Las mujeres tienen mayor proporción de grasa corporal por norma general, pero mejor distribuida. Además mantienen mejor irrigados los órganos internos, lo que implica un menor riego a las extremidades, que se traduce en mayor sensación de frío. No es nada psicológico, pero todas las mujeres no son iguales, como todos los hombres tampoco, y habrá casos en que es el hombre el que pasa más frío. Pero no es lo más común.