Miro el techo, sin ningún motivo en particular salvo mirar el techo, esta noche de nuevo pienso en todo lo que pudo ser y no fue, puedo decir que con eso, soy feliz. Siempre seré libre para actuar, he vivido para vivir, he visto cosas que no querría volver a ver, he hecho cosas que gracias a vosotros toman sentido.
Miro el bolígrafo con el que escribo esto, soportándolo entre mis dedos y no comprendo el por qué escribo esto, ni con que motivo. Se que no se escribir y que nunca nada de lo que escriba será bueno. No tengo calidad ni paciencia. Solo soy otro ser impaciente que mientras escribe esto mueve sus piernas por un nerviosismo crónico que nunca será calmado.
Siento un peso en el estómago producto de una vida sin sentido, de no tener un motivo por el que vivirlo salvo uno, que mañana será otro día, otro día que a pesar de haber perdido la ilusión del mañana se que eso no permite que no sea feliz. Feliz de vivir, de vivir en una vida donde los pájaros cantan a las 3 de la mañana, donde se puede ser feliz paseando bajo la lluvia, donde paseas con tu sobrino, te mira y mientras se ríe te dice que estáis locos.
La ilusión se pierde y la ilusión se va, pero nosotros permanecemos a pesar de todo. Toda mi vida busqué la razón de mi existencia, creía haberla encontrado en numerosas ocasiones, pero siempre se me acaba escapando entre los dedos, incluso hace poco pude haberla encontrado, pero no estaba preparado, estaba esperando un tren, un tren que me llevará muy lejos, pero no era mi tren y se marchó, pero ese tren hizo que me diera cuenta del camino correcto, me siento bien por ello.
Ahora me espera un viaje largo, disfrutando del viaje sin más porque eso es lo que hay que hacer. Estoy deseando que de nuevo llegue mañana para escuchar a los pájaros cantar a las 3 de la mañana.
