Un chaval que está en 6º de primaria o 1º de ESO empieza a necesitar un ordenador a su alcance. Si tiene uno en la casa del que pueda disponer está genial que pilles una tablet, pero asume que el trabajo en tablet es incómodo. La mayoría de las tablets de windows son de unas 10" y eso como dispositivo principal en el que desarrollar cualquier actividad es bastante ridículo. Están muy bien para ver alguna serie, leer algún cómic o incluso llevártelo a clase y poder tomar apuntes en espacios pequeños y con baterías decentes, pero si lo que quieres es un espacio de trabajo tiraría a por un portátil directamente.
No estoy muy puesto últimamente en máquinas concretas, pero algo
así puede estar bien, un portátil con pantalla de tamaño normal, con poca potencia pero suficiente para manejar un Word/Excel/Powerpoint y navegar por internet sin muchos problemas.
Hay una cosa en la que insistiré siempre, además, porque con el paso del tiempo he descubierto un "error" que hemos cometido casi todos y que a mí me ha traído muchos dolores de cabeza, y es usar los dispositivos de trabajo como dispositivos de ocio. Cuando sólo tienes un PC y es el mismo sitio en el que trabajas y en el que pasas parte de tu tiempo libre tu cerebro hace asociaciones muy feas y trabajando eres mucho menos productivo. Lo ideal, siempre que económicamente os lo podáis permitir, es tener divididos tanto dispositivos como espacios de ocio y trabajo. Puede ser una putada, pero es lo ideal para el desarrollo de los chavales, que sepan que hay sitios y cacharros para trabajar y otros para jugar, mirar instagram, lo que sea. Para eso puede ayudar tener una mesa de trabajo en casa donde haya un PC, sobremesa o portátil, y el suficiente espacio como para poner un puñado de folios/libretas y darle al bolígrafo como un campeón. Yo esto se lo comento a todos los padres que no tienen muy claro cómo enfocar la tecnología con sus hijos o vienen buscando consejo, separar espacios si la distribución de la vivienda y la economía lo permiten ayuda muchísimo a mantener una estructura coherente en el complicado cerebro de un preadolescente.
Un saludo.