la novedad, con la atracción palpitante de lo desconocido, con la oscuridad de un alma a este foro recién llegada y ya diciéndose galana tras el anonimato, cuando el aterciopelado velo de la madrugada infunde en uno estas palabras iniciales, cuando intensamente se siente como una magia inmensa salva el espacio y la distancia que nos separan, bien capaz de vincular incluso difusos sueños nunca a la luz sacados y de hacerlo en las antípodas de las malas artes de una resabiada trotaconventos de otrora?-

El que sigue es uno de mis poemas en verso libre, perteneciente a una colección para corazones solitarios, recién autopublicada, llamada “Espejo y loa de las sombras”, de la que puedes saber más, así como de su autor, si en el buscador de Amazon escribes esto: Zaoc Hipnos.



NIEBLA O CENITAL MEMORIA DE LA PUREZA

Blanca caricia celeste, caricia blanca del infinito para la mayor delectación cundida, ¡y frío teñir del misterio por tierras y aguas!

Alba maestra, maestra alba de intimidades y purgaciones, exhalación de una dulce viola inviolada: raigal, de secretos latires ama.

¡Oh niebla, niebla o cenital memoria de la pureza, oh tú, llorosa tintura, de sofocados llantos de ayer despertadora hada!

Blanca imagen, imagen blanca y moviente de soterrados adentros lagrimeados por célica Afrodita, ¡por bella diosa santa!

Albo espesor, espesor albo contenedor de una melancólica poesía, espolvoreado amor de un languidecido ángel de cortadas alas.

¡Oh niebla, niebla o cenital memoria de la pureza, oh tú, llorosa tintura, de sofocados llantos de ayer despertadora hada!

Blanca bendición, bendición blanca desde los cielos silentemente vertida, de increadas cadencias lúgubres la helada Pascua.

Alba belleza errátil, errátil belleza alba a cuyo lado la paloma o el arte, la paz o el verso más no son que importuna mancha.

¡Oh niebla, niebla o cenital memoria de la pureza, oh tú, llorosa tintura, de sofocados llantos de ayer despertadora hada!

¡Oh, cenital memoria de la pureza, oh bendición vaporosa!: del perdido día por las santas arcas del tiempo la rica, llovida grana.

Blanca caricia, alba maestra, blanca imagen, albo espesor, ¡alba belleza errátil tú en mí, tú toda errátil belleza alba!
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