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GaldorAnárion escribió:Yo veo varias opciones.
1. Sigue como hasta ahora, estudia hasta que no puedas más. Es probable que te rompas en el camino y te de algo. Muy sano no es.
2. Tomatelo con calma, que sea lo que tenga que ser. El temario lo has hecho tu, ya tienes la mitad del camino hecho.
3. Tomate un año entero libre, trabaja, viaja, vive experiencias y reflexiona.
Pero vamos, que los extremos no son buenos. Tal vez te venía bien la ayuda de un profesional. Mira hasta que punto eres obsesivo y perfeccionista que has dejado en bragas el término "tocho".
Suerte.
PD: Me esperaba otra cosa al leer "siento que he fracasado". Te lo tomas demasiado a pecho.
sven_h escribió:Yo te cuento mi experiencia como opositor:
Una oposición es una carrera de fondo, se hace muy larga (en mi caso eran unos 5 meses con 6 exámenes/pruebas), es mejor no estresarse,y subir las horas de estudio conforme se acerque la fecha de los exámenes, sino acabas quemado incluso antes de ir a los exámenes,y unos días antes del examen no estudiar, no se 3,4 días antes, conozco gente que incluso una semana antes dejaba de estudiar.
Tema apuntes, yo siempre he preferido una academia, ya que por lo general saben por donde van los tiros en los exámenes, no quita que tus apuntes no estén bien, pero siempre está bien comparar con algo más oficial,y quizás de ahí sacar algo concreto.Quizás te puedas encontrar que llegado el examen te pongan algo que en tus apuntes no están,y en los de la academia si.
Pero bueno esto ya está en ti, tu sabrás lo que es mejor para ti.Aunque el vínculo con compañeros opositores creo que es esencial de cara a una oposición, pero esto ya está en cada uno.
Por otro lado, no ir a examinarte porque no te sepas todo el temario de p a pa, lo veo poco lógico, a la posición hay que ir siempre, porque si no has ido nunca no tienes experiencia de como es hacer una, si pretendes ir a sacar un 9 en la oposición, puede ser que pase,o puede ser que te pegues una hostia de campeonato, pero de todas formas siendo una oposición para profesor tendrás que presentarte más de una vez para poder conseguir una plaza fija y más como están las cosas hoy en día, recuerda que en tu caso habrá gente que saque menos nota pero estará por delante tuya por el simple hecho de tener más puntos que tu,y estar delante tuya en las listas.
Así es que ya sabes que la primera vez que vayas y pases por la oposición verás la dinámica de la misma,y te valdrá de experiencia para las posteriores, ir a una oposición pensando en que si o si tienes que aprobar, creo que es un error,y meterse uno mismo una presión enorme, cuando ya la propia oposición te mete presión por si sola.
Yo tuve que manejar un temario de 85 temas, con temas que iban de 30 hasta 80 páginas,e incluso para poner los exámenes se salían del temario (esto no es habitual) pero se te queda una cara de gilipollas....
Te recomiendo que te lo tomes en serio, pero con tranquilidad, todos los días tienes que tener tu tiempo de esparcimiento, practicar deporte es bastante bueno para relajarte, aunque sólo sea salir a caminar.Si vives sólo para estudiar puedes llegar a acabar con una depresión incluso, porque por lo que veo ansiedad ya has tenido por un tubo y sólo preparando el temario.
Te lo digo yo que acabe con tal obsesión, que si poco acabo destruyendo mi vida, amigos, novia, familia...y no merece la pena.
Un factor muy importante a la hora de afrontar un examen de oposición es ir lo más tranquilo posible, nervios siempre va a haber, pero he visto a gente que sabía más que yo (compañeros de academia) suspender por los nervios, por no darse cuenta de cosas durante el examen debido a los nervios.
Si tu sólo ya te metes toda la presión del mundo, irás muy nervioso,y arrastrar un estado de ansiedad durante meses,como el que tú sólo te creas antes de los exámenes sólo te va a perjudicar.
Piensa que si no apruebas un año, pues al siguiente irás más preparado,y teniendo más experiencia.
Cuanto más presión te metas tu sólo, peor te va a ir, he visto gente acabar totalmente desmotivada y dejar una oposición por el hecho de los nervios, gente que sabía mucho pero se metía tanta presión y estaban en un estado de nervios de estar hasta tomando medicación,y luego llegar al examen y liar un cipote curioso, con el consiguiente suspenso.
Te repito y recuerda que es una carrera de fondo,y tener tu tiempo de esparcimiento es fundamental.
Yo por ejemplo todos los días iba al gym una hora.
Meses antes de los exámenes estudiaba 8 horas de lunes a viernes, pero si un día por lo que sea estudiaba 4 horas, pues bueno,mejor 4 horas buenas que 8 sin sentido.Los fines de semana no estudiaba, los tomaba para descansar, ocio, etc....
Cuando llegaba un par de meses antes del primer examen, subía las horas y también estudiaba los sábados por la mañana y quizás un rato por la tarde, pero los domingos eran sagrados, era mi día de descanso.
Mi consejo es que te lo tomes con tranquilidad, te saldrán mejor las cosas, que si quieres ser un perfeccionista, y esto en general en la vida, porque sino serás carne de psicólogo.
La vida hay que disfrutarla, hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar.
Y a veces fracasar nos viene bien, nos hace aprender más cosas, así es que no tengas miedo a fracasar, ni te preocupes por lo que los demás piensen.hay que aprender a gestionar el fracaso, porque tarde o temprano fracasaras en algo en tu vida.
Un saludo y ánimo.
En mi opinión tienes lo más importante que se necesita para alcanzar un objetivo como el que te has propuesto... Una capacidad de trabajo y superación que muy pocos tienen. Si la aprovechas conseguirás lo que creo que te mereces. Sin embargo creo que esa ansiedad y esos miedos que también tienes son un gran obstáculo por lo que que necesitas un poco de ayuda psicológica. Un buen profesional te ayudará a ser una persona más equilibrada y a liberarte de tus miedos y ansiedades con lo que seguro que lo demás irá mucho mejor. A veces lo que enseñan estos profesionales son reglas y hábitos que sirven para que no entres en ciertos comportamientos que generan todo lo demás. Ánimo.
Lo he leido entero (un premio para mi jaja)
Me he sentido muy reflejado, yo soy un tipo estudioso, que hacía lo mismo que tú en el instituto, pero no llegaba al nivel obsesivo que tú. Que hay que VIVIR un poco la vida, y más cuando se es joven. Y siento decirte esto, pero has desperdiciado un poco tu vida.
No todo son las notas, y debes reflexionar que no es tan importante tener un buen trabajo si vas a estar sólo en la vida, sin amigos. Sin nadie a tu lado.
Yo tb soy un chico estudioso, me dieron diplomas de excelencia en el instituto y tal, la careera la acabe con una media de 8'6, nada mal. Y ahora estoy metido en una oposicion A1, bastante dura. Y de nada me valen los sobresalientes y matriculas de la carrera. Yo no los buscaba, pero como tú soy de esos que estudian todos los días. Lo que no me pasaba era como tú que te quedabas hasta las 10 de la noche, eso es demasiado. Normal que te quemaras. Hay que salir un poco, con algunos amigos, despejarte vamos.
En cuanto a lo que te recomendaría: descansa. Pero descansa bien. Hay catedraticos que se toman todo un año sabático, Y NO PASA NADA. Si te pican las opos, pues ponte 3 meses de desconexion total. Te recomiendo que hagas el Camino de Santiago, vas a aprender un montón de la vida, e idiomas. De verdad, DA IGUAL EL CALENDARIO, DESCANSA. Ya liego retomas los estudios cuando estés aburrido de no hacer nada, pero antes viaja, visita lugares, conoce gente, contacta con gente que hace años que ni habrás visto...
También decirte que para eliminar esa espiral de obsesión vayas a un psicólogo para que te tranquilice, y no los veas como que estás pirado de la cabeza. No, tranquilo, se usan para estos casos, para estar bien contigo mismo, y avanzarás más rápido.
Por último darte ánimos, que no pasa nada por tirarte tantos años en una oposición, y si no la sacan este año, al siguiente habrá más plazas. Que no hay pena que 100 años dure. Y te digo, que una opo a profesor está chupada para la que estoy metido, 250 temas... Y algo que creo que te descolocaria totalmente por lo metodico que eres: casos prácticos en uno de los examenes, ahí es nada
Venga un saludo.
Llevo casi 14 años registrado en EOL y este es el tocho más grande que he leido en mi vida en este foro.
No se que aconsejarte en cuanto al tema de las oposiciones pero si que te diría que si centras toda tu vida en torno a presentarte a exámenes y a ser evaluado te estás perdiendo muchísimas cosas de las cuales al final te arrepentirás.
Esta de puta madre que tengas una disciplina a la hora de estudiar y un hábito de estudio tan perfeccionado pero igual de importante es estudiar que saber desconectar.
Visto que la disciplina y el hábito ya lo tienes, yo me centraría en saber desconectar, si te metes varios días a tope de estudio, dedíca uno a desconectar (nose, queda con alguien a tomar algo, vete por ahí, pégate la viciada del siglo)
Por lo que cuentas parece que cuando no estás estudiando tienes la sensación de no estar aprovechando el tiempo y eso es una putada, porque igual de importante es el estudiar y prepararse como el irte de fiesta, leer un buen libro por placer o simplemente hacer otras cosas diferentes con las que te sientas realizado y te completen como persona.
Espero que todo ese esfuerzo sea porque te guste, lo sientas, sea tu vida. Y no debes avergonzarte de ello.
El problema es que tal como lo cuentas es como si alguien hubiera estado con una pistola detras. Una especie de presion familiar, o social.
Mira, en esta vida solo se puede ser bueno en una cosa, y todo no se puede tener.
Tu has elegido. Y espero que por propia voluntad y conocimiento.
Asi que poco mas se puede decir.
Me he sentido identificado porque yo he sido parecido con la musica, y todo tiene un precio.
Al final lleges a donde crees que te mereces o no, no esta en tus manos. Por eso la vida es cruel. Y por eso hay que disfrutar de lo que se hace y del momento.
Tony Skyrunner escribió:No me voy a extender porque ya hay bastante con tu tocho
Ánimo.
cash escribió:Tony Skyrunner escribió:No me voy a extender porque ya hay bastante con tu tocho
Ánimo.
Tony Skyrunner escribió:El perfeccionismo es algo mucho más dañino de lo que la gente cree, y coincido en que deberías buscar ayuda profesional porque vas a ser su esclavo toda tu vida a menos que hagas un viaje a Lourdes.
No me voy a extender porque ya hay bastante con tu tocho, pero mucho de lo que has dicho me recuerda a mí mismo; la diferencia es que yo soy más vago y, por tanto, estoy acostumbrado a trabajar bajo presión cuando me pilla el toro. Yo también pasé meses haciéndome mis propios temas y dándoles más y más vueltas, y cuando iba a la academia -que básicamente era pagar un pastón para que alguien me echara la bronca y me dijera que me pusiera las pilas- me daba hasta vergüenza reconocer que aún iba por la preparación del tema 4 cuando mis compañeras llevaban 30 .
Esa minuciosidad no habría sido un problema tan grande si no fuera porque en las oposiciones a profesor los temas son una tercera parte del examen, que es algo a lo que no te has referido. El resto es hacer la programación y elaborar las unidades didácticas, que en mi caso fueron pura MUERTE. Un buen día, cuando mis compañeras ya estaban exponiendo unidades y yo no decía ni mu porque seguía conmi tesooooromis temas de las narices, la profesora me dijo que en una semana exponía mi unidad. Y esa semana, una de las más jodidas de mi vida, llegué a la conclusión de que o cambiaba mi método o tendría que prepararme las oposiciones en no sé cuántos años. ¿Más años de estudiar todo el día como un mamón, sin poder trabajar (porque lo dejé para dedicarme a las opos) y sin poder rascarme los huevos a dos manos cuando quisiera? Ni de coña, chaval. Espabila. Busqué métodos mágicos para librarme del puñetero perfeccionismo (spoiler alert: no existen), pero terminé leyendo algo en Reddit que terminó de hacer clic en mi cabeza: el principio de Pareto. En mi caso, el 30% de mi tiempo y esfuerzo produce el 70% del resultado.
¿Y sabes qué? El 70% de algo jodidamente perfecto resultó estar bastante bien, al nivel de las mejores opositoras de mi academia. Al fin y al cabo, nadie se saca las oposiciones a la primera -yo ni siquiera tenía puntos de experiencia en la fase de concurso, que era un 40%-, por lo que mi objetivo ahora era hacer una oposición lo suficientemente buena para quedar en un puesto decente en las listas de interinos. Punto.
Por ese motivo abandoné la idea de que mis temas fueran obras de arte dignas de ser estudiadas por gafapastas de futuras generaciones y me hice con NUEVE temarios distintos (porque comprendí que mi dinero era menos importante que mi tiempo, y de todas formas ya había gastado más de 3000 euros entre máster, academia y cursos). Cada vez que tenía que hacer un tema imprimía las nueve versiones, me los leía todos seguidos, subrayaba lo que más me gustaba de cada uno, ponía los sesenta folios en el suelo como un puto maníaco y la parte con Asperger de mi cerebro leía las partes subrayadas, encajaba las piezas del puzle y elaboraba mentalmente un todo. Luego cogía el ordenador y poco a poco y con un mínimo de investigación en Google me iba haciendo mi tema con un número de palabras exacto para ser escrito a mano durante las dos horas del examen sin tener que pararme a pensar en el contenido (es decir, que me los tendría que aprender de memoria). Pero bueno, eso ya vendría. Con mi nuevo método absurdo conseguí reducir la elaboración de cada tema a una semana y algo, y cuando descubrí que podía reciclar las introducciones y conclusiones de varios de ellos (agrupándolos por bloques), ni te cuento. Las referencias al final, que también me costaba un montón citarlas al principio, se redujeron a cuatro o cinco libros que usaba indiscriminadamente sin preocuparme mucho porque sabía que nadie iba a comprobar nada. Era el puto Stephen King de los temas de oposiciones y mi teclado estaba on fire.
Al final terminé preparando menos de la mitad de temas del temario oficial. Preparar 69 era absurdo (e imposible de preparar y de estudiar a esas alturas), así que confié ciegamente en la probabilidad (92%), me leí el temario entero y simplemente elegí los que más me gustaban. Como curiosidad para quien no sepa de qué va el rollo, el temario era este:1. Evolución de la didáctica de las lenguas. Tendencias actuales de la didáctica del inglés lengua extranjera. Los enfoques comunicativos.
2. Teorías generales sobre el aprendizaje y la adquisición de una lengua extranjera. El tratamiento del error.
3. El proceso de comunicación. Funciones del lenguaje. La lengua en uso. La negociación del significado.
4. La competencia comunicativa. Análisis de sus componentes.
5. La comunicación oral. Elementos y normas que rigen el discurso oral. Rutinas y fórmulas habituales. Estrategias propias de la comunicación oral.
6. La comunicación escrita. Distintos tipos de textos escritos. Estructura y elementos formales. Normas que rigen el texto escrito. Rutinas y fórmulas.
7. Sistema fonológico de la lengua inglesa I: las vocales. Símbolos fonéticos. Formas fuertes y formas débiles. Los diptongos. Símbolos fonéticos. Comparación con el sistema fonológico de la lengua o lenguas oficiales de la Comunidad Autónoma correspondiente.
8. Sistema fonológico de la lengua inglesa II: las consonantes. Símbolos fonéticos. Comparación con el sistema fonológico de la lengua o lenguas oficiales de la Comunidad Autónoma correspondiente.
9. Sistema fonológico de la lengua inglesa III: acento, ritmo y entonación. Comparación con el sistema fonológico de la lengua o lenguas oficiales de la Comunidad Autónoma correspondiente.
10. Léxico. Características de la formación de palabras en inglés. Prefijación, sufijación y composición.
11. La palabra como signo lingüístico. Homonimia. Sinonimia. Antonimia. "False friends". Creatividad léxica.
12. Concepto de gramática: reflexión sobre la lengua y su aprendizaje. De la gramática normativa a la gramática en función del uso de la lengua y de la comunicación
13. Expresión de la cantidad.
14. Expresión de la cualidad. Expresión de grado y comparación.
15. Expresión del modo, los medios y el instrumento.
16. Expresión de la posesión.
17. La localización en el espacio: lugar, dirección y distancia.
18. La localización en el tiempo: relaciones temporales. Frecuencia.
19. Tiempo real y tiempo verbal. Aspecto y modo.
20. Los verbos auxiliares y modales: formas y funciones.
21. El infinitivo y la forma en -ing: sus usos.
22. "Multi-word verbs".
23. Estructura de la oración en inglés: afirmaciones, preguntas, negaciones y exclamaciones.
24. Expresión de la aserción, el énfasis y la objeción.
25. Relaciones de causa, consecuencia y finalidad.
26. Expresión de la duda, condición, hipótesis y contraste.
27. La voz pasiva. Formas y funciones.
28. Macrofunciones lingüísticas para expresar las intenciones comunicativas más habituales: entablar y mantener relaciones sociales, dar y pedir información sobre objetos, personas y acciones, expresar actitudes intelectuales y emocionales.
29. Análisis y articulación del discurso. Cohesión y coherencia. Anáfora y Catáfora. Los conectores. Deixis.
30. El discurso directo y el discurso indirecto.
31. Texto y contexto. Tipos de texto. Criterios para la clasificación textual. El registro.
32. El texto narrativo. Estructura y características.
33. El texto descriptivo. Estructura y característica.
34. El texto argumentativo. Estructura y características.
35. El texto explicativo. Estructura y características.
36. Los textos dialógicos. Estructura y características.
37. El lenguaje literario. Los géneros literarios. La crítica literaria.
38. El inglés científico y tecnológico, comercial y administrativo.
39. Estrategias de análisis del texto.
40. Estrategias de comunicación. Definición y tipología.
41. La romanización. Influencia del latín en la lengua inglesa. Préstamos y calcos.
42. La conquista normanda. Influencia del francés en la lengua inglesa. Préstamos y calcos.
43. La literatura medieval de transmisión oral: la leyenda Artúrica. G. Chaucer: Los Cuentos de Canterbury.
44. Shakespeare y su época. Obras más representativas.
45. Gran Bretaña en el siglo XVIII: desarrollo socioeconómico y articulación política; la actividad cultural y técnica. Grandes novelistas de la época.
46. La configuración histórica de los Estados Unidos de América: de la independencia a la guerra de secesión. Novelas de referencia: The Scarlet Letter, The Red Badge of Courage.
47. La revolución industrial inglesa; su influencia como modelo de transformación histórica. Los cambios sociales y políticos a través de la literatura de la época. C. Dickens.
48. El Romanticismo en Gran Bretaña: novela y poesía.
49. Construcción y administración del Imperio colonial británico en los siglos XVIII y XIX. J. Conrad y R. Kipling.
50. La novela victoriana.
51. O. Wilde y B. Shaw.
52. La evolución histórica de Estados Unidos: de A. Lincoln a F. D. Roosevelt.
53. La novela, el cuento y la poesía en Estados Unidos: H. Melville, E. A. Poe y W. Whitman.
54. El humorismo: M. Twain. H. James y el cosmopolitismo.
55. La generación perdida: S. Fitzgerald, J. Steinbeck y E. Hemingway. La narrativa de W. Faulkner.
56. Relaciones históricas entre Irlanda y Gran Bretaña. Autores irlandeses: S. O’Casey y J. Joyce.
57. El Reino Unido en el período de entreguerras y durante la segunda guerra mundial. Autores literarios representativos.
58. Evolución política, social y económica del Reino Unido e Irlanda desde 1945. Su presencia en la Comunidad Europea. Panorama literario de este período en estos países.
59. Evolución política, social y económica de Estados Unidos desde 1945. Su significación en la política internacional. Panorama literario actual en los Estados Unidos.
60. La novela negra norteamericana: D. Hammett y R. Chandler. La novela detectivesca inglesa. P. D. James.
61. La incidencia del cine en la difusión de la producción literaria en lengua inglesa.
62. La Commonwealth. La diversidad cultural. El desarrollo de variedades lingüísticas. Influencias y manifestaciones interculturales. Las novelas de E. M. Forster, D. Lessing y N. Gordimer.
63. Las instituciones británicas. Las Cámaras parlamentarias. El Gobierno. Los partidos políticos y el sistema electoral. La Corona.
64. Las instituciones estadounidenses. La Constitución. La organización territorial. El presidente. El Congreso. Los partidos políticos y el sistema electoral.
65. El sistema educativo en el ámbito anglosajón.
66. Dimensión cultural de la anglofonía en el mundo actual. El inglés británico y el inglés americano. Presencia de la lengua inglesa en España. Los Anglicanismos.
67. Los medios de comunicación en lengua inglesa (1): el estilo periodístico. La prensa. Periódicos de calidad y periódicos sensacionalistas.
68. Los medios de comunicación en lengua inglesa (2): radio y televisión. La publicidad en las culturas anglofónicas: aspectos lingüísticos y semiológicos.
69. Sociedad y cultura. Estereotipos y emblemas de los países de habla inglesa. La canción en lengua inglesa como vehículo de influencia cultural.
Así que esta es la poco emocionante historia de cómo preparé mis temas. Para hacer las unidades didácticas (para los profanos: una especie de libro de texto de tu materia), pues algo parecido. Tenía una cantidad de material -la mayoría robado en PDF, para qué engañar- que ni la sección de libros de inglés en Fnac, pero llegué a un punto en que ni me daba tiempo a leerlo todo ni quería arriesgarme a que X actividad le sonara a un miembro del tribunal que hubiese usado ese libro. Que no iba a pasar, pero así soy yo. De modo que me olvidé de las editoriales tradicionales, me gasté otro dineral en comprar libros de texto de otros países -mis favoritos y más realistas terminaron siendo portugueses y polacos, pero me hice hasta con los libros oficiales que edita el Ministerio de Cultura de un país acabado en -stán- y me metí en faena. Los analicé de cabo a rabo, aprendí InDesign haciendo mil tutoriales a saco durante una semana, elaboré una estructura básica de mis unidades didácticas con lo que quería en cada una de ellas y, finalmente, fusilé lo que me gustaba de mis libros favoritos y lo aderecé todo con un diseño muy chulo y métodos y herramientas originales que sabía que a casi nadie se le habrían ocurrido. Hasta me curré unas capturas de un mierdijuego que hice en dos tardes en RPG Maker y que supuestamente había hecho para enseñar inglés; en realidad eran mockups de la peor especie, pero daban el pego y quedaban de puta madre. Mi propia profesora me dijo, después de mandarle mi segunda unidad, que no la presentara en clase porque se me copiarían.
Total, que en unos meses tenía hechas 12 unidades de las 15 que se pedían (difícil sería que salieran en el sorteo las bolitas de las unidades que no había preparado) y la programación salió prácticamente sola después del palizón que me había dado. Todo esto lo iba haciendo al tiempo que estudiaba los temas, algo que casualmente comenté hace poco:En las oposiciones, en cambio, como tenía que aprenderme los temas en inglés palabra por palabra, solo leía, subrayaba y hacía un miniesquema con la estructura. Más o menos calculaba que con seis veces de lectura atenta -me grababa leyéndolos y los leía a la vez que los escuchaba- me los sabía bien, y de diez a doce para sabérmelos de memoria (ocho páginas a mano cada tema; creo que me aprendí 28 de 69 que tenía el temario entero)
Ah, y falta el detalle de que a dos meses de las oposiciones me petó el disco duro y perdí más de una cuarta parte de mi trabajo. Eso fue divertido. Creo que los temas los tenía todos imprimidos, pero me desaparecieron unidades enteras cuyos archivos corruptos sigo conservando en la carpeta OPOS 2 como si fuera un cementerio digital.
Menos mal que no me iba a extender. Saltemos temporalmente a los días anteriores a las oposiciones. Me sabía los temas de pe a pa. Dado que no todos me gustaban lo mismo -porque mi 30-70 resultó en unos temas muy buenos y otros menos buenos que me prohibí perfeccionar-, hice una lista ordenando de mejor a peor cada uno de ellos para tenerlo claro si el día del examen salían varios que me sabía. Lo mismo con las unidades. Romper el ciclo infinito de ver algo imperfecto > perfeccionarlo > volver a ver algo imperfecto > volver a perfeccionarlo me costaba tanto que casi me tenía que atar las manos, pero no se podía hacer otra cosa.
Este apasionante relato de superación digno de ser llevado al cine debería tener un final apoteósico en el que triunfara el bien sobre el mal -posiblemente con alienígenas si se encargara Spielberg-, pero no fue así. Pese a todo mi esfuerzo y mi cambio radical, me pilló el toro en lo que al final resultó más importante: la defensa de mi programación y unidades ante el tribunal. Y amigo, ya puedes leer el mejor tema del mundo en las oposiciones, que como tu presentación de la parte didáctica no sea la hostia, te vas a tu casa con el rabo entre las piernas.
Y eso pasó. Tuve la suerte de que salieron varios de los temas que me había preparado, entre ellos el 11, que era mi favorito. Fui a leerlo y los del tribunal fliparon; me fui del instituto con una sonrisa de oreja a oreja. El problema era que unos días más tarde era la parte de las defensas y no las había practicado en serio ni una sola vez (la de la programación, ni en serio ni en broma). Para más inri, no solo quería presentarme en mi comunidad, sino que también había oposiciones en la comunidad de al lado un poco más tarde y me había matriculado a regañadientes por recomendación de una amiga. Y claro, como era el plan B y no iba precisamente sobrado de tiempo, dejé la adaptación de mi material a esa comunidad para el final, por lo que se me juntó todo. Además, para examinarme del tema y entregar la programación en la comunidad B tenía que desplazarme 350 km sin tener coche y teniendo que hacer noche en la ciudad, por lo que perdía más tiempo todavía.
En resumen: fui a las defensas de mi comunidad sin apenas haber practicado las presentaciones de las unidades y habiendo hecho un ensayo de la defensa de la programación una sola vez a las 4 de la mañana. Así de imbécil soy. Por comparar un poco, mis compañeras de la academia llevaban de tres a cinco meses practicando (una de ellas no se conformaba con presentar delante de un espejo, su novio, sus amigas y su familia, sino que lo hacía hasta con peluches). Me tocó defender el penúltimo día de las oposiciones siendo además el último opositor del día; hacía un calor de mil demonios y los miembros del tribunal, hasta las narices de ver decenas de candidatos repitiendo lo mismo durante semanas, no estaban tan simpáticos como la otra vez. La presidenta del tribunal ni me llegó a mirar y uno entró y salió tres o cuatro veces durante mis presentaciones y dejó la puerta abierta de la clase mientras hablaba con alguien en el pasillo, pero lo que más me jodió fue que dos de ellos estaban mirando mis unidades durante mi exposición -ya que di una copia a cada uno- y se pusieron a señalar algo y a cuchichear mientras yo estaba ahí sudando la gota gorda y jugándome mi puto futuro profesional. Si ya estaba como un flan y llevaba dos días sin dormir, pensar que había metido la pata hasta el fondo en algo y que se habían dado cuenta de la imperfección de mis imperfectas unidades solo ayudó a desconcentrarme y a que el resto de mi presentación no pasara de mediocre. Ese día me fui a mi casa dando por hecho que había suspendido.
Como ya daba por arruinado mi plan A, decidí ponerme las pilas con el B en los pocos días que tenía para mejorar. Recuperé horas de sueño, aparté los temas de mi vista y me dediqué a practicar las puñeteras presentaciones hasta rozar los límites de la locura. Casualmente, en esta otra comunidad también me tocó de los últimos y el calor en pleno julio era incluso peor. El tema que me había salido no era mi favorito, pero estaba en un puesto digno de mi top 10. Fui a leerlo y, contra todo pronóstico, todos los miembros del tribunal estaban atentos a lo que les decía.
Aun así, esa era la parte fácil. Mientras esperaba a que me llamaran para las defensas -te encierran en una habitación durante una hora para prepararla-, vino el presidente del tribunal y me dijo que tenían que revisar la programación porque no encontraban no sé qué apartado.
Para los que no hayáis hecho estas oposiciones, ahora es buen momento para decir que, dada la cantidad de opositores que se presentan, los tribunales van a degüello a buscar defectos en tu programación para expulsarte del proceso selectivo y ahorrarse el trabajo que supone un candidato más, y si eres de fuera imagino que buscan con más interés aún. Leerse el tocho que has escrito no, pero buscar márgenes más estrechos, un tipo de letra más pequeño o más grande o un título raro que se te haya colado, eso sí que lo hacen. En mi caso, buscaban una sección que se mencionaba en la convocatoria de esa comunidad y no de la mía, y me cagué porque en ese momento dudaba hasta de cómo me llamaba. Afortunadamente, la sección apareció y cumplía el requisito absurdo que pedían -a saber cuántos opositores cayeron aquel año por eso- y fue entonces cuando el presidente me dijo:
- Menos mal que sí que lo tienes, porque sería una lástima quedar eliminado después de un tema tan cojonudo.
Oh, el registro informal. Qué bonito es cuando viene de alguien importante. Aquella palabra fuera de lugar me supo a gloria y me dio el empujón necesario para bordarlo en las presentaciones, cosa que hice seguidamente. Presenté mis unidades como si fuera un puñetero representante de Planeta DeAgostini; los convencí con mi mejor acento pijo británico de que mi programación era la most bestest del mundo mundial. Mi boca se movía sola y mi cerebro me decía de vez en cuando: "tío, les estás violando los oídos con tu descomunal rabo eoliano... y les está encantando". Hasta me permití el lujo de soltar un par de chistes. Y se rieron. Solo me faltaba desnudarme, sentarme con los pies encima de la mesa y pedirles una piña colada.
Llegó la hora de las preguntas -que en esta comunidad sí se hacían, no como en la mía- y las contesté de puta madre y resolví los casos prácticos que me propusieron con la confianza de uno que lleva dando clase cuarenta y siete años y medio. La última pregunta ya fue más bien un comentario, porque una de las profesoras cogió mi unidad didáctica, la levantó y dijo (os lo juro por mi madre):
- Esto es tan bueno que podrías venderlo a una editorial.
Desde tiempos inmemoriales, el hombre se ha preguntado si se puede tener un orgasmo brutal sin eyaculación. La respuesta es un rotundo sí, siempre que practiques sexo tántrico o alaben tu trabajo en unas oposiciones.
Meses más tarde, por si no fuera suficiente, sustituí a otra profesora del tribunal (a la que ni siquiera reconocí, vaya) y me dijo que se acordaba perfectamente de mí porque no había visto una defensa mejor en su vida. Después de eso decidí dejar de follar con supermodelos porque mi ego no podía hincharse más.
Ya sé que este post, que he empezado a escribir para dar consejos a Góngora desde mi perspectiva como opositor, ha terminado degenerando en una sobrada intragable más propia de un blog, pero ahora ya está escrito y al menos espero que le sirva de algo al OP. Al final terminé aprobando en la comunidad A con nota discreta (la suficiente para que me llamaran a hacer sustituciones ese mismo curso, aunque yo ni me enteré) y sacándome la plaza a la primera con el único 10 de la comunidad B, aunque esto último tuvo mucha más tela y ya abrí un hilo al respecto en su día .
La moraleja de la historia es que vale más tener algo bien hecho y presentarlo de manera convincente y resultona que matarse para alcanzar una perfección imposible que puede que ni los miembros del tribunal aprecien llegado el momento. Al fin y al cabo, un gran porcentaje de tu nota en las oposiciones es pura suerte. Ahora que vienes descansado del verano, elige un número de temas suficiente para que la probabilidad esté de tu parte, manda a freír espárragos el resto y apréndetelos a tu ritmo sin cambiar ni una coma, que tienes tiempo de sobra. Lo que no puede ser es que desperdicies más años preparando unas oposiciones como estas. Si este año no puede ser y sacas un 7, al menos trabajarás haciendo sustituciones en las chimbambas como todo hijo de vecino y ganarás puntos de experiencia que valdrán más que 1000 horas de romperte la cabeza con los puñeteros temas.
Ánimo.
Tony Skyrunner escribió:¿Y cómo llevas las unidades y la programación?
Góngora escribió:Hola a todos
Abro este tema con el objetivo de desahogarme. Seguramente a la mayoría de vosotros no os interese para nada lo que voy a contar, pero yo siento la necesidad de expresarlo, ya que cuando una cosa la tienes metida y la sacas, nunca es malo. También me gustaría escuchar vuestros consejos y comentarios, ya que conocer puntos de vista siempre te puede ayudar.
En primer, lugar perdón por el tocho.
Ahora, voy con el tema
Actualmente siento una sensación de fracaso tremendo, que me está comiendo mucho la cabeza. Soy consciente de que mi forma de ver la vida, al final, ha jugado en mi contra. Me he obsesionado tanto con el tema de los estudios, notas, exámenes, que al final, tanta pretensión de perfección creo que me ha acabado haciendo pupa, y lo que realmente yo creía que era bueno, al final ha sido veneno, y me ha causado carencias a otros niveles.
Yo, desde que era pequeño, siempre he sido un buen estudiante, que ha sacado muy buenas notas. En ningún momento he tenido la presión familiar…todo lo contrario. He sido yo mismo el que le he dado importancia al tema, sin necesidad de que me incitaran a ello. Sé que muchos padres presionan a los hijos para que estudien, saquen buenas notas, sean los mejores, estudien la mejor carrera. En mi caso, ha sido una cosa mía, en la que mi familia no tiene nada que ver. Eso lo primero.
Para mí, obtener buenas notas, ha sido una prioridad absoluta desde que era pequeño. Yo no me conformaba con aprobar. Tenía que sacar una calificación “alta”, o al menos, hacer todo lo posible por obtenerla. Sacar nueves y dieces me ha dado una satisfacción enorme en cada uno de los niveles educativos. Podríamos decir que en un 95% de las veces, siempre me he movido en esas notas de sobresaliente. Cuando sacaba alguna vez (que era muy poco) alguna nota en poquito más baja (siete, ocho), siempre se me quedaba una sensación de vacío, como una espinita clavada. No sé cómo explicarlo. Sentía como si faltara algo, como si me hubiera fallado a mi mismo. Yo soy una persona muy muy muy perfeccionista y autocrítica, demasiado. Soy conciente de ello.
Cada vez que he tenido alguna nota que no superaba mis expectativas, aunque siempre me llevaba el sofocón, al final siempre lo asumía, y me conformaba con una cosa: aunque no llegara al ansiado nueve, había dado todo lo habido y por haber para sacarlo. Yo soy una persona que he dedicado un montón de horas a los estudios. Para cualquier cosa, aunque sea el típico control de 1 tema, lo he dado todo, me he dejado todo lo había en ello. El hecho de haber trabajado mucho, me consolaba de esos fracasos (entre comillas), ya que al final, más esfuerzo del que le ponía, no lo podía poner. Eso me ayudaba.
Desde siempre lo he pasado muy mal en los días previos a recibir una nota de algún examen. Yo me como mucho la cabeza. Cuando hago un examen no hago más que mirar y requetemirar todo lo que he puesto. Soy muy perfeccionista. Al estudiar tantas y tanas horas, al final se te quedan todos los detalles del tema, y como se me olvide alguna cosilla, por muy insignificante que sea, ya me estoy preocupando, ya que pienso que la he cagado. Imaginad que me piden escribir la biografía de Platón, y se me olvida algún dato menos importante como el nombre de su padre. Yo tengo que poner todo. Como algo me falte, ya estoy dándole vueltas a la cabeza, y creo que me va a salir mal. Luego, en la práctica, siempre pasaba lo mismo: me comía la cabeza, para luego sacar siempre un 9 o un 10. Yo mismo me lo decía. ¿Para qué tantas vueltas?, pero siempre me pasaba lo mismo. Uno cree que no lo ha hecho bien del todo, y eso te genera mucha inseguridad. La noche antes a recibir una nota siempre estaba pensando, por muy bien que me hubiera salido el examen, y eso sé que no es bueno para la mente, estar todo el día así. Recuerdo, por ejemplo, en la Universidad cuando nos daban las notas por Moodle, estar cada 5 minutos entrando y saliendo para ver si ponían las notas. Demasiados nervios (y emociones) he pasado con este tema, tanto en lo bueno como en lo malo
En la época del colegio, recuerdo sacar buenas notas sin dedicarle mucho tiempo. Es normal. El nivel es bajo, no hay dificultad. Con un poquito que hicieras, conseguía llegar sin problemas al sobresaliente. Era un niño, pero recuerdo que para mí era muy importante sacar una buena nota. Acostumbrarse a lo bueno yo creo que ha sido uno de mis problemas. Me acuerdo que algún familiar me lo decía: no va a ser tan fácil cuando seas mayor. Suspender alguna vez, como me ha dicho alguien alguna vez, creo que me hubiera venido muy bien
En el instituto conseguí mantener las buenas notas, pero también recuerdo que tenía que dedicarle bastante tiempo y darle demasiada solemnidad al ritual de estudio, para el nivel en el que estaba. Cuando estaba en la ESO necesitaba estudiar mínimo 4 horas diarias. Fui aquí cuando adquirí el hábito de estudio que ahora tengo. Desde los 12 años recuerdo llevar las cosas de los estudios siempre al día. Es que ningún día he fallado. Siempre que llegaba a casa me ponía a estudiar lo que había dado en el día: me ponía a leer lo que habíamos visto, lo resumía y esquematizaba y lo repetía las veces que hicieran falta hasta sabérmelo como la palma de la mano. El objetivo era no acumular trabajo. La idea de que se fuera acumulando tarea me ponía muy nervioso. Tenía que llevarlo al día sí o sí.
Seguramente ese método es bueno, pero a la larga, ha tenido la culpa de lo que viene después. Desde pequeño me he acostumbrado a estudiar sin presión, con mucha antelación, poquito a poquito, a base de repetir y repetir las cosas. Ahora soy incapaz de hacer nada cuando me veo presionado. Tengo la sensación de que no funciono igual en situaciones límite o contrarreloj. Me bloqueo. Para sentirme seguro tengo que hacer las cosas con antelación para que me dé tiempo a prepararme bien. Yo era de los que sufría cuando mandaban cosas de un día para otro. En los exámenes no había problema porque yo me los preparaba a base de un poquito cada día. El hecho de aferrarme a este método creo que a largo plazo me ha hecho más mal que bien, aunque me haya dado unas notas brillantes
Cuando estaba en la ESO recuerdo que siempre sacaba buenas notas. Tenía fama de empollón y eso hacía que la gente no te viera con buenos ojos. Ya sabéis cómo son los adolescentes y las tonterías que se hacen a esas edades. Recuerdo que sacaba buenas notas, pero también recuerdo que algún profesor me decía que le daba demasiada trascendencia para un nivel que todavía no era muy alto. Hablar de calendario de estudio, agenda, horas de estudio, no es muy normal en un chaval de 12-13-14 años. Estaba bien introducirse en ese mundillo, pero no de esa manera tan solemne. Recuerdo esa palabra porque la tutora de 2º de la ESO se lo dijo a mis padres. Y un comentario generalizado en todos los profesores era que me excedía demasiado en las cosas de clase, pecaba de ser demasiado maduro y estricto para mi edad, que hacía una sobreesfuerzo para el nivel en que estábamos, que hacía más de lo que se te pedía. Todo esto, en su momento, no le daba importancia, pero ahora lo entiendo perfectamente. Todo llevado a su exceso es malo (incluido lo que “se debe hacer”)
Si yo estudiaba tanto era porque yo tenía la sensación de que necesitaba hacer todo esto para verme capaz de superar las asignaturas. Yo, sin un estudio, soy incapaz de hacer nada. Eso lo llevo arrastrando desde pequeño. La improvisación me mata. Yo sé que compañeros míos sacaban la misma nota que yo, o casi la misma, sin dedicarle tantas horas, pero a mí me daba igual. Yo me preocupaba por lo mío, aunque siempre hubiera sornas con este tema por parte de la gente de clase. Se cachondeaban porque a lo mejor yo solo sacaba un punto más que ellos, cuando yo me mataba a estudiar y ellos no
Yo soy una persona que necesito mi tiempo. No me considero inteligente. Al revés…me acuerdo que cuando nos hacían los dichosos test de inteligencia siempre sacaba en torno a 95, algo normal. Esto causaba risa en la clase, ya que yo tenía fama de empollón, y les resultaba gracioso que el empollón fuera de los últimos en este test. Yo si he sacado las notas que he sacado es por trabajo, codos, esfuerzo, tiempo, aplicación de técnicas de estudio. Todo eso ha servido para superar cualquier tipo de bache.
Yo entiendo bien las cosas, nunca he tenido problemas de asimilación, me quedo con la idea a la primera. Lo que pasa es que me he exigido tanta perfección que hasta que no salen las cosas exactamente igual a como deben salir, no me quedo satisfecho. Por eso, repito, insisto tanto las cosas. Quiero perfección conmigo mismo, o al menos, quedarme contento. La idea la entiendo. No tengo problemas de ningún tipo. Lo que pasa es que hacerlo hasta que quede cerca de lo perfecto es muy difícil. Ya sé que la perfección es difícil. No aspiro a la perfección pero no me conformo con cualquier cosa. Yo soy una persona 9. Yo en mis exámenes tampoco buscaba el 10. Con llegar a un nivel global sobresaliente me conformaba, y para eso necesitaba hacer las cosas lo mejor posible. De ahí esa necesidad de repetir las cosas, repasar tantas veces, insistir tanto, no dejar las cosas hasta que estén bien.
En mi época de instituto, analizándola ahora con cierta objetividad, veo que ya había cosas que han tenido repercusión en mi persona posterior. En esa etapa no eres conciente de ello. Ese sobreesfuerzo que hacía no me afectaba tanto como ahora. Es normal. En Secundaria, todavía no hay mucha dificultad. Es verdad que le dedicaba muchas horas para el nivel en que estaba, pero tampoco era el súmmum de la dificultad. A lo mejor estudiaba 4-5 horas todas las tardes, pero siempre tenía algún huequecito para hacer las cosas que me gustaban, y respetaba bastante los fines de semana. Ese es otro de los problemas. A medida que pasaban los años, he ido quitando ese espacio a todo eso, y es lo que me ha quemado
Por eso, puedo decir que mi etapa de colegio e instituto, a nivel general, fue buena. Los problemas los veo ahora analizándolos desde el futuro, pero yo no lo viví tan agotados como estoy ahora. Seguramente eso me haya afectado, pero en su momento lo viví bien a pesar de que yo era consciente que le dedicaba demasiado tiempo. Pero como las notas eran buenas (en todos los cursos de la ESO no bajé del 9), pues siempre tuve buenas sensaciones.
El curso donde lo pasé un poquillo mal fue en 2º de Bachillerato: muchos exámenes en poco tiempo, mucho contenido, presión de Selectividad…. En ciertos momentos del curso tuve que renunciar al ocio, para poder mantener una nota alta: pasarme la tarde estudiando sin descansar, sacrificar fines de semana. Ahí me empecé a quemarme un poquito. Lo que pasa es que eso sucedía en épocas puntuales del curso (en exámenes), y como la nota fue buena (un 9,8 en Bachillerato y un 9,3 en Selectividad), al final, mereció la pena.
Recuerdo que en esta época, me costaba mantener el ritmo de trabajo, ya que al aumentar el temario, tenía que combinar el estudio de los temas nuevos que dábamos cada día, con el repaso de temas anteriores, y al ser tantos temas los que iban pasando, tenía que repasarlos para no olvidarlos. Entonces, veía que la tarde corría y no me daba tiempo a hacer lo que yo quería (estudiar lo del día, repasar temas anteriores y preparar exámenes). Veía que no llegaba. Por eso, tuve que sacrificar ocio y findes, y el hecho de trabajar a contrarreloj, me estresaba y me ponía muy nervioso. Todas las noches llegaba a la hora de la cena y siempre quedaba algo pendiente que tenía que completar antes de acostarme. Ahí tuve la sensación de tener ansiedad por primera vez y de dudar de mis capacidades. Lo que pasa es que los resultados eran buenos y eso te animaba a seguir así. Me dieron además la matrícula de honor y el primer año gratis de Universidad, así que todo ese esfuerzo mereció la pena, pero hay que reconocer que sudé un montón, ya que entre repasos y temas nuevos, era una olla a presión tremenda cada día. Los profesores explicaban más rápido. Por tanto, más contenido para estudiar por la tarde. Había veces, que te decían “esto te lo estudias por tu cuenta, que es fácil, pues prefiero gastar tiempo en esto que es más difícil”. Por tanto, más trabajo para casa y más cosas se te acumulaban. De 1 página por asignatura en la ESO, recuerdo a tener que estudiar 3-4 en una tarde. Compatibilizar eso con las pretensiones de sobresaliente era algo complicado. Para alguien con aspiraciones al 5, ese objetivo no es tan difícil, pero para mí, que era importante sacar nota, todo esto me agobiaba.
En ese curso recuerdo por primera vez no disfrutar de los contenidos. Yo siempre he disfrutado de las asignaturas. Por eso, para mí, no era tan traumático dedicarle tanto tiempo. En ese curso sentí no disfrutar con lo que hacía, ya que el estrés te impedía aprender con alegría. Por lo menos, en la carrera, logré recuperar el gusto por lo que estudiaba.
Después llegó la Universidad. Escogí una carrera de Letras, de esas vocacionales. Al contrario de lo que pueda parecer, esta época no fue tan traumática.
Mantuve las mismas pautas de estudio de 2º de Bachillerato, pero al ser contenido que me gustaba no fue tan agobiante. Después de lo mal que lo pasé el curso anterior, no me resultó tan chocante el salto a los estudios superiores.
A lo mejor, cada tarde, me pegaba sesiones maratonianas de estudio, sin descanso. Me ponía después de comer, sobre las 3 y me daban las 10 de la noche, pero como el contenido me apasionaba, no me importaba dedicarle tanto tiempo. Al revés…la tarde pasaba y ni me daba cuenta. Perdía la noción del tiempo. Terminaba cansado y exhausto, pero a la vez satisfecho ya que me gustaba lo que hacía. Encima iba obteniendo unos resultados muy buenos (mi media de la carrera fue de un 9,4, con profesores que tienen fama de duros, que no se casan con nadie).
El sistema mío de estudio funcionó muy bien. En época de no exámenes, lo daba todo. Sin presión estudiaba muy bien. Llevaba las cosas al día. Al ser pocas asignaturas por día, me daba tiempo a repasar y repasar una y otra vez, y poder hacer las cosas a mi ritmo, que quedaran a mi gusto. Al ser pocas asignaturas por año, tuve más seguridad y podía dedicar todo el tiempo del mundo a alcanzar ese nivel sobresaliente que tanto me gusta. En época de exámenes lo pasaba un poquito peor, pero al haber hecho todo el trabajo gordo antes, lo único que me tocaba era repasar. El buen trabajo durante el cuatrimestre, me hacía reducir la ansiedad típica del periodo de exámenes.
Aunque tenga idealizada esta época (poder compatibilizar gusto por lo que haces, menor volumen de trabajo y afán de alcanzar el sobresaliente), hay que reconocer, desde la distancia, que cometí muchos errores, que pueden haber causado carencias a otros niveles vitales. Por ejemplo, estaba tan ensimismado en los estudios que nunca me daba tiempo a hacer otras cosas (deporte, conocer gente, actividades, viajes, hobbies, salidas). Mi vida se reducía a casa-Universidad-casa, sin exagerar, pero como yo estaba contento con lo que estudiaba no le di importancia. Si algún domingo descansaba era para quedarme tirado en el sofá, ya que estaba cansado (mentalmente) de estar toda la semana dale que te pego con los estudios. Después de toda la semana, no te apetecía otra cosa que relajarte en casa, en lugar de hacer otras cosas. Como mucho, algún videojuego o forma de ocio casera.
De hecho, en época de vacaciones, al final, prefería quedarme en casa tirado a la bartola, que hacer cosas. Yo no soy muy de salir, pero sí me gustan los videojuegos, la música, Internet, la lectura. En verano siempre me proponía hacer cosas, pero luego el cuerpo me pedía estar en la cama o el sofá, descansando, ya que estaba como agotado después de todo el palizón del curso. Excepto algunos días que íbamos a la playa con la familia, el cuerpo me pedía quedarme en casa sin hacer nada, con la mente relajada, sin tener que hacer esfuerzos, ya que era como si los estudios te absorbieran las ganas de hacer otra cosa. Podríamos decir que disfrutaba con cosas cotidianas y banales: ir a hacer la compra, tomar un café en casa, dar un paseo por la noche con mis padres, etc…
De todas formas, yo por aquella época no tenía sensación de fracaso, ya que obtenía buenos resultados académicos e incluso me encantaba ese estado de abulia en verano, me relajaba no hacer nada o viendo cualquier tipo de programa de televisión barato o forma de ocio intrascendente. No sé si me explico. Yo me sentía cansado de tanto estudiar, pero a la vez placentero por las notas y porque me gustaba el contenido de las asignaturas.
La sensación de fracaso llegó después de acabar el Máster. Yo quiero presentarme a las oposiciones de profesor.
La preparación de las oposiciones me ha terminado agotando, quemando y desanimando totalmente. Sé que estos años la cosa se me ha ido de las manos, y que ese afán de exigirme tanto y hacer las cosas demasiado bien, me ha llevado a aborrecer lo que me gustaba.
Cuando acabé los estudios hace 4 años, decidí prepararme las oposiciones por mi cuenta. No me gustan las academias. Yo pienso que los temas de las academias son demasiado densos, extensos, técnicos y rebuscados. Me agobia enfrentarme a un tema de 50 páginas. Con todos los respetos, me parecen un coñazo. Se van por los cerros de Úbeda, no van al grano, se enredan en debates eruditos demasiado rebuscados, no son didácticos. Por eso, decidí prepararme mi propio temario, a base de apuntes de la carrera, libros, recursos en red…para que todo quedara bien resumido, masticadito y realista (10-12 páginas, con todas las palabras que se entiendan). Por lo menos, sé que lo que ha hecho es algo mío, y un tribunal va siempre a valorar positivamente que hayas hecho algo personal, en lugar de recurrir al resumen de la academia.
El trabajo ha sido durísimo. 72 temas. 3 años y pico preparándolo. Combinar rigor, síntesis y didactismo no es fácil. Y ese trabajo es el que me ha agotado mentalmente. Es que esos tres años no he vivido para otra cosa, convirtiéndose casi en una obsesión. No dejaba de pensar todo el rato en la preparación de los temas. Me levantaba a las 12 de la mañana. Me ponía hasta la hora de comer. Comía deprisa y corriendo, para ponerme otra vez a trabajar. Empezaba a las 3. Terminaba a las 10. Cenaba, y a las 11-12 ya estaba otra vez, y a veces me daban las 5-6-7 de la mañana. Por eso luego me levantaba tarde. Así todos los días. El tiempo pasaba volando. No me daba cuenta.
El problema ha sido querer aplicar mi pretensión de casi-perfección a un trabajo de este tipo. Con cada tema, me he pasado semanas y semanas, hasta que quedara a mi gusto: que no sea muy extenso, que se entienda todo, que se explica de forma sencilla, que guste a los que buscan algo de profundidad, que guste a los que buscan una estructura genérica sencilla, que si pongo esto de los apuntes, que si pongo esto de un libro, que si esta frase de Internet me gusta, voy a poner un guiño de lo otro. Cada tema ha sido un trabajo de chinos.
Yo, que soy muy exigente conmigo mismo, he sufrido muchísimo: pasándome media hora hasta elegir la frase correcta, leyendo los párrafos más de 10 veces, añadiendo detalles, eliminando cosas que creo que sobran, rehaciendo cosas ya hechas, haciendo diferentes combinaciones de epígrafes, si veía que se quedaba corto buscaba algo más, que si esto ahora no me gusta, debería consultar este libro para poner algo que es importante, que si esto es demasiado extenso, que si esto es demasiado breve, que si esto debería consultarlo otra vez porque puede ser polémico, creo que esto no está claro o incompleto. Le he dado hasta 4 vueltas al temario. Cuando acababa, siempre decía, otra vuelta más de repaso, y con esa vuelta me tiraba otros tantos meses, ya que siempre retocaba cosas. Pasándome las horas buscando errores de ortografía, de contenido o de expresión. A veces, he perdido una tarde entera en busca un dato casi anecdótico, que te ocupa media línea.
Al final ha tardado 4 años hasta que ese temario ha quedado como yo quería y estar un 100% satisfecho. El temario se lee bien, de corrido, lo entiendo todo.
El problema es que me he quemado tanto con la preparación que no tengo energía para estudiarlo. Es que estos 4 años han sido un calvario: mientras estaba en la cama a punto de dormir, pensando en lo que había que hacer al día siguiente, no he conseguido desconectar ni un momento, cuando estaba haciendo algo supuestamente lúdico, mi mente estaba en el temario (cómo puedo completar esto, qué idea debo colocar aquí, cómo debo expresar esto). Luego engañando a mi propia familia. Por la noche les decía que me metía en mi habitación para relajarme en Internet, cuando en realidad me metía para hacer los temas. Si un día me proponía descansar (por vacaciones de Navidad, verano), al final, siempre veía la carpeta del ordenador con los temas y terminaba haciendo cosas. 5 minutos se convertían en 3-4 horas. Para que veáis hasta dónde llegaba el extremo que un día de Navidad estuve haciendo cosas. Fue 20 minutos, pero se me vino a la cabeza una cosa y tuve que ponerme.
En estos años no he conseguido apartar de mi mente el tema de las Oposiciones: todo el día agobiado, con la respiración medio cortada, con ansiedad. A veces, por la noche, cuando ya apagaba el ordenador y la luz estaba apagada, tenía que levantarme para comprobar alguna cosa de los apuntes o leer alguna cosa para añadir, y así poder dormir más tranquilo. Es tremendo. Lo sé. Hasta que algo no quedaba bien, no me quedaba conforme y se me iban las horas en eso. A veces, una duda me llevaba a otra.
Yo también me sentía muy mal conmigo mismo, porque veía que no avanzaba, iba lento o las cosas no salían como yo quería. Era sentarme al ordenador y ya estaba nervioso perdido y agotado, aunque fuera la primera hora de trabajo. Me agobiaba cuando había cosas que no entendía, escribía algo que era difícil de procesar o no encontraba la palabra adecuada. También me dolía no recordar algún dato importante que supuestamente debería saber de la carrera (fecha, autor, idea). Es una sensación de inseguridad tremenda. Luego veías que la gente va más avanzada que tú y también lo pasas mal. Y lo peor de todo: me he quemado tanto, que he llegado a coger asco a todo lo que tiene que ver con el contenido del temario. Eso nunca me ha pasado. Y me hace dudar: no sé si elegí la carrera correcta, no sé si tengo capacidades, no sé si lo habré hecho bien, no voy a conseguir jamás aprobar esto, los demás saben más que yo, no entiendo cómo he conseguido sacar esas notas antes,
Mientras estaba con el temario, me daba rabia no poder hacer cosas que me gustan. Es que no he podido leer un buen libro en condiciones, jugar a un videojuego, dar un paseo tranquilamente, o si lo he hecho, ha sido con la mente en otro sitio y eso no se disfruta. Es que había veces que sonaba el teléfono y estaba tan metido en eso que ni lo escuchaba. Se me olvidaba tomarme la merienda. Me llamaban y ni me enteraba. Es que yo mismo me avergüenzo de hasta dónde he llegado
A veces pienso que por querer hacer las cosas bien, al final, me he acabado jodiendo. Lo que supuestamente es beneficioso, al final, es veneno puro. A veces pienso que he llevado demasiado lejos ese afán de perfección, autoexigencia y trabajo metódico. Yo lo he hecho con toda la buena intención del mundo, pero es que creo que yo mismo he sido mi propio enemigo.
Por culpa de haberme planteado así la vida, pienso que he despreciado toda mi juventud y de que carezco de ciertas habilidades y competencias que también son importantes para la vida. Por ejemplo, me preocupa mucho no tener tema de conversación cuando estoy con alguien. No sé de qué hablar, que no sean cosas de estudio. He estado tan desenganchado del mundo que no sabes qué decir. Yo veo que todo el mundo hace cosas, va, viene, tiene proyectos. A mí me preguntan y siempre digo lo mismo: ahí voy con los estudios. Parece que no tengo otra cosa que no sean los estudios, ya que no hago otra cosa
Muchas veces, profesores, gente de la familia, amigos de clase me decían que también era muy importante la vida social, tener aficiones…Como a mí me iba bien (en resultados), no hacía mucho caso, y ahora es cuando te das cuenta de que algo de razón llevaban. Pero la culpa es mía. Ahora lo analizo, y digo que cómo pude ser tan tonto por creer que por sacar buenas notas significa salir con trabajo. Es que yo también...Al revés..a veces pienso que no debería haberme agotado tanto y haber dejado fuerzas para después de la Universidad
Cuando acabé el temario en junio, me hice una promesa a mí mismo con juramento y todo: no iba a tocar en todo el verano un libro. Y así lo he hecho. He estado un par de meses tranquilo, relajado, haciendo cosas que me gustan. La ansiedad no desaparece del todo (es que han sido 4 años tremendos), pero se ha reducido muchísimo. Puedo decir que por fin he conseguido estar más o menos contento, sin preocuparme tanto del tema.
Ahora en septiembre voy a empezar a estudiar el temario que he hecho, y estoy cagado de lo que pueda pasar. Tengo miedo de volver a caer en esa espiral cuando empiece a estudiar. Yo me conozco y sé mis debilidades: me estreso cuando tengo que estudiar a contrarreloj, no me levanto hasta que no cumplo el objetivo, temo volver a enredarme horas y horas, pienso que es mucho contenido y hay poco tiempo, no sé si voy a poder memorizar tantos datos, no sé si conseguirá asimilar mi propio temario. Temo que me pase lo mismo que cuando hice los temas y me ensimisme de tal forma que vuelva a cometer esos errores de solo vivir para las oposiciones. Estoy acojonado
El problema que tengo es que la presión me puede. Como empiece a estudiar pendiente de la fecha de oposición, sé que no voy a rendir como me gustaría, ya que no conseguiré calmarme por el miedo a no llegar con todo el temario estudiado. Esa presión me impide memorizar bien y recordar datos. Por otro lado, sé que si estudio sin ponerme una fecha, esos nervios desaparecen y rindo muchísimo mejor. Por eso siempre he sacado buenas notas, porque el hecho de haber adquirido el método de estudio diario, elimina mucha presión: estudias cuando el examen aun está lejos. Pero claro, si sigo este método corro el riesgo de que salga la convocatoria y no haya acabado de estudiar el temario, y tener que andar dando explicaciones a la gente de por qué no te presentas es un asco. Ya sabéis cómo es la gente. Le encanta preguntar y saber cosas de lo que haces y dejas de hacer y sería muy triste tener que dar explicaciones de por qué no me presento. Tengo un cacao encima…
En fin…he escrito toda esta biblia porque necesitaba expresar lo que siento. No sé si lo leeréis. El hecho de escribirlo, me ayuda mucho. Por supuesto, me encantaría escuchar consejos sobre cómo afrontar este año que se avecina…¿Estudiar a mi ritmo y presentarme a las opos cuando esté preparado para así no tener presión? ¿Ponerme un límite de horas al día? ¿Estudiar sin ponerme límites hasta que el cuerpo me lo pida? No sé qué es lo mejor. Estoy hecho un lío
Perdón por el tocho. Lo siento mucho, pero necesitaba contarlo, así, desde el anonimato