El estilo gráfico es infumable, señores, una mezcla de android baratuno y juego flash anguloso que parece un aborto infantiloide. Si el mismísimo Ron Gilbert no es capaz de entender que además del guión cuidar la estética en una aventura gráfica es fundamental, pues conmigo que no cuente. El cuento de que ni siquiera los fans son capaces de respetar el juego que él quiere hacer, que se lo venda a jugadores menores de 20 años: aquí se ha ido a lo fácil y a ahorrar pasta en el departamento de arte. Que haga lo que le de la gana, pero que no nos venda la moto luego. A tomar el pelo a otra gente, oiga. Estoy un poco hartito de creadores listillos que se creen que tienen crédito infinito en la barra del mundo de los videojuegos.