En el momento que el colectivo dominante adquiere un perfil determinado de individuo con características concretas y lo hace suyo, ven al "disidente" (aquel que se sale de los parámetros sociales aceptados) como un extraño que interfiere en su visión de lo socialmente aceptable. Rápidamente se le juzga y condena al ostracismo y la marginación dejando que el aislamiento colectivo haga el trabajo sucio sobre el elemento discordante.
Se le juzga y condena de antemano evitando buscar aquello que es particular en el individuo "discordante", alejándose de la experiencia real que puede modificar estos juicios a priori de valor (como me gusta la palabreja...) y sentenciando como negativa cualquier actitud diferente.
Si el colectivo es más reducido, todo ello se magnifica ya que el perfil de lo tolerable es opaco y único y se establece por el criterio de la mayoría reducida y los ejemplos de lo "normal" son muy reducidos, por mo decir únicos.
Un buen remedio para ello, a parte de una buena educación, es la diversificación, el mestizaje, la "heterogeneización" de la sociedad y la anulación de las ideas absolutas y relativizar, hasta cierto punto, todos lo valores morales.
Por ello, la próxima vez que te miren de soslayo diles algo parecido y déjalos en evidencia, seguro que la próxima vez te miraran con otros ojos. Romper de vez en cuando un prejuicio ayuda a estimular el cerebro...
Saludos
PD. Estoy un poco aburrido... ¿Se nota?