Las amistades... Esa bomba de relojería.
He vivido problemas de todo tipo. Mi primer mejor amigo de la infancia se fue a vivir cuando éramos pequeños a otra localidad, así que adiós. Mi segundo mejor amigo de la niñez, se convirtió en algo así como el cabecilla de los "guays", y se ve que como a alguno de los otros chavalines no le había caído yo en gracia precisamente, me convertí en el centro de las burlas de él y los otros niños. Fue una infancia un poco difícil. Por suerte siempre había algún amiguillo de fondo, de estos del barrio, vecinos etc... Después de el "cabecilla", me fui a juntar con un chaval que parecía tener las mismas aficiones que yo, pero yo no se si ese chaval tenía algún... Trastorno psicológico o... Yo que sé... Un día de pronto, se le fue la cabeza. Lo que empezaron como empujones de rabieta de niño, terminaron con algunos insultos, golpes, escupitajos, de todo. No entiendo por qué, pero siempre fui un niño muy, muy tranquilo, y ante estas situaciones no sabía qué hacer, no podía ni moverme. Me quedaba literalmente paralizado. No era capaz de pasar de lo verbal, era incapaz de lanzar un puñetazo. Sólo lloriquear... Y cosas de la vida, ese chaval y yo nos juntábamos con algunos de los amigos que aún hoy en día mantengo. Ellos se decidieron por uno de los dos, y ese era yo, por suerte.
Hoy, uno de esos chavales ya es poco más que un conocido. Con el otro aún quedo de vez en cuando, pero ya ves tú, yo aquí, el en Pekín como quien dice, cosas de salir a la Universidad... Pero aún hay días que quedamos, con otros nuevos amigos que el me presentó. Ese grupo también tiene sus problemas... Y aunque conocí a uno de los que fue mis mejores amigos, últimamente sólo saluda cuando quiere, a veces ni responde, y todo viene desde su relación con su exnovia. Ahora mismo parece como que todo pende de un hilo. A ratos guay, a ratos parece que ni nos conocemos...
En tiempo de que aquellos chavales se decidiesen por mí, empecé a juntarme con la que es mi pandilla habitual. Ya conocía a uno de los chavales, de gustos similares a mi, que me introdujo, y que hoy es, si no mi mejor amigo, de mis mejores amigos. Ese grupo de poco más de media docena ha ido sufriendo cambios, unos a mejor, otros a peor, unos bruscos, otros regular... Y al final digamos que quedamos unos cuantos en el que los tres chicos que conformamos el pilar fundamental de la pandilla somos mi mejor amigo, el otro gran chaval que también es un buen amigo, y yo, aunque ciertamente, este último va a su bola, y con esto de la universidad, estoy separado de ellos.
El año que viene espero volver a reunirme, al menos, con mi mejor amigo, pero el futuro es muy incierto. Ando de mala manera en la universidad, nunca he tenido una relación estrecha con mis padres, y la indiferencia que me produce todo últimamente no me puede llevar a ningun buen puerto, además de que empiezo a temer por mi relación con mis mejores amigos. Quiero creer que de verdad están ahí, pero ahora ellos están juntos en el día a día, y yo apenas hablo de cuando en cuando con mi mejor amigo, y poco más. Digamos que aún mantengo mi papel, pero da la sensación de que mi vida se encuentra en horas bajas, de que una bocanada de aire podría llegar a dejar en el aire las piezas que apenas hace un año eran mi vida, puesto que mi nueva vida de universitario parece no terminar de cuajar tampoco.
Uno ha hecho siempre en su vida cuanto ha sido posible por mantener unas directrices basadas en la verdad, en el honor, la sinceridad, la nobleza, aunque sí es cierto que a mis padres les oculto sobre mis exámenes, creo que es algo que no puedo evitar, como simple respuesta a la poca fe que han demostrado en mí en los últimos años en este aspecto. Creo que nunca les he defraudado, puede que tuviese mis momentos de flaqueza, pero siempre me mantuve invicto de segundas oportunidades, por lo que es la primera vez que también los estudios se me ponen cuesta arriba, y cuanto más lo pienso, no en los estudios, si no en todo, más siento que me muero por dentro. Ahora mismo, escribiendo esto, me siento débil, depresivo.
El año pasado también fue el año en el que se acabó la relación con mi última exnovia. Estaba muy enamorado, y aún duele, pero se acabó, y aunque todos me intentan convencer de que es imposible estar seguro de que no pasará un nuevo tren para mí, que aún soy muy joven, etc, siento que lo que esa chica un día fue para mí, no voy a poder encontrarlo jamás en otra persona.
Aunque a lo largo de mi vida he tendido a ser catastrofista, he luchado por todo, he hecho cosas que jamás me hubiera imaginado que fuese a hacer, y me siento orgulloso de mí mismo, pero por el otro lado me entristece esta inmensa, inmensa sensación de soledad, de estar desorientado, de creer que el abismo me rodea. Temo que algún día no pueda más, se acabe la persona que hoy soy, me transforme en algo que no soy, o sencillamente caiga depresivo, solo, abandonado por la vida.