…Y las veces que te habrás dormido sin sueños, y las que te habrás despertado en mitad de la noche con un grito, o una lágrima, o un recuerdo lejano cruzando tus ojos de universo, de celestes átomos divinos.
Las veces que te dormirás luego, tranquila, solitaria, sin pensar un segundo en mí, o abrazando tristemente mi fantasma, sabiendo que es eso, nada más que un suspiro transitorio, ya desintegrado en los años que tu sonrisa habrá ido consumiendo.
Las veces que te acurrucarás para dormir al fuego, tras haber escuchado la radio, o visto un programa, o leído una novela sentimental de esas que tanto te gustan.
Las veces que habrás comido tu plato predilecto con una vaga sensación de placer recorriéndote las piernas, la cintura, el ombligo, los pechos de blancura lunar. Tu rostro. Tu mirada sombría.
Las veces que te habrás atragantado bebiendo, las miles de veces que te habrás reido pensando en tonterías, pensando, tal vez, en algo que yo te he dicho tanto tiempo atrás. Las millones de veces que habrás respirado, que el mundo te habrá regalado esa parte de oxígeno, tan dulce, que te ha permitido seguir viviendo hasta ahora en el mismo planeta que yo habito.
Los millones de veces que tu corazón habrá palpitado. La sangre de tus labios. Tus arrugas. Tu tristeza. Tus desengaños. Tus ilusiones. Tu lenguaje de amor. Tus mentiras. Tus esperanzas perpetuas. Tus palabras caídas de los árboles. Tus manos moviéndose, buscando comida, buscando estrellas, buscando luces en la noche…
Todo eso es lo que nunca podré ver.
Lo que mi vida no ha querido que vea.